CAPÍTULO 12

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Con prisa Aria escribe en aquella libreta mientras sigue escuchando al hombre hablar.

- La Luna y el Alpha de Scoadal son los más ancianos de los ocho países. Tienen un hijo llamado Tom y una hija más o menos de tu edad, Cristin.

- ¿Y Hunk ha visto a Cristin en persona?- Detiene el discurso la chica.

Edén la mira molesto por la interrupción. Ya llevan ahí media hora hablando de los lobos de la nobleza y es lo único que pregunta. La única duda que parece surgirle.

- Si. Siempre va con sus padres a las reuniones, es su heredera. Sigamos.

Tachando el nombre de la lista Aria continua interesada.

- La Alpha de Blairia está a punto de cumplir los cuarenta y aún no ha encontrado a su mate. Tiene una pequeña manada al oeste. Y si.- Se adelanta esta vez cuando ve abrir la boca a la mujer.- Claro que Hunk la ha visto.

- El Alpha de Trycia, Paul Snyder, tampoco tiene a su verdadera mate. Pero reina junto a su hermana, Alexa, o eso se supone.- Se queja Edén recordando a la irresponsable mujer.

- ¿Y Hunk la ha visto en persona?

De nuevo esa pregunta, que hace al rubio suspirar cansado.

- No lo se, Alexa suele faltar a las reuniones, desatiende su manada. Pero no se a que viene la pregunta Aria, te dije que dejases el tema.

Aria suspira. No entiende por que Edén no quiere que investigue al respecto. Que no busque a la mate de Hunk. Se supone que la verdadera Luna hace más fuerte a la manda que una de repuesto así que debería apoyarla en esto.

Revisa de nuevo su libreta, donde apunta todo lo que Edén le está enseñando. Alexa Snyder. Confiada subraya el nombre una, dos, tres veces. Segura de que ha encontrado algo.

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Aria duda. Frente a esa intimidante puerta de madera no se siente tan segura. Entre las manos lleva la misma libreta que aquella mañana que no para de mover nerviosa.

Al otro lado de la puerta, sentado en su sillón, Hunk sonríe. Lleva oliendo a su pareja desde hace diez minutos, ahí parada, sin atreverse a llamar.

- Pasa Aria. O te dará un tirón de tanto estar de pie.

El corazón de esta salta cuando le escucha hablar. ¿Cómo sabía que estaba ahí? Seguramente, cosas de lobos. Así que sin opción a dar marcha atrás se adentra, por primera vez, en ese despacho.

La luz que entra por la ventana ilumina las estanterías en las paredes, llenas de libros y papeles ordenados hasta por tamaño. Todo tan calculado que está segura de que Hunk sabe el lugar exacto de cada documento que ha guardado estos años.

Una mesa grande llena de más papeles es lo único que adorna el centro de la habitación. Y a cada lado unas sillas de aspecto cómodo.

Sin prisa el Alpha se levanta de detrás de la mesa. A paso despacio camina hacia ella sin quitar la vista de ella y de sus ojos curiosos que recorren la habitación.

Desde ayer parece que el lazo les une más. Que tienen algo de confianza. Por lo que la chica no entiende como es que puede estar tan nerviosa e intimidada en este pequeño espacio, cuando ayer estaban sudando juntos sobre el ring.

 - Te  traigo las cartas que deseo enviar.- Por fin se atreve a hablar cuando ve a Hunk avanzar hasta casi centímetros, tendiéndole un par de sobres blancos con manos nerviosas.

El hombre asiente serio, sabiendo que hay algo más, pero queriendo darle espacio. Entretenido con el mechón nervioso de su pelo que vuelve a colarse sin permiso por su hermoso rostro. ¿Sería raro tocarle el pelo? ¿Debería pedirle permiso? 

Nunca se ha visto en una situación así. Es solo una chica, y sin embargo se siente un virgen nervioso en su primer beso. Aunque por fuera no lo demuestre.

Está dispuesto a mandarlo todo a la mierda cuando la ve morderse el labio inferior nerviosa, sin querer mirarlo. Es como un acto reflejo. Acercar la mano hacia ella y posarla sobre sus labios parando el movimiento.

Aria lo mira sorprendida, con el tacto de sus dedos todavía ahí, enviándole escalofríos. Haciendo sus labios picar. Los ojos de ambos se conectan como tantas veces, que parecen tener tanto que decir y tan pocas palabras.

Hunk retira la mano despacio, sin querer en realidad deshacerse de ese tacto. Pero no es apropiado, está seguro que lo único que hace es confundirla con sus idas y venidas. ¿Es eso lo que merecen en realidad?

Como si supiese que la respuesta es que no, se aleja un paso dejando a la chica respirar. Aunque no se borra de su mente la idea de probarla como aquella noche.

- ¿Conoces a Alexa Snyder?

- ¿Que?- Hunk vuelve a la realidad descolocado por la rara pregunta.

Aria se mueve de nuevo nerviosa. Esas ganas que le han entrado de sentir sus labios junto a los suyos le han recordado su verdadera misión.

- Alexa Snyder.

- Es la mano derecha del Alpha Paul. Nunca he tenido el honor, no.- Habla recuperando esa actitud seria. Su actitud de trabajo.- ¿Por qué preguntas?

Y ahora viene lo complicado. La peli blanca se pregunta si debería contarle sus intenciones. No puede evitar pensar que si no ha buscado a su mate alguna razón tendrá.

-¿Ese del retrato eres tu?- Trata de cambiar de tema nerviosa acercándose a un pequeño marco sobre una de las estanterías.

Hunk suspira siguiendo los pasos de la pequeña humana, impaciente por saber qué le oculta.

- No. Es mi padre.- Gruñe el hombre sin querer mirar demasiado el conocido cuadro.

En ella un hombre con un traje azul y ojos igual de claros que los de su hijo mira desafiante. Serio. Con las manos sobre las piernas sentado en ese mismo sillón que ahora está tras el escritorio.

- Sois iguales.- No puede evitar opinar en alto.

- ¡No!

Aria se sorprende ante la subida de su tono de voz hasta tal punto que retrocede dos pasos del cuadro como si quemase.

- No digas... No soy igual a mi padre.- Gruñe Hunk tratando de recobrar la compostura.

Arrepentido por el arrebato se da cuenta de que ella no tiene la culpa de esos amargos recuerdos familiares. No esa chica de pelo blanco que la observa aún con temor. Como aquel primer día.

- Perdona. ¿Por qué querías saber de la hermana Snyder?

Aria trata de olvidar el tema de su padre y todos los demás, centrándose solo en eso de lo que van a tener que hablar los dos tarde o temprano. De la verdadera Luna.

Esa por la que está aquí. Esperando a la Luna de Hunk, cuya mandíbula se aprieta a cada palabra que pronuncia Aria.

- Por qué estoy buscando a tu mate.

Esperando a la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora