CAPÍTULO 27

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Aria mira por la ventana la conocida vegetación y terrenos que no había echado tanto de menos como creía en un principio.

Pero es lo mejor. Volver con su familia. Darse un tiempo para recuperarse de todo lo ocurrido.

- ¿Qué pasará con Enhawa?- Interrumpe el tenso silencio mirando al serio hombre que conduce sin prisa, despacio, tratando de retrasar lo inevitable.

- Se repartirá entre Scoadal y Blairia, por ser los territorios más cercanos. Treycia será de ahora en adelante parte de Uskad.

- ¿No nos meteremos en problemas por haber matado a esos Alphas?

Se estremece sólo de recordar el cuchillo enterrado en la gruesa piel de ese animal. Un recuerdo que está segura de que le atormentará por el resto de sus días.

- No te preocupes por eso.

De nuevo ese incomodo silencio se instaura en el vehículo. Aria trata de no pensar en lo ocurrido recientemente pero le es imposible. Recae en la herida del estómago del hombre, que tiñe lentamente su camiseta de color carmín mientras conduce.

Sin embargo Hunk aguanta bien el dolor y Aria, aunque ha insistido, parece no poder hacerlo cambiar de opinión.

- Estas herido.- Vuelve a remarcar lo evidente.- Deberías ir a un hospital, volver a casa.

Los ojos azules claros del hombre hacen contacto con los suyos por medio del retrovisor y siente de nuevo ese escalofrío que solo él sale transmitirle.

"Tu eres mi casa", quiere decirle. Sin embargo se limita a encogerse de hombros restándole importancia.

- No. Pienso aprovechar todo el tiempo que me queda contigo. Ya tendré tiempo para recuperarme después. 

Sin embargo sabe que en cierta forma es falso. Le dolerá la distancia con su mate y tardará más en sanar. Casi como un rechazo de esos de los que muchos hombres lobos no pueden recuperarse y terminan muriendo.

Aria suspira. En parte porque le parece muy tozudo y cabezota de su parte. Aunque ya debería estar acostumbrada a su cabezonería. Pero por otra parte, siente que no quiere alejarse. A pesar de ser lo correcto.

Hasta Hunk sabe que es lo que debe hacer. Le prometió que volvería a casa para ver a su hermana crecer y por lo menos eso lo cumplirá.

- Volveré. Solo... Solo dame tiempo.- Pide Aria al sentir el dolor de separarse, seguramente como él también lo sienta.

- Lo se. Aunque no me debes nada.– Trata de sonreír. 

Se distrae unos segundos admirando su belleza. Como tantas veces ha hecho desde su despacho cuando ella jugaba con la nieve.

Todo hubiese salido tan bien, si tan solo no hubiese mentido en primer lugar. Si se hubiese permitido a si mismo amar a una mujer tan hermosa y fuerte por dentro y por fuera cono ella. Sin duda, Aria es la mejor Luna para Uskad.

"Y lo será" Se repite a si mismo seguro de que, aunque ahora la deje marchar, volverá a su lado. Así tenga que renunciar a todo por ella.

Pocos minutos después, Aria reconoce enseguida las pequeñas casas de su poblado. Áridos terrenos y pequeños humanos de un lado a otro ajetreados cada uno con su trabajo.

Hunk aparca al fin frente a aquella cabaña que tan bien recuerda. Esa que le horrorizó tanto al principio.

La chica de pelo blanco suspira contra el cristal, reconociendo después de tanto tiempo su casa, con el mismo banco a la entrada y ropa tendida en el tendedero del lateral.

Con la mano en la manija aún nos e atreve a salir. Es una despedida larga y tortuosa, además de dolorosa.

- Eres y siempre serás la Luna de Uskad, Aria.- Aclara el hombre llamando su atención y haciéndola girar en su dirección.

- Pero no fui la tuya.- Le reprocha clavando sus ojos marrones en los del Alpha que siente sus palabras como una puñalada. Una puñalada de frente y sincera.

Tantos errores que no pueden continuar sin hacer borrón y cuenta nueva.

- Eres mi mate.- Los ojos de él brillan y el corazón de ambos laten con prisa, casi sincronizados. Aria aún no se acostumbra a ese título.- Mi igual. Y a partir de ahora te trataré como tal. Así que eres libre de marchar.

Una pequeña sonrisa se escapa de sus labios. Sincera pero dolida.

- Ve. Seguro que tu familia te ha echado de menos.

Sin poderlo evitarlo, y a pesar de que lo que debería hacer es salir del auto, Aria se lanza a sus labios. Un último beso. De esos que erizan la piel de la nuca de la mujer, de esos que aceleran el corazón de un frío Alpha como solo ella sabe hacer.

El beso dura un buen tiempo. Tiempo en el que se disfrutan el uno al otro como deberían haberlo hecho desde el primer día. Sin embargo para Hunk es demasiado corto, cuando ella se separa algo avergonzada y sonrojada dispuesta a salir del coche. Apenas le han parecido segundos.

Algunos miran curiosos el lujoso auto pero dejan de hacerlo en cuando el imponente lobo baja de este, seguido de la chica que aún no se decide, frente a la puerta de madera de su hogar.

¿Por qué siente que ese hombre de ojos claros que le alienta a llamar es donde quiere estar?

Sin embargo la decisión está tomada cuando llama dos veces con seguridad. Seguridad de que necesita este espacio si quiere crear algo bonito con él algún día.

Su hermana es la primera en asomar haciendo chirriar la puerta. Que no tarda en reaccionar lanzándose en sus brazos. En los brazos de la hermana mayor y protectora que creyó perder.

- ¡Aria! - Sonríe contenta.- ¡Mamá, papá, Aria ha vuelto!

La peli blanca no puede creerse como todo siga exactamente igual. Su padre sigue llevando ese inicio de barba canosa y su madre sostiene un cazo de comida como todos los días a esta hora.

Después de todos estos meses, nada ha cambiado. No como para ella. Que todo parece haber dado un giro de ciento ochenta grados.

El lobo la observa recibir el cariño de sus padres, y cree ver un brillo de ilusión en ella que hacía días que no veía. ¿Tan poco necesita su humana para ser feliz? Pues el piensa dárselo. Porque no quiere borrar nunca más esa sonrisa.

Con una mueca ladeada se aleja de vuelta hacia el coche. Aún le queda un largo viaje hasta Uskad y la herida de su estomago parece dolerle más a cada paso que se aleja de ella.

Aria mira hacia atrás, aún abrazada por su familia. Fijándose en la silenciosa retirada de su Alpha. Siente que algo en ella muere cuando se sube a ese coche y arranca el motor.

Se despide con la mano, ajena a todo lo que le rodea y solo viendo la lobuna sonrisa de Hunk a través del retrovisor. 

Y justo. En ese momento, ambos se prometen que volverán a encontrarse. De todos modos, fue la Diosa la que lo quiso así. Mates.

Hunk se quedará en Uskad, haciéndose cargo de su creciente manada y esperando a su Luna. Para cuando quiera regresar.

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CASI ÚLTIMO CAPÍTULO

Se que muchos no estaréis de acuerdo, pero siento que esto debe terminar así.

Hunk y Aria tienen aún mucho que aprender y no creo que se deba crear una relación fundada en una mala base.

No todos los que se aman terminan juntos.

¡Pero no os preocupéis! Porque esto no termina aquí.

MAÑANA CAPÍTULO NUEVO

Esperando a la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora