XXXVIII

2.5K 377 36
                                    

—Tob, me estás jodiendo, ¿verdad? —inquirió Ed completamente asombrado y negué con la cabeza, lo vi liberar un largo suspiro, luego me pidió un momento para acabar de rasurarse. En cuanto estuvo listo, volvió a hablarme— ¿Cuándo las viste?

—No a ambas, Jessica apareció en mi casa ayer, dijo dos cosas que me impactaron. La primera, que quiere volver a compartir con el bebé, me niego a permitir eso.

—Bien, ¿y la segunda?

Guardé silencio, de hecho, sentí un golpe en el pecho con solo recordar esas palabras que consiguieron mandarme a la inconsciencia. Ed me observó, confundido, hasta que pude acabar de contarle:

—Dijo que Odalys murió.

—¡¿Qué?! —Ed lucía trastornado, a pesar de las cosas que ocurrieron entre nosotros, los tres pasamos gran parte de nuestra vida juntos; así que, tal noticia también le afectó. Inhaló hondo, su cuerpo se infló cual globo, luego dejó salir el aire de forma brusca y sonora, seguido de unos cuantos improperios que no valdría la pena repetir—. ¡Vergación, Tob! Tú, ¿cómo estás, hermano?

—Ya estoy bien, ayer fue otro cuento, al menos Sebas estaba aquí.

—¿Tanto así? —inquirió preocupado y yo asentí en silencio.

Procedí a contarle todo lo ocurrido desde que llegamos al complejo, el inesperado encuentro con Jessica, la conversación a gritos, las revelaciones de ella y claro, mi desmayo, la posterior preocupación de nuestro amigo y su esposa y mi conversación con Joaquín. Ed lucía asombrado.

—¡Chamo! A eso le llamo "después de un gusto, un susto". ¡Vergación!

—Ed, ¿qué debería hacer?

Mi pregunta estaba cargada de desconcierto y miedo. Ed guardó silencio sin apartar sus ojos de los míos ni un segundo, procedió a una profunda inhalación y luego soltar despacio, cuando habló, era claro que su tono buscaba mi calma por encima de la suya:

—Tob, no te va a gustar lo que voy a decir... —se expresó con seriedad y lo observé atento, podía sentir el corazón en la garganta—. Tú, no puedes impedirle compartir con él porque legalmente ella es su madre y sí, se fue, pero tú no tienes un veredicto u orden de un juez, otorgándote la custodia total de Tadeo.

—¡Pero Ed, ella lo abandonó! —contesté alterado.

—Hermano, créeme que te entiendo, pero mi consejo en este caso es: lleva la fiesta en paz. —Un pesaroso suspiro se me escapó después de oírlo.

«¿Por qué tenías que volver a nuestras vidas? Todo era perfecto sin tu presencia», fue el pensamiento veloz que me atravesó, pero mi atención rápidamente volvió a Ed.

—Tú no quieres someter al bebé a todo un tedioso proceso legal, ¿cierto? —Negué con la cabeza en silencio como respuesta a su pregunta y él continuó—. Entonces, habla con ella, acuerden visitas. Podrían tomar terapia de familia si así deseas, pero no puedes truncarle sus derechos sobre el niño; así como tampoco a él, el conocer a su madre y convivir con ella.

Maldije en silencio toda la situación. Sin embargo, nuestra plática debió detenerse de forma abrupta con la aparición de Tadeo. Entró a mi recámara en pijama y enseguida me atacó por la espalda con un intento de llave al cuello, eso le provocó una carcajada superior a mi amigo.

—¡Vaya saludo! —exclamó Ed entre risas— Tadeo, se dice: "Buenos días".

—Buen día, tío —le dijo sin soltarme y luego me habló a mí—: ¡Rídete!

Pero en lugar de eso, coloqué el teléfono a un lado y halé al bebé desde mi espalda para retorcerlo en el colchón hasta que pidió clemencia entre risas. Ed tampoco paraba de reír.

No te esperaba || ¡YA EN FÍSICO! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora