En algún camino de la antigua Inglaterra, 1123
Arabella se había separado por accidente de Galaga. Ahora iba por ahí, refunfuñando porque no tenía idea de dónde estaba. Pero, también tenía miedo. La noche recién caía, y no tenía donde refugiarse.
White iba a su lado, con más ojos de los que una gata podía tener. Pues, al igual que su familiar, no tenía mucha idea de dónde se encontraban, y le costaba orientarse.
—Ah, Arabella es la última vez que confío en tu instinto ¿No es que tú mamá te educó para salir al mundo?
—White, cierra el hocico, no es mí culpa . . . —froto sus brazos con las manos— no entender puntos y líneas.
—Un mapa es más que eso —murmuro la gata.
Continuaron el camino, tiritando de frío, hasta que un ruido, el galope de un caballo, les hizo temblar del miedo. Y como si su sentido de la razón las hubiese abandonado, quedaron paralizadas.
Arabella, quien parecía correr con la suerte de seguir viva tras ir detrás de cualquier situación que la pudiera matar, comenzó a rezar, dispuesta a ganarse un lugar en el cielo a último momento.
Cerró los ojos esperando a su final. Pero este nunca llegó. Solo sintió el relincho del corcel en su rostro, y con temor, lento fue abriendo, un ojo a la vez.
—Oh —escapo de su boca.
Y cuando vio jinete, puedo, al fin, dar un respiro de alivio.
—El brujo —sonrió aliviada.
—El brujo —dijo White con disgustó.
Pese a la falta de luz, Arabella pudo distinguir su mirada amarilla, y dio algunos salto de alegría. Sabía que el no era cualquier brujo. Y que pese a su condición mágica, consideraba de buena suerte haberlo cruzado en su camino. O bueno, que este de haya topado en el suyo.
Se acerco a él, y espero lo que sea una palabra o una indicación de algo, pero este no parecía tan alegre.
—Entonces, ¿Pobre subir contigo? Juro que me portaré bien —hablo Arabella.
—Mejor no, yo seré tu corcel —dijo White.
—No, no te gusta ser un corcel.
—Si, pero ...
—Iremos con Baltimore —le interrumpió.
—Nunca dije que si —hablo al fin Baltimore.
—Oh, por favor brujo, no nos pueden dejar acá. Es tarde, hace frío, y no se leer mapas —rogo.
Baltimore, quien ya se había arrepentido sin siquiera haberle dicho que si, las dejo subir. No le podía negar una mano, menos cuando sabía que pronto haría más frío y caería la peor de las tormentas.
•
Arabella trataba de ser tan silenciosa como él durante todo el camino, pero había estado sola más de una hora y quería hablar con alguien que no fuera la felina que ya se sabía todas las historias.
Admiraba demasiado a Baltimore, y la capacidad que este tenía para ver en la oscuridad y la paciencia para no hacerla bajar del caballo. Tenía ese rasgo que le hacía recordar tanto a su madre, que a su lado se sentía segura.
Y cuando no pudo aguantar más, aún sabiendo que podría haber una consecuencia por estar hablando. Comenzó a hacerlo.
Así que contó, tan bajo como su voz y emoción le permitía, lo que fue haciendo hasta toparse con él. Desde el haberse librado de algunos goblins que la veían desde la oscuridad del bosque hasta como es que llegó a separarse de su compañero de ruta.
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Glitter & Gold.
FanficPorque hay veces en que los protagonistas brillan más que sus historias, y por eso que estás deben ser contadas. Sabemos que Arabella impuso temor con un vestido rosa, que Circe escapó de su trágico destino cientos de veces, que Hisirdoux surco si...