CAPÍTULO 25

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- Ya estoy aquí.- El sonido de la grave voz del Alpha de Uskad resuena por toda la sala como un trueno.- Ahora dejarla ir.

Aria trata de negar con la cabeza. De alguna forma, sabe que eso no va a suceder. SI él muere, ella también lo hará. Además no piensa dejarlo a su suerte después de todo lo que ha hecho por él.

- No tengas tanta prisa.- Ríe Dhaakir con la vista fija en él.- Aún tenemos cosas de las que hablar.

Ahora que está tan cerca de conseguir su cometido quiere disfrutarlo al máximo. Tantos meses esperando este momento, planeando y ideando al detalle este asesinato. El fin de Uskad.

- Pararé las obras de los pueblos agricultores. Ninguno de los dos perderéis ganancias.

Sin embargo incluso el peli negro comprende que eso no bastará. Que ese no es el problema y que es muy probable que no salga vivo de ahí. 

Pero necesita que Aria salga de ahí. Asegurarse, antes de morir, que podrá ser libre lejos de allí. Sobre todo cuando ve las ligas que has cortado su piel y dejado regueros de sangre en sus tobillos y muñecas.

- ¡Has matado a mi hermana!

El grito de ira de Paul sorprende a Aria que abre los ojos incrédula. Toda esa sangre...

- Hirió a mi Luna. Y todo aquel que lo ha hecho sufrirá las consecuencias.- Es tajante Hunk.- Y vosotros sois los siguientes.

Aún recuerda la sonrisa sádica de la mujer y el olor a sangre y de su mate en ella. No lo pensó dos veces y, aunque le dio pelea, no tuvo ninguna oportunidad frente a un sangriento Alpha.

Paul trata de acercarse enfadado pero Dhaakir lo detiene con una mirada. No importándole la muerte de esa mujer de pelo rojo.

- Déjala salir de aquí y que Edén la recoja. Esto es entre nosotros.- Insiste el lobo.

- Tenemos algo de que hablar antes y creo que a Aria le interesa.- Habla Dhaakir queriendo hacerlo sufrir antes de matarlo.

Sin perder tiempo desata a la joven pero la agarra por detrás, pegado a su espalda, inmovilizando sus brazos y dejándola cara a cara con su Alpha. Mirándose los dos de nuevo con desesperación y poniendo a Hunk aún más alerta ante el contacto del malicioso hombre con su frágil humana.

- Es hora de que le digas la verdad.

Con odio el líder de Uskad observa a aquel hombre de piel oscura. Comprendiendo en seguida a que se refiere. Pero, ¿Cómo lo ha sabido? ¿Cómo ha descubierto su secreto?

Aria mentiría si nos siente curiosidad. Incluso ante el inminente miedo que la recorre en esa posición. Agarrada por su posible futuro asesino.

- No.

Con un simple gesto, y sabiendo que esa sería la respuesta, llama a Paul que se acerca, sacando un filoso cuchillo de punta reluciente, dispuesta a cedérsela al líder. Una punta que asusta a Aria cuyas lágrimas ya comienzan a acumularse en sus ojos de puro terror.

- ¡Diselo Hunk!- Habla por fin ella al pensar en ese horrible metal en su garganta.- No importa lo que sea.

Pero el peli negro sabe que eso no es cierto. Pero que no tiene otra opción.

Es el peor momento. Y sabe, cuando la mira a los ojos, que seguramente suponga el peor error de su vida.

Pero eso es todo lo que ha hecho estos meses. Cometer errores. Al negarla, al repudiarla y al ignorarla. Al no haberle dicho la verdad que ahora tiene que enfrentar.

- Eres... Eres mi mate, Aria.

Todos son testigos del momento exacto en el que el corazónd e Aria se parte. Y si hubiese un silencio sepulcral está segura de que la gente podría haber oído el crujido de todos los cachitos que quedan de él.'

Su labio tiembla avisando del llanto que se avecina y Dhaakir sonríe satisfecho con lo que ha creado. Por el dolor que le causa a Hunk a costa de la chica.

La primera lágrima cae, silenciosa.

- Desde... ¿Desde cuando lo sabes?

Baja la mirada confirmandolo. Desde siempre. Despde ese primer día que casi la atropella. Lo sabía cuando nego serlo frente a sus padres. Y cuando le prometió que volvería. 

Y lo hizo también frente a todos los líderes de los países. Negandose a marcarla, negandose a aceptarla y, de alguna forma, a amarla.

Poder. Que palabra más asquerosa. Y no en si, si no lo que conlleva. Tanta sangre, tanto esfuerzo, tantas enemistades y tanto dolor. Tantas perdidas.

Como aquella. Él la ha perdido por ello. Y solo entonces comprende el gran error. Pues nada de eso tiene valor. Pues el poder se convierte en una maldición cuando te hace perder a tu mate. A la mujer de tu vida. 

Y te convierte solo en un ruin e infeliz perro.

- Arrodillate, lobo.- Ordena el líder de Ewhana una vez que Aria aparta la mirada herida. Enfadada y resignada a volver a mirar a su supuesto mate.

Mate. Esa persona que se supone que es un regalo de la diosa y está ahí siempre para ti.

El orgullo de un Alpha es algo que siempre va por encima. Pero Hunk se ha rendido. El dolor de su mate al confesarle lo que ocultó se clava en él haciendole sentir miserable. No queda nada de aquél imponente líder de Uskad.

Por lo que, aún tratando de recuperar la mirada de la peli blanca, se agacha como le piden sabiendo que es su sentencia final. Que acabarán con él.

- Dijiste que la dejarías marchar.- Es lo único que pide.

- Y lo haremos. Pero quiero que lo presencie. Para que pueda contarselo a todo el mundo.

Aria quiere llorar aún más fuerte. Porque, ahora comprendiendo que es el lazo de parejas destinadas que les une, aún lo ama. Y ver sus ojos azules derrotados que perderán su brillo, le parece la peor de las torturas.

- Lo siento, Aria.- Decide ser sincero Hunk comprendiendo que es su única oportunidad.- No quería amarte, es cierto. Y cuando lo hice fuí demasiado cobarde y egoista como para contartelo.

La humana niega varias veces con la cabeza como tratando de borrar esas palabras que suenan a despedida y que sabe que le torturarán para el resto de sus días.

- Te quiero. Más que por el lazo de mates. Por lo que valoes, por ser osgullosa y atrevida. Valiente y de buen corazón. Y siento no poder ofrecerte lo mismo.

- Callate.- Susurra intentando no creer en sus palabras aunque suenan extremadamente sinceras.

Paul se acerca con el cuchillo, Aria está aún atrapada por el hombre con fuerza y Hunk puede ver en su filo reflejada su propio rostro, su propia muerte.

- Yo también Hunk.

Dos lágrimas, dos sonrisas y una promesa.

Una promesa de sacrificio eterno. De que, si todavía puede hacer algo, no piensa rendirse. Incluso cuando el destino parece tan claro.

Esperando a la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora