La figura se detiene frente a esa gran casa. Recuerdos llegan a su mente, reconociendo cada ventana, cada matorral del jardín delantero, cada ladrillo.
Observa las luces encendidas en el despacho del segundo piso. Su corazón se acelera sin razón aparente, solo de imaginarse a ese hombre, que tanto ha echado de menos, trabajando como siempre.
Nerviosa entrelaza las manos moviendolas de forma nerviosa. Pero el frío de Uskad ya empieza a afectarle y no puede quedarse ahí todo el día. Como una acosadora.
A paso lento se acerca hacia la gran puerta de entrada y, ansiosa por lo que le espera al otro lado, llama con las manos temblorosas.
Mentiría si dijese que está preparada. Pero no puede esperar más. Todo este tiempo ha sido tan... extraño. Amó poder con su familia y dejár atrás todo lo ocurrido, fingir que no estaba enamorada de ese lobo. Pero luego llegaron las pesadillas recurrentes.
Pesadillas en las que aparecía su Alpha, la herida en su estómago cada vez más profunda. En las que lo perdía y se sentía más dolida que nunca.
Sin quererlo dejó de comer, de dormir y su vida se convirtió en algo automático. El lazo, a pesar de la distancia, es fuerte y duele. No puede ni quiere estár separada de él nunca más.
Y va más allá de algo decidido por la Diosa Luna, se trata de un sentimiento que ha surgido entre los dos. De enamorarse de sus gruñidos y actitud pasota. De lo que le hace sentir su mirada y atención sobre ella. Todo se trata de él.
Su hermana pequeña, pasados los días, se acercó a ella, con las cartas que ella mismo escribió entre las manos y esa mirada comprensiva tan suya.
- ¿Ves esta carta? En ella me contabas sobre lo hermoso del bosque en invierno.
- Te conté lo diferente que se venía de Enhawa y lo extraño que fue tocar la nieve por primera vez.- Recuerdó ella sonreído ligeramente por primera vez, reconociendo su propia letra.
- En esta te quejabas del mal humor de ese hombre... ¿Como se llamaba?
-Hunk.
Aria no tardó en contestar mientras una gran sonrisa se extendía por su rostro.
- ¿Ves?- Le intenta hacer entrar en razón la menor.- Esa sonrisa es de la que yo hablaba.
La mujer del pelo blanco la miró extrañada, sin comprender mientras miraba las distintas cartas exparcidas por el pequeño sofá.
- Allí eras feliz, Aria. No aquí.
Tal vez esa tarde fue el día que se le quitó la venda de los ojos. Que comprendió lo que de verdad quería.
La mujer de servicio abre la puerta dos segundos después, sacando a Aria de su ensoñación. Cuando reconoce a la antigua Luna de Uskad sólo hace una pequeña reverencia y le deja pasar, sin preguntar ni decir nada.
Cuando ella desapareció su Alpha solo se molestó en decir que ya volvería con mirada perdida y sin dar muchos detalles.
Despacio Aria se encamina por el largo pasillo, por las extensas escaleras y de nuevo por el siguiente pasillo que tantos recuerdos le trae. De nuevo esa puerta, la puerta del despacho, y ese aroma a papel y su lobo que casi había olvidado.
De repente tiene prisa por volver a encontrarlo, por verlo y decirle que está enamorada, y que quiere intentarlo. La adrenalina del momento le hace olvidar sus modales y, sin llamar a la puerta, entra de golpe.
Aria se queda en shock durante unos segundos, no comprendiendo muy bien que es lo que está ocurriendo. Del mismo modo el hombre sentado en la silla la observa de arriba a abajo sin creerselo.
- ¿Eden?- Su voz suena baja.- ¿Qué estás haciendo aquí?
De golpe el rubio se levanta de la silla y con los brazos abiertos abraza a la chica que tanto han echado en falta. Dos eternos meses.
- Madre mía cuanto te he echado de menos a ti y a tus preguntas raras.
Aria ríe bajito sin querer admitir en alto que ella también ha necesitado el apoyo de su amigo en todo este tiempo.
- Ed. ¿Donde está Hunk?
Sin embargo, como toda respuesta, él aparta la mirada. Desesperada la chica trata de hacer contacto visual, que le de una respuesta que calme su acelerado corazón. ¿Donde está su lobo?
- Verás... Las primeras semanas lo llevó bien. Serio, pero centrado en mantener Uskad y organizar los nuevos territorios. Pero...
La pausa hace a Aria temer se lo peor.
- ¿Pero que?
- Los lobos no llevan muy bien la separación de sus mates.- Trata de justificalo.- El último mes se le ha hecho cuesta arriba. Me encargo del papeleo mientras siga en cama.
Eso hace sentír mal a la peli blanca de inmediato. No debería haberse marchado. ¿Por qué la ha dejado marchar en primer lugar? Sabiendo lo que supondría para él.
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El hombre suspira una vez más, enterrando la cara entre las almohadas. Ya hace semanas que el olor de su mate desapareció de las sabanas. Pero a veces juega a imaginarselo, a imaginarse que están ahí con él. Compartiendo la cama como hicieron en demasiadas pocas veces.
Prometió esperar a que estuviese lista pero esto le está matando... literalmente.
La puerta chirría haciendo notar que alguien ha entrado, la luz se cuela en la oscura habitación haciendo a Hunk gruñir como protesta, pero no se mueve, dandole la espalda.
- Marchate Edén.- Se queja sabiendo que él es el único que se atrevería a molestarlo con el humor que tiene ultimamente.
- Te he traído una sorpresa.- Su voz cantarina llega hasta sus oídos.
Pero nisiquiera contesta. Desanimado. Pensando que será otras de sus tonterías para distraerle del dolor, como lleva todo el mes haciendo.
Es entonces cuando un dulce olor llega hasta él. Tarda unos segundos en reaccionando, creyendo que el lazo le ha dejado tan debil que comienza a imaginar cosas. A delirar.
Pero cuando se incorpora de golpe la ve. Y no es un fantasma, no es una ilusión. ¿O si?
No lo es. No cuando Aria se lanza hacia él y lo abraza haciendolo casi caer. El efecto es automatico, ambos sienten que pueden volver a respirar después de dos meses.
Hunk la aprieta contra su pecho sin intención de dejarla marchar nunca más y ella se deja gustosa, sintiendose por fin en casa.
Tiene que admitir que estos dos meses le han afectado. Tiene el pelo negro carbón más largo, una barba de pocos días y ojeras bajo los ojos. Pero para ella sigue siendo hermoso y sexy, muy sexy.
- Mi Luna.- Susurra Hunk contra su cuello sin poder creerselo aún.
Sin hacer ruído Edén sale de la habitación dejando a la pareja atrás y con una gran sonrisa, feliz por ellos.
- ¿Has vuelto?
- Solo para recoger unas cosas que me dejé y me marcho.- Bromea ella riendo y haciendo al lobo poner los ojos en blanco.
Con cuidado la sienta sobre sus piernas y la abraza de nuevo. Sintiendo su aroma rodearle y sus manos frías al rededor de su cuello.
Sin esperar más tiempo se besan. Con intensidad y amor. Y, comparado con el último beso de despedida, este sabe a esperanza y comienzo. Un nuevo comienzo de algo hermoso que se creará con esfuerzo y dedicación.
- He vuelto.- Susurra Aria.- Y me quedaré para siempre.
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FIN!!
Aunque les queda mucho que crear <3 Comenta si quieres que suba un capítulo extra.
Espero te haya gustado la historia.
Acepto críticas buenas y malas, preguntas y peticiones :)
Estén atentos a mi perfíl para las nuevas historias que se vienen.
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Esperando a la Luna
WerewolfEn un mundo donde los hombres lobos reinan sobre el resto de especies, Aria no tiene mucho que opinar. Por mucho que quiera hacerlo. Por eso, cuando Hunk aparece para llenar el puesto de su Luna mientras espera su llegada, elige a Aria como remplazo...