Hunk ya no sabe si agradecer o maldecir a la Diosa por la mate que le ha otorgado como pareja. Lo que si sabe es que no puede apartar la mirada de ese lago escote que deja ver los pequeños lunares que adornan su espalda.
En el momento en el que la vio bajar por las escaleras se quedó sin palabras. Aria llevaba el vestido que él eligió, pero no es la prenda lo que la hace bella. Si no ella misma.
Se ha recogido el pelo en una larga trenza de espiga que deja su espalda al aire y se las ha arreglado para darle un estilo limpio y recatado a todo el look. A pesar de venir de una aldea Aria porta ese traje como si fuese una princesa.
Ahora, a las puertas de la mansión de la manada más cercana, después de un viaje de un par de horas. La chica suspira nerviosa y Hunk frunce ligeramente el ceño, concentrado en enfrentar a todos esos Alphas.
- No te separes de mí. No a todos le gustan los humanos.- Es lo único que dice el lobo antes de caminar hacia el gran portón donde un personaje tendrá que presentarlos.
Casi por instinto pone la mano en su cintura baja. Inmediatamente la piel de Aria reacciona erizándose ante el suave tacto.
- Aprovechado.- Susurra ella molesta por la sensación dando los últimos pasos hasta el salón.
-Créeme no hay nada que me apetezca menos.
Ella frunce el ceño en su dirección. Hunk lleva el pelo negro perfectamente peinado hacia atrás, y ese traje elegante marca su musculatura incluso bajo la camisa. Es un hombre grande y masculino. Pero también un idiota.
O con eso trata de convencerse Aria que aparta la mirada cuando el lobo la pilla mirándolo.
- Hunk Hersberger y Aria Beiler. Alpha y Luna de la manada Uskad.
Miles de miradas se fijan en ellos. Sobre todo en la chica que casi se siente desfallecer bajo el examen de miles de hombres lobos. De Alphas y altos cargos.
La gente no puede creerse lo que ve. El arrogante Alpha de Uskad tiene la desfachatez de elegir a una humana como Luna. Bellísima, pero humana a fin de cuentas. Es casi una falta de respeto hacia sus creencias, hacia su sociedad. Pero a él no parece importarle cuando ayuda a Aria a bajar los escalones aún con el agarre en su cintura.
Ignorando a muchos y saludando con un asentimiento de cabeza a otros, Hunk se posiciona a un lado del salón mientras la fiesta continua, comprendiendo la incomodidad de su humana.
Sin embargo no pasa mucho tiempo cuando el Alpha Dhaakir se acerca a ellos con su Luna del brazo. Una mujer igual de hermosa y joven que él con pelo oscuro y ojos vivaces.
- Luna Aria. Me alegro de verla de nuevo.- Saluda formal con una sonrisa.- Si necesita cualquier cosa no dude en nuestro apoyo.
Si. Debe admitir que ha mejorado mucho el aspecto de aquella aldeana albina. Y, aunque no sea su intención, al ser Alpha le tiene cierto apego a todos los que forman, o formaban, parte de su manda. Como Aria.
- Gracias por al oferta.- Trata de ser cordial ella sin saber muy bien como responder.
No sabe como comportarse ante la realeza, entre todos estos lujos y formalidades. Ante todas esas miradas críticas y sonrisas falsas.
- Alpha Hunk.- Se refiere ahora a él el joven lobo dirigiéndole una mirada ruda a la que el peli negro corresponde sin problemas.- Quedamos en paz entonces. Espero que la próxima vez encuentre lo que busca en Uskad y no hurgue en otros territorios.
La amenaza en su tono no pasa desapercibida para Aria que los observa incrédula mientras la pareja se aleja perdiéndose entre los bailes que comienzan en el salón.
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Esperando a la Luna
WerewolfEn un mundo donde los hombres lobos reinan sobre el resto de especies, Aria no tiene mucho que opinar. Por mucho que quiera hacerlo. Por eso, cuando Hunk aparece para llenar el puesto de su Luna mientras espera su llegada, elige a Aria como remplazo...