Reina favorita -Viserys I Targaryen

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Pedido de Idalytarinshelby


La sala del trono de la Fortaleza Roja estaba bañada por la cálida luz de cientos de velas. Las paredes de piedra parecían absorber la tensión que se cernía sobre los invitados reunidos para celebrar el aniversario del matrimonio entre el rey Viserys I Targaryen y su segunda esposa, la reina Jaenna Velaryon, hermana mayor de Laenor y Laena Velaryon. La música sonaba suavemente en el fondo, pero no lograba disipar la sensación de que algo estaba a punto de romperse.

Sentada a la derecha del rey, tu mirada se cruzaba con la de Alicent Hightower, la otra esposa de Viserys. Sus ojos verdes estaban llenos de una mezcla de resentimiento y desconfianza, algo a lo que ya te habías acostumbrado. Alicent había aprendido a esconder sus emociones detrás de una máscara serena, pero tú podías ver a través de ella. Sabías que su preocupación principal no era la estabilidad del reino, sino la seguridad de sus propios hijos.

A tu izquierda, Rhaenyra Targaryen, la hija mayor de Viserys, sonreía brevemente hacia ti, agradecida por tu apoyo. Habías hecho todo lo posible para protegerla en la corte, asegurando que sus derechos como heredera no fueran cuestionados. Pero la sombra de Alicent y de su ambicioso padre, Otto Hightower, se cernía sobre ambos como una tormenta inminente.

El banquete avanzaba con la típica pompa y ceremonia, pero la verdadera batalla se libraba en el silencio entre los platos, en las miradas furtivas y en los susurros. Viserys, ajeno a la creciente tensión, alzó su copa en un brindis.

—Por la reina Jaenna Velaryon, la luz de mis días y la madre de mis hijos. Que los dioses la bendigan y que nuestro reino prospere bajo su gracia —deja un beso en su mejilla.

Los invitados levantaron sus copas, pero el gesto era más simbólico que sincero. Mientras bebías de tu copa, notaste a Lord Otto Hightower, de pie al lado de Alicent. Su expresión era indescifrable, pero sus ojos brillaban con un cálculo frío. Sabías que tramaba algo.

Tras el brindis, mientras los sirvientes retiraban los platos principales, Otto se inclinó hacia Viserys y murmuró algo en su oído. El rostro del rey se ensombreció. Te preparaste para lo peor.

—Mi rey, —dijo Otto en voz alta, captando la atención de todos— hay ciertos rumores que deben ser atendidos. Rumores que ponen en duda la seguridad del reino y la legitimidad de su futura sucesión.

El salón se llenó de murmullos. Alicent bajó la mirada, fingiendo sorpresa, mientras Rhaenyra fruncía el ceño, su ira contenida a duras penas.

Viserys, claramente molesto, se volvió hacia ti, buscando apoyo. Sentiste que todos los ojos estaban sobre ti, esperando a ver cómo responderías.

—Estos rumores no son más que veneno vertido en la corte por aquellos que buscan desestabilizar el reino, —dijiste con voz firme, sin apartar la mirada de Otto—. Nuestra prioridad debe ser mantener la paz y proteger a aquellos que legítimamente ocupan sus puestos. Rhaenyra es la heredera legítima del Trono de Hierro, y cualquier intento de cuestionar esto no solo es una traición a la voluntad del rey, sino también una amenaza directa a la estabilidad de los Siete Reinos.

Viserys asintió lentamente, tus palabras resonando en él. Alicent apretó los labios, pero antes de que pudiera decir algo, uno de tus hijos, Aemon quien estaba sentado al lado de Rhaenyra, se levantó.

—El Trono de Hierro pertenece a Rhaenyra, y todos deberíamos unirnos para proteger su derecho, —dijo con valentía, mirando directamente a Alicent.

—Bien dicho, hijo —felicita Viserys —Rhaenyra me sucederá luego de mi muerte, tal como siempre he querido. Deben respetar eso.

Aegon junto a sus hermanos miran celosos como Aemon es felicitado por su lealtad hacia su hermana mayor.

Rhaenyra se levanta dándole una sonrisa a Jaenna, Jacaerys junto a la hija menor del rey Viserys y la reina Velaryon, Rhaelys se levantan tomando sus manos.

—Me complace anunciarles el compromiso de mi amada hermana la princesa Rhaelys y de mi hijo y heredero el príncipe Jacaerys.

Todos aplauden y alzan sus copas para festejar junto a la familia real. Alicent murmura junto su padre sin poder creer lo sucedido, ambos miran nerviosos como los grandes señores ya sea ellos mismos o sus representantes están contentos por Rhaenyra.

—Majestad, el compromiso entre el príncipe Jacaerys y la princesa Rhaelys está mal —comenta Daeron a su padre —La tradición Targaryen dicta que los hermanos Targaryen deben casarse entre ellos, como Aegon y Helaena hicieron.

—Mi Aemon se preparará para ser un miembro de la guardia real, ¡alcen sus copas por el dragón protector! —exclama Viserys mirando a su hijo mayor.

Esa cena de la familia real fue llamada la cena de los anuncios debido a la cantidad de cosas que se revelaron sobre la familia, también fue una cena donde las lealtades al trono de hierro se hicieron cada vez más fuertes.

One shots de ASOIAF (Pedidos abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora