CAPÍTULO 14

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El sol se cuela por las ventanas iluminando toda la estancia. Sin embargo a Aria no parece importarle ya que sigue durmiendo placidamente. No como el lobo a su espalda que parece llevar horas ahí quieto. Observando el pelo de la chica regarse por la almohada y su pecho subir y bajar con lentitud, con la respiración calmada.

Hunk no quiere despertarla, tal vez porque nunca se ha sentido tan cómodo. Siente que en el momento en el que ella abra los ojos todo se habrá acabado.

Delicadamente pasa un brazo por su cintura, sin poder evitarlo. Oyendo a su lobo aullar de la felicidad dentro de él. Sintiendo su suave piel erizarse.

Tal vez ..., comprende cuando Aria se remueve reaccionando a su tacto. Cuando se acurruca en contra cuerpo aún dormida, guiada por el calor que él emana. 

Solo tal vez deba intentarlo. Solo tal vez los mates son una debilidad como él cree.

Un tal vez que aún ronda su mente cuando Aria comienza a despertar y él se aleja para darle espacio.

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El teatro está repleto. En uno de los altos palcos Aria se acomoda el largo vestido azul antes de sentarse, tratando de ser lo más refinada posible. 

No ajeno a las miradas que muchos nobles y poderosos lanzan a su pareja, el Alpha posa una mano sobre su hombro, cerca de su cuello. Donde debería ir su marca. Gesto claro de pertenencia del que la chica parece no darse cuenta, demasiado concentrada en el enorme y ostentoso teatro de rojas tapicerías y doradas decoraciones.

El lobo se sienta a su lado, tan cerca que pueden oírse aunque susurren, que puede sentir el corazón de ella emocionado por el evento. A Hunk le aburren sobre manera. Le parece una perdida de tiempo que solo evita hablar de temas políticos e importantes que deberían de estar tratando.

Pero tal vez cambia de opinión cuando ve a Aria sonreír. Tal vez, el arte si que es importante para algunos.

Otro tal vez que comienza a afectarle, pues sonríe él también.

- Mira Hunk. ¡Ya empieza!- Susurra emocionada ella sin poder evitar cogerle la mano al hombre que se queda sorprendido por su movimiento.

Ese característico escalofrío recorre a ambos, pero Aria no retira la mirada del escenario donde una orquesta completa comienza a interpretar el primer movimiento de algún músico famoso.

- ¿Y este quien es?- Vuelve a susurrar la peli blanca cuando comienza otra pieza.

Hunk tarda unos segundos en responder, todavía acostumbrándose a la fría mano de su pareja. A esa sensación de hormigueo en sus dedos.

- Sibelius. Es la sinfonía numero dos.- La voz del hombre cerca de su oído le eriza la piel.

No comprende como siempre consigue hacer su cuerpo reaccionar. Es extraño y confuso para ella.

- Sabes mucho del tema, para verte tan aburrido.

- No es la música lo que me aburre. Es la hipocresía con al que todo el mundo la escucha.- Aria se gira para mirarlo cuando oye la seriedad en su tono de voz.- Puedo parecer malo, pero al menos no intento fingir ser algo que no soy, o querer algo que en realidad no me gusta.

Sus ojos se juntan en la oscuridad del teatro, con la música aún resonando por el lujoso lugar. Y de nuevo, como sincronizados por la música clásica, se sienten uno solo.

El teatro estalla a aplausos tras la última función, las luces se encienden y la burbuja del Alpha y la Luna de Uskad parece romperse.

Se levantan junto al resto de invitados, dispuestos a desalojar el lugar para acudir a la siguiente cita. El almuerzo en el jardín.

Están todavía bajando las escaleras cuando un hombre les interrumpe su cómodo silencio y miradas complices.

- ¡Luna Aria!

Confundida la chica gira ante el llamado, haciendo a Hunk detenerse también de golpe. Un hombre joven, de ojos verdes y pelo castaño, vestido con una traje gris a medida y decorado con un collar dorado demasiado presuntuoso, avanza hacia ella.

-  Perdona.- Trata de ser educada Aria, aunque está incomoda con su repentino acercamiento.- Pero no te conozco.

- Claro, soy Tom hijo de...

- Hijo de los Alphas de Scoadal.- Se adelanta ella recordándole de las clases con Edén.

Una sonrisa ladina ilumina el rostro de aquel joven. Una sonrisa que no le da buena espina a Hunk que se acerca a la escena alerta. Ese sentimiento del que últimamente no puede deshacerse le aprieta el pecho al verlo tan cerca.

- Es todo un honor que una mujer tan hermosa me reconozca.

A Aria, aunque intenta sonreír educada, el piropo le parece, cuanto menos, vulgar y superficial pero no se atreve a decir nada. Es su Alpha el que reacciona de inmediato poniendose al lado de ella.

- Tom.- Saluda grabe el Alpha estrechando su mano tan fuerte que casi rompe la del castaño.

- Alpha Hunk. No lo había visto.- Saluda con hipocresía el hombre.- He de decir que es un movimiento acertado el suyo, elegir a alguien tan bella como Luna.

El peli negro no puede evitar fruncir el ceño enfadado por su impertinencia y, por que no admitirlo, los celos y posesividad que le da ver sus osadas intenciones con su humana.

- No es solo la belleza lo que da valor a una mujer.- Interrumpe esta vez Aria casi ofendida por sus palabras.

- Agradecería que te marchases.- Gruñe  Hunk en su dirección, fingiendo educación pero dejándole claro que no debe dar ni un paso más hacia ella.- Es de mi Luna de la que estás hablando así.

A la vez que habla pasa un brazo por la cintura de Aria que, lejos de molestarle, se siente segura con el tacto de Hunk sobre ella. Sabiendo que está a salvo de todo con él.

- De momento. ¿No es así?

Tom parece no rendirse y Aria siente, preocupada, como el agarre en su cintura se intensifica. Como la ira de Hunk parece a punto de explotar por el rumbo que toma la conversación.

- Cuando llegue la verdadera Luna, le rogaría, Aria, que aceptase una invitación a una cena.

No hace falta que diga nada más. Rojo de la rabia y dispuesto a degollar a aquel hombre, que se atreve a hablar así a su mate, frente a sus narices, Hunk da una zancada hacia él. 

El castaño todavía lo mira desafiante, aunque ha de aceptar que se siente intimidado de inmediato. Dos lobos a punto de transformarse en medio del elegante edificio sin importar las miradas indiscretas que los observan.

Aria no sabe bien que hacer, temerosa de que Hunk se meta en algún problema por defenderla de aquella forma. De que ataque al hijo del Alpha de los territorios donde se encuentran ahora mismo firmando el inicio de una guerra.

- Si nos disculpas.- Trata de salvar la chica la situación. Interrumpe el tenso silencio y coloca una mano sobre la espalda de Hunk, aunque aún ve rojo, se relaja ante el tacto de su destinada.- Nos veremos más tarde en el almuerzo. Que tenga un buen día.

Hunk solo reacciona cuando la mano fría de Aria se entrelaza con la suya y se deja llevar por ella siguiendo su blanco pelo y su pequeña silueta.

Pero lo promete. Si se vuelve a encontrar con ese niño fuera de Scoadal, le faltará mundo para correr. 

Esperando a la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora