Capítulo 4

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Narra Flavia 

Después de almorzar debía volver a la empresa, estaba cerca sólo debía atravesar la plaza. Iba escribiéndole a mis hermanos, desde que les pedí una explicación ante el hecho de que le dieran mi número a Javiera, ninguno de los dos contestaba. 

Me senté unos minutos en una de las bancas cuando escuché los acordes de una guitarra, recorrí la plaza buscando de dónde venía esa música hasta que la vi, era ella, Javiera. 

Estaba sentada a unos cuantos metros en el pasto, tenía su guitarra azul en mano; su pelo ya no caía como una cascada, lo tenía atado un rodete dejando caer dos pequeños mechones en su cara. 

Después de un pequeño intercambio de mensajes caminé hasta ella, la miré unos segundos desde arriba, al hacerlo ella me miró de vuelta y pude notar el verde de sus ojos, sonreí internamente sabía que no me había equivocado al pensar que sus ojos eran claros. Me senté frente a ella y empezamos a charlar. 

– Así que estás intentando escribir una nueva canción 

– Si, pero estoy con un bloqueo 

– ¿Puedo ayudarte con algo? 

– Tranquila, de alguna forma lo voy a lograr 

– ¿Por qué intentas sacar una nueva canción?

– Esta noche tengo una presentación, en el mismo bar, es de una amiga y me ofreció presentarme hoy 

– ¿En serio?– ella asintió mientras sonreía– me gusto tu presentación de anoche, si no te molesta quisiera ir hoy también 

– ¿Lo dices en serio?– asiento mientras la miro, tiene un pequeño brillo de ilusión en los ojos– claro será bueno verte esta noche ahí 

Hablamos unos cuantos minutos más hasta que ella revisó su celular, me miró con duda unos segundos y decidió hablar. 

– Perdona, tengo que irme, mi descanso terminó 

– Esta bien, nos vemos esta noche 

– Claro señora Betancourt– dejo un beso en mi mejilla, agarró su guitarra y la vi alejarse corriendo. 

Me quedé unos segundos pensando en lo bien que la había pasado mientras hablábamos, tal vez debía agradecerle a mis hermanos porque le dieran mi número, claro después de 

asustarlos un poco por lo mismo. 

Cuando volví a la realidad noté que Javiera había dejado sus hojas, las agarre para que no se volaran, busqué mi celular y le escribí. 

*– Javiera te dejaste tus hojas en la plaza* espere unos cuantos minutos hasta que me contestó 

*– ¿Podrías guardarlas por mi?, estoy atascada en la pega, aun tengo un rato hasta que mi horario termine* 

*– Puedo alcanzarlas a tu pega si quieres* 

*– ¿En serio?, eso sería genial, me salvarias la vida prácticamente* 

*– Claro, solo dime donde trabajas* espere unos cuantos minutos, seguramente algo la mantenía ocupada en su pega. Cuando pensé que ya no iba a contestarle mi celular volvió a sonar.

*– Perdona que tarde,  llegaron unos clientes, trabajo en la cafetería frente a la plaza* 

Me paré del pasto y fui hasta la cafetería, en cuanto entré vi que el lugar estaba repleto de gente, busqué a la morena y la encontré atendiendo una de las mesas, ella no me vio por lo que me acerque hasta la barra. 

Estaba parada esperándola en cuanto me vio sonrió y caminó hasta mí, con una bandeja bajo el brazo, además ahora tenía puesto un delantal blanco con el logo del lugar.

– Señora Betancourt parece que ya me extrañaba 

– O usted señorita Cáceres, mire que olvidar sus hojas

– Perdona por eso, estaba apurada– le pase sus hojas– gracias realmente me salvaste con esto

– Bueno, señorita Cáceres ya tengo que volver a mi trabajo 

– Espera– se alejó un poco y preparo un café para llevar, se acercó de nuevo a la barra y me lo dio– gracias por las hojas 

– No debes… 

– La casa invita– Sonrió esperando a que tomara el vaso 

– Gracias 

Agarré el vaso mientras sonreía y salí de la cafetería, caminé hasta la empresa, probé el café sintiendo como prácticamente me volvía el alma al cuerpo. 

Cuando entré en mi oficina vi a mi hermano sentado en mi lugar. 

– Hola hermanita 

– Hasta que al fin te dignas a aparecer Emiliano 

– ¿Qué pasa Fla?– hablaba como si realmente no supiera que estuve gran parte del día buscándolo a él y a Teresa

– ¿Puedo saber por qué le diste mi número a esa chica en el bar anoche? 

– Fla… mira ella es una buena opción para ti, necesitas alguien para distraerte 

– No puedes tratar a una persona como una distracción y menos a ella 

– ¿Por qué la defiendes? 

– Porque es una persona y no puedes tratarla así, además por lo menos no se enojó por ello 

– ¿Hablaste con ella? 

– Me escribió para decirme que mi hermano le dio mi número y quería saber si yo estaba de acuerdo 

Emiliano me miró sin saber qué decir, sabía que lo había hecho con una buena intención pero no podía decir que Javiera sería una distracción. No cuando ella se portó tan bien conmigo. 

– Esta bien perdona, no debí haberle dado tu número sin preguntarte y tampoco debí decir que ella es una simple distracción 

– Gracias por entenderme

– ¿Y qué harás esta noche hermanita? 

– Saldré

– ¿Saldrás?, ¿y no nos invitas a Tere y a mi? 

– No, está noche saldré sola 

– ¿A dónde irás? 

– Saldré es lo único que voy a decirte

– Vamos dime, puedes confiar en mi soy tu hermano– dude un segundo pero decidí contárselo, mire el vaso de café y sonreí 

– Me encontré con Javiera hoy, se va a presentar esta noche y me invitó 

– ¿Te invitó? 

– Si, me invitó a ver su presentación hoy 

– Disfruta Fla y date una oportunidad para amar 

– Creo que amar es una palabra grande, a penas nos estamos conociendo Milito 

– Bueno, pero no te cierres 

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora