Maldito beso.
Maldita fiesta, maldita humana y sobre todo maldito él, que dejó que todo esto pasara.
El Alpha de Uskad da vueltas sin parar en su despacho, como un animal enjaulado. Aunque de Alpha le queda poco después de haber probado ese cachito de cielo.
Se prometió a si mismo no sucumbir ante su mate. Se convenció de que no necesitaba una Luna, de que no la necesitaba a ella. Pero ahora mismo mandaría todo a la mierda solo por volver a probarla.
Gruñe tan alto que casi hace temblar las paredes a su alrededor.
Quiere dejar de pensar en ella. Quiere dejar de sentir lo que siente.
Y tal vez sea cobarde pero la única forma que se le ocurre es ignorandola. Después de aquel beso rabioso, al que Aria correspondió, se separaron con las respiraciones agitadas. Sin comprender bien lo que ocurría y sin apartar la mirada el uno del otro.
Y después nada. Ninguno de los dos se atrevió a decir nada más, a confesar lo que ese beso les había hecho sentir. El hormigueo en sus dedos por tocarse, o el calor de sus pechos por juntarse.
Se metieron en el coche en silencio, manteniendo el máximo espacio entre los dos tratando de no tocarse ni sin querer. Y cuando llegaron a la casa tomaron caminos separados todavía sin dirigirse la palabra.
Esta mañana Hunk no ha bajado a desayunar. Lo que no sabe es que Aria tampoco lo ha hecho. Los dos teniendo la misma dolorosa idea de ignorarse el uno al otro.
Aquel beso... Aquel beso ha sido tan confuso para ambos, que no saben como seguir actuando con naturalidad. Sobre todo la chica de pelo blanco. Se supone que lo odia. A ese lobo bipolar de mal humor y altiva personalidad.
Pero jamás se había sentido así al lado de un hombre. Jamás alguien le había hecho temblar con un beso.
Unos golpes en la puerta del despacho sacan al lobo de su ensoñación. Sabiendo quien espera al otro lado, suelta un ronco "Adelante" y se sienta en su sillón, tratando de hacer desaparecer esa jaqueca que lo amenaza desde por la mañana.
Edén aparece serio detrás de la puerta y se sienta frente a su Alpha y amigo tratando de analizar su expresión. Tratando de analizar de que es de lo que con tanta urgencia quiere hablar, como para hacerlo venir desde el campo de entrenamiento.
- ¿Es por los avances en las construcciones al otro lado de la montaña?- Pregunta el rubio confundido, después de un extenso silencio en el que Hunk parece perdido en sus pensamientos.
- No. No lo es. -Admite el peli negro que se había olvidado de eso por completo.- Es sobre Aria.
- ¿Sobre Aria?
Decir que está sorprendido es poco. Hunk no ha prestado demasiada atención a la chica y no parece para nada interesado en ella. Una Luna a la que ni siquiera quiere en ese papel. Y ahora parece extremadamente confuso, preocupado y enfadado. Sentimientos que el lobo no suele mostrar.
- No te hagas el sorprendido. Sabes de lo que te hablo.- Se queja Hunk incorporandose en la silla.- Puedo fingir que no me doy cuenta en mis territorios, pero ¿Coquetearle a mi Luna frente a todos los Alphas? ¿En que lugar crees que me deja eso?
- ¿Yo? ¿A Aria? Hunk, sabes bien que somos amigos y que no lo haría. - Se queja su mano derecha casi ofendido.- Pero debes comprenderlo. ¿Has visto lo sola y triste que está en esta mansión? Lejos de su familia y perdida como un fantasma por los jardínes. Si a ti no te importa a alguien debe importarle.
Hunk frunce el ceño. Si. Sabe que no ha sido el mejor anfitrión, pero le duele que, aun sin saberlo, la gente opine que no cuida bien a su mate. A su pareja destinada para la cual fue creado para proteger.
- A mi me importa.
- No me hagas reír.- Ironiza el rubio esta vez más enfadado.- Apenas la miras a la cara. Es una prisionera en un papel de Luna que nisiquiera le corresponde.
Sin quererlo esas palabras tocan una fibra sensible del Alpha. Tal vez la mención de su papel de falsa Luna. Tal vez la razón en sus palabras que pesa como puños.
- ¡Es mi mate!
Por fin. Por fin lo ha dicho y ya no puede retractarse. No cuando Edén le mira con los ojos desorbitados y la boca abierta. Pero necesitaba decirselo, por lo menos a su único intento de amigo.
- Bromeas.
La seriedad en el rostro de Hunk le dice que no lo hace. Que nunca lo haría. Que Aria es su mate, su pareja destinada y por tanto su verdadera Luna. Y que se lo ha ocultado a todos. Incluído a ella misma.
- ¿¡Sabes en el problema en el que te estás metiendo!?- No puede evitar levantar también la voz el rubio. - Si ella se entera, no te perdonará nunca. Que la tengas aquí con falsas esperanzas es...
- No se enterará, Edén. ¿Me oyes?
Hunk se acerca a pasos rápidos hasta quedar frente a su mano derecha, con la respiración agitada ante la simple idea. Una amenaza, una orden directa de su Alpha que, por mucho que quiera, Edén no puede romper.
- Dije que se irá y no he cambiado de opinión al respecto. Aria jamás será la Luna de esta manada. Ni ella ni niguna otra.
Los puños del rubio se cierran con fuerza ante la impotencia que siente. Le ha cogido cariño a la chica de pelo blanco y, le parece tan injuto lo que su egoista Alpha opina, que está rabioso.
- Como quieras.- Acepta al fin.- Pero no digas que no te lo advertí. Para cuando la quieras alguien te la habrá quitado.
Esta vez es el Alpha el que se siente amenazado. Oyendo como final de la discusión un portazo que retumba por todo el despacho al igual que las palabras por su cabeza.
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La biblioteca de la mansión es, probablemente, la sala más grande de toda la casa. Estanterías repletas de viejos y nuevos tomos. Libros que encierran un mundo distinto cada uno. Olores característicos de cada uno. Únicos.
En una de las mesas hay montañas y montañas de ellos de gran grosor y aspecto antiguos. Una pequeña mano asoma de uno de ellos y coge el siguiente en el montón.
Aria ojea entretenida este nuevo libro lleno de información que le podría ser útil. Información sobre hombres lobo. Más especificamente sobre mates.
Porque prometío buscarla. Encontrar a la mate de Hunk. Y ahora, después de ese intenso beso que aún la hace sonrojar, comprende que debe salir de allí antes de que sea demasiado tarde. Comprende que no quiere estar cerca de ese Alpha nunca más.
Cansada, se frota los ojos que ya escuecen por tanta lectura. Se ha refugiado en ella para olvidar lo de la noche anterior y para esconderse de él. Pero aún así no es capáz.
De vez en cuando imagenes de los suabes labios de Hunk sobre los suyos aparecen en su mente. Tan rudos pero cariñosos a la vez que confunden.
Como él. Confuso y fastidioso.
- No me rendiré.- Susurra la chica contra la nada, dejando a un lado el viejo tomo y pasando a otro que parece más prometedor.
Estará allí las horas que haga falta pero dará con ella. Para alejarse de esos confusos sentimientos que comienzan a llenar su pecho.
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Esperando a la Luna
WerewolfEn un mundo donde los hombres lobos reinan sobre el resto de especies, Aria no tiene mucho que opinar. Por mucho que quiera hacerlo. Por eso, cuando Hunk aparece para llenar el puesto de su Luna mientras espera su llegada, elige a Aria como remplazo...