En busca de un esposo (2)-Harwin Strong.

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El heredero de Harrenhal mira un tanto molesto a su padre, quería casarse por amor y al ser hombre tenía más probabilidades de lograrlo, pero su progenitor se las acaba de quitar.

—La princesa Rhaenyra está de acuerdo con la unión.

—¿Y por qué debe ser hoy?

—La reina ha insistido que el matrimonio se debe consumar cuanto antes.

Harwin hace una mueca. La reina Alicent nunca le había agradado, siempre le reclamaba que dejaba muy lastimado a su hermano, Sir Gwayne, en los entrenamientos con la guardia de la ciudad.

—Padre, con todo el respeto posible, pero la princesa Visenya no tiene un cuerpo maduro.

—Le comenté eso a la reina, pero ella insiste en que es lo que los dioses desean.

Ya sin más que hacer se empiezan a alistar para la ceremonia.

Todo el castillo está adornado con el emblema de la casa Targaryen, y en la sala del trono en un lado hay un emblema de la casa Strong. La fiesta antes de la ceremonia es lo que se esperaba de la celebración del matrimonio de la princesa heredera que lamentablemente no se pudo.

Las actividades de la fiesta eran un tanto infantiles según algunos lord's y lady's, por ejemplo, en un lugar de la sala del trono escondieron una ficha con la mitad del emblema de la casa Targaryen y en la otra mitad el emblema de la casa Strong, y quien consigue este emblema gana una armadura completamente nueva o unos vestidos de las mejores telas.

Mientras la fiesta continúa y los invitados disfrutan de las actividades preparadas, Visenya se encuentra en una esquina de la sala, su mirada esquiva y su postura encorvada revelan su ansiedad. A pesar de haber vivido toda su vida en la corte, la idea de su matrimonio arreglado con Harwin la llena de nerviosismo y temor.

Harwin se acerca a ella con cuidado, notando la timidez que la envuelve.

—Princesa Visenya— murmura con amabilidad, tratando de no abrumarla. —¿Estás bien?"

Visenya se estremece ligeramente ante su cercanía y asiente con un susurro apenas audible.

—S-sí, estoy bien— responde con voz temblorosa, incapaz de sostener su mirada.

Harwin frunce el ceño con preocupación, sintiendo la tensión que emana de ella.

—Pareces preocupada— comenta con gentileza. —Sé que este matrimonio no es lo que esperabas, y lamento profundamente que te encuentres en esta situación.

La princesa se muerde el labio inferior, sintiendo una oleada de gratitud hacia él por su comprensión.

—Gracias, Harwin— murmura con timidez. —Pero s-sé que no tengo elección.

Harwin asiente con seriedad, ofreciendo su brazo a Visenya con delicadeza. Juntos, se dirigen hacia el centro de la sala del trono, donde los espera el destino que les han impuesto.

Mientras caminan hacia su destino, Visenya se aferra al brazo de Harwin, encontrando un poco de consuelo en su presencia en medio de la turbulencia que la rodea.

La sala del trono se llenó de un silencio solemne cuando el Septo Supremo se levantó, su figura envuelta en los pliegues sagrados de su túnica blanca. Sus ojos profundos y serenos recorrieron la congregación mientras se dirigía al centro de la habitación, donde Visenya y Harwin aguardaban con una mezcla de nerviosismo y resignación.

— Queridos hijos del Altísimo —, comenzó el Septo Supremo, su voz resonando con autoridad y reverencia en la sala. — Estamos reunidos aquí en presencia de los Siete, testigos sagrados de nuestras vidas y nuestras almas, para unir en santo matrimonio a Visenya de la Casa Targaryen y Harwin de la Casa Strong.

One shots de ASOIAF (Pedidos abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora