- ¿Ser entrenador?- Hunk lo mira con una ceja alzada sin poder creerse la extraña petición.- ¿No crees que tengo mejores cosas que hacer como Alpha que entrenar a un guerrero a tu cargo? Creí que eras capaz de hacer tu propio trabajo.
Edén lo mira suplicante, tratando de hacerlo entrar en razón. Cuando se le ocurrió la idea no pensó que fuese tan complicado convencer al Alpha. Obligar a Aria y a Hunk a entrenar juntos, tendiéndoles una trampa, cree que sea probablemente la solución a todos sus problemas.
Al fin ese lobo idiota tendrá que enfrentarse a su otra mitad. Al fin tendrán que dirigirse la mirada y pasar por lo menos un par de horas juntos. Además, si no funciona para arreglar sus problemas personales, por lo menos pueden descargarse el uno sobre el otro.
Y así no tiene al gruñón de su Alpha todo el día renegando y quejándose en su oreja.
- Es un guerrero especial. Digamos que necesita un empujoncito y, con todos los hombres a los que dirijo, no me da tiempo.
- ¿Quieres que le enseñe lo que es entrenar de verdad?- Pregunta Hunk haciendo a Edén temblar ante el recuerdo de sus entrenamientos. Sudor lágrimas y sangre.
- ¡No! Solo... Hazme el favor como Alpha. Se que no te arrepentirás.
El peli negro suspira rendido hacia la nada, observando por la ventana. Aria no ha salido hoy al jardín y eso lo tiene preocupado.
- Está bien.- Gruñe molesto pero cediendo a la petición de su mano derecha.
Edén sonríe como un maniático y da media vuelta dispuesto a disponer el resto del plan antes de que cambie de opinión.
- Le diré que se prepare para estar en una hora en el gimnasio.- Dice mientras sale.- Y Hunk, trátala bien.
- ¿La?
Pero el rubio ya ha desaparecido tras la puerta dejando al Alpha confundido por completo. Mira por la ventana una última vez antes de salir dispuesto a cambiarse para el entrenamiento.
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Aria camina despacio por el gimnasio, observando todos los artefactos que hay. En el centro un ring completo tan alto que no cree ni subir a él. Nerviosa se restriega las manos por los pantalones de deporte en movimientos circulares.
Pero no es momento para arrepentirse. Está segura de querer aprender. De saber defenderse.
Edén le dijo que ya tenía entrenador y que esperase ahí pero la espera se le está haciendo eterna.
- ¿Aria?
De golpe se gira hacia la puerta principal donde se queda sumamente sorprendida y atontada viendo a Hunk en esos pantalones de deporte y camiseta sin mangas. Sus fuertes brazos al descubierto de los que se obliga a apartar la mirada para no quedar como una acosadora.
- ¡Perdona! No sabía que vendrías, no quiero molestar.
Bajando la mirada al suelo, Aria trata de escaquearse. Sintiendo como el aire le empieza a faltar. No puede evitar sentir el poder de un hombre como él.
- No me habías dicho que querías entrenar.
La chica se detiene antes de salir del gimnasio. ¿Él? ¿De entre todos los que podía elegir Edén ha elegido a Hunk como su entrenador?
- Quiero hacer algo. Me siento atrapada aquí. Bueno... Lo estoy.
Hunk frunce el ceño. Han empezado con mal pie y parece que así siguen. El lobo suspira.
Aria va a pasar más tiempo ahí de la que se imagina así que por lo menos tendría que intentar portarse bien con su mate.
- Bien. Si quieres entrenar, yo te enseñaré lo que es entrenar de verdad.
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Esperando a la Luna
WerewolfEn un mundo donde los hombres lobos reinan sobre el resto de especies, Aria no tiene mucho que opinar. Por mucho que quiera hacerlo. Por eso, cuando Hunk aparece para llenar el puesto de su Luna mientras espera su llegada, elige a Aria como remplazo...