Capitulo 25: Solo que me sentía como Alicia en el país de las maravillas.

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Hoooolaaaa! lo se :( y antes de que digan algo jajaja estoy de vuelta! claro que entré a clases pero escribire mas seguido. No como este capitulo que me tarde muuuuucho en subir y lo se. Tienen derecho a estar enojado, pero estaba en la playa y no lleve mi computador, aparte que no tenía internet. Así que no había manera de subir :/. Pero bueno lean este por que les dejará asó :O

xoxo , Sarah!

Día 24

~ Elena ~

Al abrir los ojos me tope con mi muralla de almohadas que había echo la noche anterior para evitar roces con Dylan. Con cuidado me senté en la cama, mire a mi lado y no encontré a Dylan. La casa también estaba muy silenciosa , de seguro estaba sola. Ya era hora de ir a casa. Salí de la cama y rápidamente la hice, aproveche y ordené las almohadas que había sacado. Me puse los jeans, agarre mi bolso con las llaves de mi auto y salí de la casa. Automáticamente me tape la cara, pero después me di cuenta de que no había ni una alma en las vacías calles y me sentí aliviada.

Al entrar al auto hice todo sin apuro, después de todo no había nadie esperándome o acosándome. Prendí el aire caliente y sintonice la radio de siempre. El día lucia apagado, el cielo estaba rodeado por grandes y esponjosas nubes que dejaban muy pocos espacios para que se filtrara la luz del sol. La carretera estaba muy resbaladiza por lo tanto era peligroso manejar muy rápido a lo menos que quisieras terminar estampado contra un árbol y con nieve arriba de tu carro.  Ayer no dormí muy bien y cada segundo se me cerraban los ojos, estaba cansada y tenía muchas cosas que hacer hoy. Así que pase por un starbucks y me compre un cafe recargado para despertarme un poco.

Al estacionar mi auto me di cuenta que solo estaba Ciara en la casa, todos los demás estaban fuera. Al entrar sentí como una ráfaga de viento caliente me rodeo y escuche la televisión prendida, camine hacia la sala de estar y ahí estaba Ciara con mucha comida al rededor, desde frutas hasta tallarines. Todavía seguía con su pijama, pero se veía bien. El embarazo le venia bien, sus ojos brillaban cada vez que le veías y su cabello castaño oscuro brillaba con mas intensidad.

- ¿Como puedes comer tanto? - le pregunte y me senté en un sillón para uno

Una sonrisa se formo en el rostro de Ciara y me miro diciendo " cuentame todo",le bajo el volumen a la televisión y comió una cucharada de cereal.

- Como por dos ¿recuerdas? - me pregunto con la boca llena

- Si lo recuerdo. ¿Cuando sabrás si es niño o niña? - le pregunte dudosa y comí un pedazo de fruta que estaba en su plato

- ¡Hey! no le quites comida a una embarazada - dijo y yo reí ante la seriedad de su comentario - Mmm… el doctor me dijo que cerca del cuarto mes, podríamos saber el sexo.

Ciara comía de todo un poco, parecía un pajarito picoteando de cada cosa un poco. Andaba con un chaleco largo que le llegaba hasta las rodillas de color blanco, era apretado y favorecía a sus curvas. Todavía no se le notaba nada del embarazo, no se si había llegado al mes si quiera. Se hizo un moño alto y arriba de su caballera cafe relucían dos palillos cafés que afirmaban su cabellos . Se le notaba mas feliz desde que acepto a Ray en su vida, lo incluyo y eso esta bien. De echo esta mejor que bien. Ray es un hombre bueno que nunca le haría el daño que Olivier la hizo.

- ¿Como te fue con Dylan? - pregunto ansiosa con los ojos abiertos, llenos de curiosidad.

- Te aguantaste harto - le dije y ella rió

-Lo se, es mi nuevo récord. Pero ahora cuéntame y pobre de ti que te saltes los detalles - me dijo alegremente y me amenazo con su dedo indice.

Mentalmente comencé a recordar todo lo que había ocurrido anoche y un retorcijón se sintió en mis gripas. Pero después de un segundo me di cuenta que no era un retorcijón, si no eran mariposas. Por que al recordar a Dylan, eso era lo que me causaba. Respire hondamente y le relate todo a Ciara, la que escuchaba atentamente a cada detalle. Lucía como una niña de cinco años a la que le están relatando un cuento de princesas. Exploto de risa cuando le conté lo que hice con las almohadas y le encanto lo que me dijo antes de que me durmiera.

Estuvimos cerca de una hora hablando de Dylan y Ciara creía plenamente que tenía que perdonarlo, por que todos cometían errores y que ni el ni Ryan eran santos. Y tenía razón por que tanto como Ryan como Dylan eran culpables de la apuesta, no le podía echar toda la culpa a Dylan. La conversación no podía ir mejor cuando de repente entra Isabel con los ojos llorosos, se fue corriendo a su cuarto antes de que Ciara o yo pudiéramos preguntar. Luego entro Ryan que lucia cansado y culpable por el estado de Isabel. Entonces discutieron y muy fuerte al parecer.

- No todo va bien en amor-landia ¿no Ryan?- Le preguntó  Ciara a Ryan con una ceja levantada, ella odiaba a Ryan por que lo veía como una mosquita muerta o algo así me contó.

- ¿No puedes evitar meterte en asuntos ajenos o no Ciara? - le respondió con una pregunta

El odio flotaba por la habitación entre ellos dos, yo sujetaba con fuerza la muñeca de Ciara para que no saltara sobre Ryan. El simplemente estaba parado con una postura dura, parecida a un militar en una misión y tenía la mandíbula tensa.

- No son asuntos ajenos, Isabel es mi prima. Mi familia. Ya heriste a una persona, no lo hagas con dos - le dijo, se soltó de mi agarre y partió al cuarto de su prima, para consolarla.

Ryan me miraba con lastima como diciendo < perdóname > yo lo miraba con compasión, no se por que así que no lo cuestionen. Quería estar enojada con el, pero simplemente no podía. No con el. Justo cuando iba a decir algo comenzó a sonar mi celular ; mire la pantalla < Adam > ( mi manager). Presione la yema de mi dedo indice contra el cuadrado que decía contestar.

- Buenos días estrella - dijo alegremente mi manager

- Buenos días, Adam - le respondí

- Tenemos muchas cosas que hablar, Elena. - me dijo en un tono mas serio

- ¿Quieres que nos juntemos en algún lugar en especial o lo hablamos por acá? - le pregunte dudosa y a la misma vez muy intrigada

Se pudo escuchar un notorio mmmm a través de la linea, estaba pensando.

- Juntémonos en el cafe de la esquina del estudio, en diez minutos - dijo algo apresurado

- Esta bien. Nos vemos - le respondí y cortamos

~ Ciara ~

Toque la puerta de Isabel, delicadamente para no disgustarla o asustarla. O para que no creyera que era Ryan y que venia a seguir discutiendo. 

- !Andate con Elena! ya que ella es la que amas - dijo con la voz entrecortada. Estaba llorando.

Entonces decidí entrar. Isabel estaba sacando su ropa del armario eufóricamente y la guardaba dentro de su negra maleta. ¿Que estaba haciendo? ¿Planeaba irse? No puede ser, no iba a permitir que se fuera por culpa de Ryan, el era el que se tenía que ir.

- Isabel, detente - le ordené cuando llegue donde ella. Agarre sus muñecas con fuerza para que dejara de sacar su ropa.

Cuando se dio cuenta de que se trataba de mi, de su prima, su amiga de la infancia, su confidente y única familia que le quedaba. Se relajó. Me miro a los ojos y pude notar como sus mejillas se habían tornado rojas y sus ojos lucían cristalinos como dos canicas de vidrios recién limpiadas. Tenía la respiración acelerada, pero ya se estaba calmando.

- Ciara… lo siento pero.. yo no puedo seguir acá. No se por que me mude de Paris, solo por un estúpido amor que conocí en un avión.  - me dijo con la voz cortada y de nuevo venían las lagrimas.

La senté con calma en la cama y comencé a hacerle cariño en el cabello, igual que ella cuando mis padres murieron. Pasaron diez hasta veinte minutos para que se calmara del todo y dejara de llorar por lo menos, sus ojos seguían cristalinos pero ya era mucho menos que antes.

- ¿Que ocurrió? - le pregunte mas calmada

Isabel respiro lenta y hondamente, preparándose para contarme.

- Estábamos besándonos  y me dijo te amo…. Elena - pude notar su sufrimiento cuando dijo esas palabras

No podía describir mi enojo hacia Ryan. Isabel es perfecta,  preciosa con su cabellera larga cafe y sus ojos grandes y pestañas tan largas que te dejan atrapados en ellas. Deportista y muy saludable, preocupada por los demás y muy carismática. No le haría daño ni a una mosca. Pero Ryan andaba buscando a alguien para remplazar por el dolor que sufrió cuando Elena eligió a Dylan y justo esa persona tenía que ser mi querida y amada prima.

- Isabel, Ryan es un completo idiota. No te voy a mentir, el sigue enamorado de Elena y no se cuando lo dejara de hacer. Pero lo que si se, es que si alguien se tiene que ir es el no tu. - le dije tranquilamente.

- Me vas a encontrar una estúpida. Pero estoy enamorada de el, siento que sin el la vida no tiene sentido pero por otra parte me pregunto que hago perdiendo el tiempo con alguien que no me ama - me explico mientras se sentaba con las piernas cruzadas, de frente a mi.

- No te encuentro una estúpida, yo me enamore de Olivier y también pensaba que la vida sin el no tenía sentido. Pero mírame ahora, estoy feliz con Ray. El es el que eh buscado todo este tiempo - le dije y sentí como mis mejillas se enrojecieron de solo pensar en su nombre.

Isabel se quedo pensando en mis últimas palabras mientras que yo escarbaba en mi mente tratando de recordar algo. Cuando Isabel y yo éramos vecinas, y siempre que una estaba de mal ánimo o tenía un problema y no sabía que hacer subíamos a el ultimo piso del edificio mas alto y nos quedábamos a mirar las estrellas. Solo mirarlas y pensar, entonces después milagrosamente todos nuestros problemas habían desaparecido y teníamos todo solucionado.

- Tengo una idea - le dije muy entusiasmada y me levante de la cama de un salto.

- ¿Cual? - me pregunto juntando las cejas, en señal de pregunta.

- Calla y sígueme - le ordené.

~ Elena ~

Adam se había marchado hace unos minutos ya, mientras que yo ordene otro cafe de vainilla. Necesitaba ordenar mi cabeza en este minutos. Ya no iba a ir mas a clases por que según el me quitaba mucho tiempo e iba a tener una profesora particular para que enseñara lo que queda de materia. También necesitábamos terminar el disco muy pronto para lanzarlo, tenía unas entrevistas y unas actuaciones para pequeños papeles en series.

La camarera que tenía un estilo bien particular pero le quedaba bien me trajo mi cafe en una pequeña taza blanca de porcelana. Se me olvido que podía estar caliente y rápidamente tome un sorbo, pero me arrepentí al segundo por que me queme la punta de la lengua. Maldecí por dentro por que me ardía la lengua hasta que luego de unos minutos el ardor fue pasando y me relaje. Admiraba la espesa y blanca nieve por la ventana hasta que una figura muy conocida se acerco al cafe, Dylan.

¿Que diablos hace Dylan acá? ¿de todos los cafés en el lugar justo tuvo que venir a este? Pensé en ocultar mi cara con la carta del cafe o simplemente hacerme la dormida, pero como soy muy lenta pensando en algo ya había llegado ya que sonó el sonido de cascabeles, que anunciaba su llegada. Agarre mi bolso y rápidamente me levante, pero fue una mala idea por que me maree y mucho. Sentía que el suelo a mis pies se movía y mi cabeza no dejaba de dar vueltas. Entonces cuando mi pies se iban a doblar unos musculosos y fuertes brazos me atraparon.

- Elena, Elena… ¿Te sientes bien ? - me preguntaba su melódica voz que escuchaba como si estuviera muy lejos.

Entonces mi mirada se volvió borrosa, como si muchas lagrimas hubieran llegado de la nada.

Y antes de que pudiera decir algo me fui a negro.

El sonido parecido a un pito hizo que mis ojos comenzaran a abrirse de a poco, una luz fosforescente me cegó al instante y cerré los ojos en seguida. Lo intente de nuevo y esta vez si pude abrir mis ojos, lo primero que visualice fue una aguja inyectada en mi muñeca derecha, seguida de un pequeño y transparente tuvo; lo seguí y llegue a una bolsa con un liquido blanco. Amplié mi mirada y me pude dar cuenta que estaba en un hospital.

Trate de recordar lo que había ocurrido antes pero nada se venia a mi mente. Mire a mi izquierda y vi una nota amarilla que decía : < Fui a la cafetería, no tardo en volver. D > ¿Por que Dylan me dejaba una nota? ¿Acaso ocurrió un accidente? lo único que se es que no sabía nada. Vi que su chaqueta de cuero negro relucía desde un sillón de color cafe y una carta del mismo color que la nota sobresalía del bolsillo. Mi curiosidad me gano y despacio me levante de la camilla, camine hacia la chaqueta y con cuidado saque la carta amarilla. La admire unos minutos, era rectangular y estaba cerrada. Pensé en que abrirla estaba mal y que no debía, pero tenía que. La carta de alguna manera me llamaba.

Con cuidado abrí la carta y me encontré con dos boletos de avión, los revise y tenían destino hacia Mexico,Cancún. Pero lo mas curioso de todo es que uno de los boletos tenía mi nombre ¿Que pensaba que con unos pasajes iba a arreglar todo? ¿Que me iba a sobornar? Oh no, no señor.

Vi mi ropa que estaba doblada en una mesa frente a la camilla, rápidamente pero con cuidado de sacarme los tubos me cambie de ropa. Iba a ir a la cafetería, necesitaba preguntarle que se planeaba con este viaje. Abrí la puerta de mi cuarto, mire a la izquierda y luego a la derecha pero no vi a nadie. Solo blanco, blanco y más blanco. Por eso odio los hospitales, me pierdo muy fácilmente ya que son inmensamente grandes. Mi instinto me dijo que fuera a la derecha y eso hice, caminaba despacio con un poste con ruedas como compañero. Miraba y miraba pero ni un cartel nada de nada.

Solo que me sentía como Alicia en el país de las maravillas.

Pero algo me llamo la atención, una puerta estaba abierta y escuchaba una formal conversación entre un doctor y un hombre.

- ¿Cuanto tiempo me queda? - le pregunto el hombre con intriga pero noté en su tono mucho miedo ante la respuesta.

- Con suerte días, aplazo mucho su enfermedad - le informo el doctor.

Se me erizaron los pelos al escuchar que al pobre hombre le quedaban solo días de vida.

- Lo se - le respondió este cortante

- Olivier, ¿por que no llamamos a su esposa? - le pregunto el doctor preocupado

Si antes se me habían erizado los pelos, ahora tenía hielo congelado por las venas. Esto era mucha coincidencia para que fuera el Olivier del que yo había escuchado hablar.

- No. de ninguna manera. Ciara no puede saber nada de esto.

40 Días y 40 NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora