Edén tenía razón en una cosa. Uskad es hermosa. La ciudad está camuflada entre los altos pinos y la nieve. Protegida del gélido viento y de los intrusos.
Por las calles hay encendidos pequeños fuegos para mantener el calor, aunque está claro que la ropa de Aria no es la adecuada. Las mujeres allí visten con largas capas, abrigos y cálidas botas.
No sabe bien por qué aceptó la oferta de aquel desconocido. Tal vez el echo de retar a Hunk que, por supuesto, no sabe nada de su partida. O a lo mejor porque quiere saber de la manda. De como son, de que hacen, de encontrar las diferencias entre el norte y el sur.
La mano derecha del Alpha la observa mientras ella, entretenida, admira todo a su alrededor. Hunk dijo que la escogió por ser humana y débil. Pero ahora entiende que fué por algo más.
Aria es una mujer hermosa, de baja estatura y figura atractiva. Y ese pelo blanco, parece como nieve que vuela con el viento. Como escarcha una fría mañana. Puede entender el capricho del Alpha.
- Y esa de ahí es la plaza principal.- Le indica Edén con una sonrisa.
La plaza no es muy ancha, pero en medio de ella algo llama la atención de la muchacha. Un enorme arco de piedra del cual parecen caer chorretones de hielo. Una fuente congelada, que fascina por su rareza y hermosura.
Se quedan ahí, observándola durante unos segundos.
- ¿Y dime Edén?- Por fin habla la chica haciendo al nombrado girar hacia ella.- ¿Por que tu Alpha decidió que fuese su Luna sustituta?
Retoman a paso lento el paseo y el hombre parece pensarlo. Aunque Aria sea una mujer atractiva, Hunk no es de esos que se deja llevar por un sentimiento tan ridículo. Algún valor o importancia política o social tiene que tener la joven.
- Tal vez sea por tu pelo.
- ¿¡Mi pelo!?- Exclama sorprendida Aria recolocandose las blancas ebras detrás de la oreja.
- De haber sabido que era por esa estupidez me hubiese teñido.- Se queja haciendo reír a Edén por las ganas de la muchacha de deshacerse de su papel de Luna.
- ¿Sabes por que es así?- Siente curiosidad el hombre.
Pero ella niega. Se lo ha preguntado muchas veces, hasta a sus padres. Pero ninguno parece tener una respuesta a su rareza.
- Soy albina, supongo.
- A lo mejor tiene algun tipo de poder mágico.
Aria va a reirse a carcajadas de tan ridícula suposición cuando, de un solo golpe violento, sale disparada contra el suelo. Un peso sobre ella que le presiona el estómago. Por suerte la nieve frena un poco el duro impacto.
Pero no pierde el tiempo y trata de protegerse de las manos que se mueven furiosas contra ella.
- ¡Intrusa!- Escucha un grito femenino.
La figura encima de ella, que trata de acabar con su vida, es la de una mujer de pelo largo y claro que, rabiosa, clava sus uñas con fuerza en sus brazos.
- ¡Aléjate Maika!
Edén trata de separar a la loba de su pobre invitada que, aún en shock, trata de defenderse como puede de esa loca. Agarrandola de la cintura tira de ella hasta que por fin Aria puede salir de sus garras. Dejándose caer sobre la fría nieve con la respiración acelerada.
La rubia trata de zafarse de Edén que intenta hacerla entrar en razón.
- ¡Que está pasando aquí!
La profunda voz, que tan bien Aria conoce, hace a todos parar de golpe. La humana se incorpora como un resorte, ignorando el dolor de sus brazos. Edén se teme lo peor al ver a su Alpha tan furioso y la rubia parece paralizada de repente.
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Esperando a la Luna
WerewolfEn un mundo donde los hombres lobos reinan sobre el resto de especies, Aria no tiene mucho que opinar. Por mucho que quiera hacerlo. Por eso, cuando Hunk aparece para llenar el puesto de su Luna mientras espera su llegada, elige a Aria como remplazo...