Capítulo 24

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— Buenos días Keyla, como amaneces?

—Hola Maty, bien solo que he tenido un poco de migrañas, pero me siento muy bien, lo extraño es que cada noche, siento que no estoy sola, a veces me despierto un poco aturdida por los relajantes para dormir, que me obligas a tomar y siento a alguien aquí.

—Hay mi key, estas alucinando o no?, quien podría ser

En su rostro se dibujó una sonrisa de cierta picardía, el sabia algo debo sacárselo!!!, escuchamos la puerta, y es el hombre que nos trajo Raul.

—Buen día jóvenes, como saben estamos a una semana de nuestro regreso, debo informarles que deben hacerle las ultimas revisiones a su majestad, para saber que su trabajo a culminado, bueno en este caso solo la joven Keyla regresara conmigo, aún no sé qué les voy a decir a los demás cuando regresemos y Matt no este.

—Solo les dice, que morí en una de las batallas, pero no voy a regresar.

—Si, como usted diga señor me organizare con lo demás médicos para realizarla el día de hoy.

Luego de una pequeña reunión con Tiberias y los demás médicos, decidimos que podríamos pasar a los aposentos del rey después del almuerzo, salimos Paul y yo. Matt se despidió para ir a ver a Amelie.

—Keyla, te ves hermosa el día de hoy, veo que tu recuperación ha sido un éxito.

—Gracias Paul, así es, solo que a veces despierto con migrañas, es lo normal.

—Te puedo decir algo 

Seguimos caminando por los pasillos del enorme palacio, cuando siento que lo que me dirá Paul es más de lo que yo esperaba.

—Se que te marchas dentro de una semana, no sabes la tristeza que me causara tu partida, un dolor inmenso en corazón lo estoy sintiendo desde orita, te amo como nunca he amado a alguien, aunque no me des razones ni indicios de que sientas los mismo por mí sé que podre convencerte de que me ames y te cases conmigo.

Nos detuvimos y se me ha quedo frente mío con sus ojos verdes fijos a los míos, su rostro mostraba sinceridad y un poco de tristeza, cuando su manos buscaron las mías y las sostuvo.

Tiberias vamos a mis aposentos, como me has dicho que será mi última revisión con Keyla antes de su partida, quiero tener todo preparado.

—Si su majestad, tomemos por este pasillo para llegar directo.

Cuando nos vamos acercando al jardín, me encuentro con Paul y Keyla sujetados de la mano, me detuve en seco, al ver tal escena mi corazón se detuvo en ese mismo instante.

—Paul creo que estas confundido, creo que solo esta..

—NO! Keyla mis sentimientos son sinceros

Me suelto de su agarre y le digo —No Paul, no puedes controlar los sentimientos de los demás cuando amamos a alguien y queremos casarnos el amor debe ser mutuo, y yo solo te veo como un amigo lo siento de verdad.

Salgo caminando hacia mi cuarto sin fijarme por donde iba, ya que tenía mi cabeza baja, cuando choco con alguien, levanto la mirada y nos nada más y nada menos que Balduino, que más me podría pasar.

—Disculpe su majestad, soy un poco torpe, me disculpe, con su permiso

—Keyla!! 

Lo escuche decir mi nombre, pero no me detuve, ya quiero estar sola.

Pasaros las horas y llego el momento de reunirnos en la parte de afuera de los aposentos de Balduino, al llegar veo que esta Matt los demás y Paul que me miraba con un rostro de tristeza.

Al entrar solo se encontraba Bladuino y Tiberias, de pie en el centro de la habitación

—Buenas tardes Médicos, estoy a su disposición para su revisión

Matt le lleva a su cama, para luego pedirle que se quite su vestimenta y solo quede con la parte de abajo, al igual su mascara

—Su majestad, muchas gracias ahora mi compañera Keyla continuara.

Sentí un poco de vergüenza al estar semidesnudo y sin mi mascara delante de Keyla, pero debo verlo por mi bien, para comprobar que mi enfermedad no este y que no volverá.

—con su permiso su majestad revisare su dorso junto con su espalda primero.

Su manos suaves y frías recorrieron primero mi espalda, se sentía tan bien, tenerla cerca de mí, su olor sus manos al tacto con piel, luego mi pecho, la sentí nerviosa, pero el profesionalismo era lo primero, luego observo mi rostro, sus ojos son los más hermoso, cual termina coloco un sabana sobre mi hombre.

—Su majestad, me encuentro en la seguridad de decirle que hemos vencido su enfermedad, lo único es que pasara ciertos años en que su sensibilidad en las extremidades regresen, con el tiempo los nervios se recuperaran y volverá a la normalidad, solo es cuestión de tiempo.

—No puedo estar más agradecido de toda la ayuda que me han brindado, estaré en deuda con ustedes, ni el mayor oro del mundo podrá recompensarlo.

Luego de varias horas para ya determinar los cuidados, dietas se nos hizo la noche, todo fuimos invitados a cenar, de la cual nos prepararon la más deliciosa de las comidas, ya me sentía exhausta, así que le dije a Matt que me iba a retirar para descansar

—Descansa Mi Key, recuerda que mañana  te tomaran las últimas medidas de tu vestido, junto con mi Amelie,

—SI Matt, allí estaré, hoy no tomare esos relajantes, ya no los necesito

—Si te sientes mejor así, como digas

Me retire, al llegar a mi habitación tome un baño caliente y me acomode en mi cama, sin pensarlo me quede dormida.

No sé qué hora es, pero sé que debe ser muy tarde, ya que mi cuarto esta aún más oscuro, me estiro y me volteo y veo una bulto blanco a lado de mi cama, cuando se gira y veo algo brillante

—Keyla!

—Dios santooooooo, casi me mata de un susto

—Estas bien, disculpa pero...

—Su majestad que hace aquí.

—Lo siento de verdad, pero desde que tuvo el accidente vengo todas noches, a  ver si duerme bien y si se encuentra bien.

—No sé qué decirle.

—No tiene que decir me nada, me retiro para que pueda descansar.

Mi corazón latía con fuerza, al verlo cuidando me hizo que lo detuviera, sujete su mano— si quiere quédese un tiempo más, podremos hablar un poco, el día de hoy no he tomado mis relajantes así que me costara tomar el sueño, que por lo que veo usted también le cuesta dormir.

—así es muchas noches he sufrido de insomnio.

Cuando veo que se sienta en la silla de un lado, no lo puedo ver como una silla sino con un banquillo.

—Porque no se hace aquí en una esquina de mi cama, total es grande, yo me sentare en la otra así estará más cómodo, que en ese banquillo de tortura

Los dos nos reímos al mismo tiempo, lo cual hizo que nos relajáramos, él se acomodó en el lado izquierdo y yo el extremo derecho.

Pasamos hablando de su vida, de cómo murió su padre, y de cómo tuvo que tomar la responsabilidad de ser rey a su corta edad, de mi hablamos de cómo eran mis padre y le explique cómo era mi época comparada con la de él, no lo podía creer de las tecnologías que existían.

Los primero rayos de luz, hicieron que me despertara, me encontraba sin mi mascara, cuando veo a un lado esta Keyla con su rostro entre mi cuello y mi brazo, uno de sus brazos rodeaban mi dorso, y una de sus piernas se encontraban encima de las mías, mi brazo la abrazaba, no sé en qué momento nos quedamos dormidos ambos, pero de algo estoy seguro de que si esto no es el cielo, es algo parecido.








La Fecha del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora