CAPÍTULO 20

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Aria trata de retener el sollozo que se escapa de sus labios. Las lagrimas caen por sus mejillas sin poder detenerlas.

Sabe que no debería haber escuchado la conversación. Que Hunk le pidió que esperara en esa extravagante sala de espera. Pero no pudo con la curiosidad de por que tanta urgencia y seriedad por esa conversación.

Y ahora lo entiende. Con el corazón roto mira al lobo cuyos ojos se asombran al encontrarla al otro lado. Trata de dar un paso hacia ella pero Aria es más rápida y retrocede dos sin querer tenerlo ni cerca.

Si quedaba alguna duda en ella, está claro que los sentimientos que ella siente por Hunk no son correspondidos. No sabe bien que es lo que esperaba de él. Pero la forma cruel en la que la rechazó delante de todos los Alphas le duele demasiado.

Tal vez si supiese que es su mate, sabría que es el vínculo el que le escuece en el pecho. El rechazo de su pareja destinada.

Pero le duele pensar que solo la utilizó, que lo que pasó en la noche solo fue un revolcón con una ridícula humana.

- Espera Aria. No es lo que piensas.

Hunk trata de seguir a la chica que huye aún con lágrimas en los ojos de él.

Siente un tremendo miedo a perderla, a que malinterprete la conversación. Su llanto le duele a él como si fuese suyo. Su dolor lo hace sentir la peor persona del mundo.

Aria tiembla de rabia contenida.

Sin saber muy bien que hacer, consumido por la tristeza y el terror de perderla, tira de su brazo y la besa, desesperado. Y aunque Aria se siente cae al principior, en seguida reflexiona.

No va a dejarse enredar de nuevo por esos besos. Esos que tanto la enamoraron y que ahora le queman. Esos que ahora siente que necesita como el aire para respirar.

Lo separa de un empujón, rompiendo las esperanzas y apretando el pecho de Hunk que siente que la pierde. Que sus peores pesadillas se hacen realidad.

- ¡Solo me estás utilizando! Me confundes tanto. Creí que lo de ayer...¡Ahhh! ¿¡Como he podido ser tan idiota!?

- No Aria, escúchame.- Casi suplica el hombre.

Pero ya está cansada. Cansada de tener ese título de Luna falsa. De no saber que es lo que se supone que es para ese maldito lobo que a veces se comporta tan lindo con ella y luego la niega. 

- Entonces dime Hunk. ¿Qué soy? ¡Dime!- Grita ella mirándole a los ojos. Esos ojos ahora aguados del gran Alpha que se siente extrañamente vulnerable.

- Eres... Aria, yo...

Pero no se atreve a decirlo. 

No tiene lo que hay que tener para romperle el corazón como sabe que va a pasar si se sincera. Si le dice que es su mate, que le mintió por que no la quería como pareja. Por mucho que se arrepienta ahora y haya cambiado de opinión.

Ha llevado la mentira demasiado lejos y ahora no es capaz de admitirlo. Siente que se ahoga en ella y no encuentra la salida.

Derrotado baja a cabeza sin saber muy bien como explicarse cerrando los ojso con tristeza. Gesto que destroza por dentro a Aria. Porque quien calla otorga.

- Lo que yo pensaba.

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Aria solloza de nuevo contra la almohada. No ha podido dejar de hacerlo desde que llegó a la mansión y se encerró en su dormitorio. Como fuente de agua que no se seca.

Ni siquiera puede desahogarse en paz porque, cada vez que respira, puede oler su colonia en las suaves sabanas. La rabia se apodera de ella y se levanta totalmente enfadada. Tirando de las sabanas para deshacer aquella cama en la que hicieron el amor.

Seguido lanza toda la ropa de su armario, y salta tratando de desahogarse gritando como loca.

Queriendo soltar todo lo que aprieta en su pecho. Todo lo que no puede decir en la cara de ese maldito perro que tanto la confunde.

- ¡Te odio!

No lejos de ahí, Hunk cierra los ojos con fuerza, tratando de canalizar todo el dolor que siente. El dolor de su mate, y el dolor de un rechazo. Lo odia, y lo merece. Por cobarde.

La peli blanca observa enfadada el elegante vestido verde tirado en el suelo. Aquel con el que empezó todo. Porque ya comprende que desde aquel baile quedó prendada de esos preciosos ojos azules que ahora quiere odiar.

Aria está a punto de terminar también con el elegante mueble de la cómoda cuando un pequeño sobre blanco llama su atención. Sobre todo la letra cursiva en un lateral.

Alexa Snyder

Trata de normalizar la respiración y enjuagarse las lágrimas. Su corazón late rápido por el coraje pero se tranquiliza sosteniendo ese papel entre sus manos. Recordando todo el extraño plan de los Snyder y sus conspiraciones.

Querida Luna Aria.

Estariamos encantados de acudir a una cita contigo y con el Alpha Hunk para aclarar los terminos de amistad de nuestras manadas.

Para hacerlo seguro, propongo encontrarnos en una pequeña cabaña a las afueras de ambos territorios. A las siete de la tarde.

Os esperamos a ambos.

Snyder.

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Hunk vuelve a fruncir el ceño, como si tuviese una conversación con su lobo. Para tratar de controlarlo, en realidad, queriendo ir hasta su mate y arrodillarse. Pedirle perdón por todo lo ocurrido y rogarle, si es necesario, su perdón.

Quiere volver a hablar con ella aunque sea solo para discutir. Para que le grite, pero a su lado.

Se alejó a dar un paseo, cuando los sollozos y gritos de la peli blanca por toda la casa se le clavaban como puñales en el pecho. Tenía que alejarse pero ahora vuelve con prisa a la mansión. Con la necesidad de buscarla.

A su pareja eterna. A su Luna. A su dulce humana.

- Aria.- Susurra él contra la puerta llamando despacio.- Abreme por favor. Necesito decirte la verdad.

Nada. No hay respuesta, y Hunk se altera al no sentirla al otro lado. Al no oír ni su respiración en aquella habitación.

- Voy a entrar.- Avisa por si acaso.

Pero efectivamente, cuando se adentra en la habitación iluminada por el atardecer, no encuentra ni rastro de la chica. Solo un enorme desastre de cosas tiradas y rabia descontrolada.

En seguida el Alpha se alerta. Agudizando sus sentidos comprende que Aria no está. Su pecho se estruja ante el miedo de que haya huído, o peor, que le haya ocurrido algo.

Es entonces cuando un sobra blanco llama su atención. Él también lee rápidamente las letras en el lateral de este.

La ira sube por su cuerpo solo de leer el nombre. Esa mujer en la que Aria buscaba su "verdadera" mate. Aunque le prohibió hacerlo. Pero parece haberle desobedecido y escapado.

Arruga el sobre en su puño antes de salir dando un fuerte portazo.


Esperando a la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora