CAPÍTULO 9

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- Edén. ¡Ed!- Trata de llamar su atención la chica corriendo detrás del rubio que parece ignorarla.- Detente. Tengo que hablar contigo.

El hombre suspira antes de girarse. Ahora que sabe que es la verdadera Luna, ahora que sabe la verdad, las ordenes de ella le pesan más.

Quería ignorarla, quería fingir que no estaba ahí porque le duele sabiendo que, de algún modo, le está mintiendo. O ocultando la verdad. Le duele ahora viendo el pálido rostro de Aria que lleva un libro pesado entre los brazos y una sonrisa casi contagiosa.

- ¿Dónde has estado todos estos días? Es como si hubieses desaparecido.

- Ocupado.- Responde seco el rubio.

La sonrisa de Aria vacila, pero lo deja pasar, segura de que todo el mundo tiene un mal día. Pero para ella hoy no lo es. Por fin, después de semanas de tristeza, hoy se siente con energía renovada. 

Lleva días descubriendo muchísima información sobre los hombres lobo y su cultura y siente la necesidad de contrastarla con su único amigo.

- No importa.- Le resta importancia a su actitud.- Tengo algunas preguntas sobre unos libros. ¿Te importaría si...?

- Adelante.

Sin embargo Edén comienza a andar por los pasillos hacia el despacho de su Alpha por lo que Aria lo sigue con pasos rápidos.

- ¿Es cierto que sabes quien es tu mate nada más verlo?

Edén frena de golpe y se tensa ante la pregunta. Mates. El tema del que menos quiere hablar ahora mismo, y con ella mucho menos.

- Si.- Dice continuando su camino.- ¿Por que la curiosidad?

- ¿Y se reconocen por el olor?- Ignora su pregunta.- Es como, un aroma único. ¿Y solo con eso ya os basta?

- No.- Edén se rinde y decide contestar toda esa curiosidad revosante de la chica.- Es como... Simplemente lo sabes. Lo del aroma de tu pareja es cierta pero... es como el amor a primera vista.

Aria reflexiona sobre ello pasando alguna de las amarillentas páginas con prisa, contrastando la información. Sabe que no le queda mucho tiempo cuando giran la esquina y ya pueden ver la puerta del despacho.

- Pero Aria ¿Por que tantas preguntas?

- Estoy buscando a la mate de Hunk.

Por segunda vez Edén se detiene en mitad del pasillo. Esta vez aún más preocupado, aún más triste. Sus ojos dan con los soñadores de aquella pequeña humana. 

No puede contarle la verdad. Lo juró frente a su Alpha. Pero si puede intentar hacerla entender, darle pistas, de lo que en verdad ocurre.

- Verás...- Piensa en las palabras adecuadas y reza por que ella lo entienda.- No ambas partes de la pareja destinada pueden saber que lo son. Aún así se siente como una conexión que, por mucho que quieras evitar, se estrecha.

La mirada de "no entiendo nada" de Aria le hace comprender que no va a conseguir que se de cuenta con esas indirectas tan pobres.

- Da igual.- Suspira frotándose la frente con la mano algo exasperado.

- No te robo más tiempo.- Se apresura a decir la chica cuando oye el chirrido del pomo del despacho girar. - Nos vemos por aquí Ed. ¡Gracias!

Sigue evitando al Alpha y él a ella y así quiere seguir. Todavía el recuerdo del beso le confunde y altera.

El rubio se queda ahí mirando a Aria correr y el Alpha Hunk también, con al mirada seria, parado junto a su mano derecha. Disfrutando del olor de su mate aunque sea mientras escapa de él.

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Aria va tan concentrada por el pasillo, en huír de aquel lobo, que no se da cuenta cuando choca, con un golpe duro y seco, contra alguien. Cayendo de espaldas al suelo y dejando caer el libro con un golpe sordo.

Cuando levanta la mirada se queda sin palabras. La recuerda, a aquella rubia pomposa de mirada peligrosa que la atacó en la plaza. Maika. Que le arañó los brazos y la llamó intrusa.

La mira con la misma superioridad que aquel día. Con ese pelo impecable, alta, esbelta y perfecta. De ese tipo de personas que ya se despiertan maquilladas. 

Casi todas las mujeres en Uskad tienen esa pinta. Tan distinta a la suya. A las mujeres de su aldea, tan mortales, tan normales. 

- Te recuerdo.- Trata de incorporarse Aria recogiendo el libro.- Maika, ¿no?

Con una sonrisa, algo forzada, trata de presentarse. Empezar con buen pie después del desastre de aquella tarde. 

Además, no puede ignorar la curiosidad que le da saber que es lo que hace ella en la mansión. En el mes que lleva allí viviendo nunca ha visto ahí a nadie más que a Edén, los trabajadores de limpieza y cocina y, por supuesto Hunk.

- La misma.

Una sonrisa lobuna ilumina el rostro de la loba que mira de arriba a abajo a la humana comparandose con ella sin poder evitarlo.

- ¿Que haces aquí?

Maika frunce un poco el ceño, casi ofendida por la pregunta de la curiosa e irritablemente hermosa chica de pelo blanco. No puede evitar pensar que ella es la intrusa, la extranjera, y no la que debería estar preguntando eso.

- Tengo una reunión importante con el Alpha. Temas políticos.- Suelta con superioridad.

- ¿No debería acudír yo también? Soy la Luna a fin de cuentas. Debería velar por la seguridad de la manada.

La risa aguda de la rubia resuena por todo el pasillo. Por toda la mansión en realidad. Con burla. Un insulto que se clava en el fondo de Aria sin permiso. Una risa sarcástica y mal intencionada.

- Una Luna tal vez debería asistir. Pero no una Luna de pega, una de remplazo. Y mucho menos una como tu. Debil y... humana.

La Aria se queda sin palabras, sin saber como defenderse mientras Maika se aleja con su paso altivo. Moviendo sus caderas de un aldo a otro exageradamente.

Las palabras pesan en su pecho. Ser una Luna de repuesto. Solo una a la que pasear en las fiestas de Alphas como un adorno bonito. No tiene ni idea de política, ni de estatégias, ni de economía.

Sin contar la parte de ser humana. No puede dejar de odiar como todos los lobos creen que los humanos son una raza inferior, otra casta que no evolucionó lo suficientemente rápido. Una prescindible que apenas merece un par de aldeas a los límites de las manadas. 

No. Ella no quiere ser así. No quiere ser la luna de pega que se quedará como una tonta dejando que su Alpha haga todo. Aunque su tiempo en Uskad sea corto.

Esperando a la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora