Sin arrepentimientos (1) -Jacaerys Velaryon

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La princesa Daenys Targaryen miraba con tristeza su vestido de color blanco con detalles perlados. Un vestido muy sencillo para una princesa Targaryen en el día de su boda.

Nunca espero casarse con alguien que no amaba, pensó que su padre, el rey Viserys, había aprendido su error de no casar a su primera hija y heredera con el hombre que deseaba, pero no. Ahora a su segunda hija de su primer matrimonio, la niña que sobrevivió a tan triste día que el extraño se llevó a su mellizo y a su madre, estaría casándose con su medio-hermano el príncipe Aegon Targaryen por orden de la reina Alicent y el rey Viserys.

—Te vez hermosa —halaga con una sonrisa Alicent.

La princesa lo dudaba. Le hubiera gustado tener detalles dorados como el vestido de boda de su hermana, o quizás tener detalles rojos y negros para agregarle su toque. Pero la reina insistió, al igual que una boda bajo la fe de los 7 y no de la fe valyria que sigue.

Las puertas son abiertas y el rey se adentra con una sonrisa para abrazar a su pequeña. Le recordaba tanto a su amada, la quiso llamar Aemma, pero tuvo un sueño donde tenía una hija soñadora por lo que la llamo Daenys en honor de la salvadora de la casa Targaryen.

—Eres tan parecida a ella.

Alicent hace una mueca mientras le pone las joyas con delicadeza a su hijastra, aunque la consideraba una hija al criarla desde que nació. Cuando está completamente lista le da un asentimiento a su esposo.

—Deberíamos partir a la sala del trono, hay que recibir a los invitados.

La familia camina hacia dicha sala donde se celebraría la cena previa para luego que el septón supremo los uniera en sagrado matrimonio. Todos agachan sus cabezas ante la familia real, la familia más poderosa de los 7 reinos.

La sala del trono es decorada con los colores de la casa Targaryen y un gran emblema sobre el trono de hierro, pero a sus costados hay dos emblemas de estrellas con 7 puntas en honor a la fe que sigue la reina -ya que el príncipe Aegon no cree en ningún tipo de dios-. Rhaenyra ve a su hermanita con una sonrisa mientras que su esposo-tío el príncipe Daemon pone una mueca, a su difunta prima no le hubiera gustado ese vestido para su hija ni su actitud de perdida.

Jacaerys al ver a su tía se levanta de su asiento sin pensarlo haciendo que unas personas se le quedaran mirando, pero poco le importo. Nunca fue un secreto para nadie que la princesa Daenys y el príncipe Jacaerys se amaban y soñaban con casarse, pero la dragona de la princesa Daenys solía aparearse mucho con el dragón del príncipe Aegon haciéndole creer al rey que era una señal de los dioses para casar a sus hijos, aunque solo eran preferencias de los dragones y no de los jinetes.

Al llegar Daenys enfrente a la mesa es buscada por Aegon que le da un beso en su mano y comparten unas palabras "dulces" para luego irse a sentar a un lado del rey. Ninguno quería la boda, ambos querían ir a volar con sus dragones para escapar del lugar.

Pero ambos hermanos eran diferentes. Mientras Aegon quería ir hacia las ciudades libres o Dorne a beber vino y estar rodeado de prostitutas, Daenys quería ir a Rocadragón con su amado Jacaerys para poder casarse bajo la fe valyria.

—Nos reunimos aquí para celebrar la boda de mis hijos...

Ni el príncipe Velaryon ni la princesa Targaryen prestaron atención a las palabras del rey, ambos mirándose esperando transmitirle sus sentimientos al otro. Cuando el baile da por inicio ninguno de los prometidos sale a bailar, por lo que son obligados a compartir un baila muy aburrido y con un aire de tristeza.

La reina manda a sus otros hijos a bailar para que la gente se empiece a animar, pero solo logra que Aegon vuelva a la mesa dejando a Daenys sola bailando con un grupo de personas tratando de olvidarse de que miseria que se convertiría su vida.

One shots de ASOIAF (Pedidos abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora