Capítulo 32

157 9 0
                                        

Narra Javiera

Emiliano, Teresa y yo estábamos sentados en el escritorio en la mansión Betancourt. Florencia nos había preparado unos cafés y nos dejó en el escritorio para que hablemos.

– Entonces… ¿Qué dices te sumas?– Teresa intercalo su mirada entre nosotros dos

– ¿Es en serio esto?

– Claro, recibirás una paga al igual que Fernanda si acepta– Emiliano se había encargado de explicarle a su hermana cuál era la idea que teníamos para que trabajara con nosotros

– Así que, yo me encargaría de toda la prensa

– Serias la primera en tener las exclusivas y te encargarías de elegir a quienes dar entrevistas además de ti

Teresa se quedó en silencio durante varios minutos pensando en la propuesta de trabajo que le habíamos dado, nos miró durante unos cuantos minutos mientras terminaba su café.

– Bien, lo hago

– Okey, eso es genial, mañana mismo voy a tener tu contrato para que lo firmes– me sorprendió el hecho de que Emiliano se lo tomara tan profesionalmente pero también me hizo darme cuenta de que era el indicado para ser mi manager

– Bueno, aprovecho que esto ya está solucionado para irme, Emiliano te veo mañana en la cafetería para arreglar lo que queda

– Espera– Teresa volvió a hablar– ¿Puedo saber que te llevó a renunciar a tu contrato?

– Te prometo que vas a ser la primera en tener esa exclusiva, pero aún no

Salí de la oficina y me crucé con Hernán, él se acercó un poco más a mí y extendió su mano.

– ¿Me acompañas a dar una vuelta en el patio?

– Claro– tomé su mano y salimos al patio, nos quedamos en silencio unos cuantos segundos solamente observando las estrellas hasta que él volvió a hablar

– Mi esposa tiene razón cuando dice que tus ojos tienen tristeza, pero ahora también hay un poco de brillo y también en los ojos de mi niña, mi Flavia paso por mucho junto a esa chica Isidora, solo quiero que tu hagas feliz a mi niña

– Señor Betancourt…

– Dime Hernán por favor, serás mi nuera en poco– nos detuvimos casi al final del patio, bajo un gran árbol

– Hernan, yo de verdad quiero a su hija, lo que menos quiero es que Flavia sufra, me importa realmente

– Lo sé, puedo verlo… cuando tuviste el accidente Flavia estuvo pendiente de todo lo que te pasaba, eres tu quien le devuelve la sonrisa y estoy de acuerdo con ello

– Sabe… me hubiera gustado tener un padre como usted, que se preocupa realmente por sus hijos

– ¿Qué pasó con tus padres?, Flavia nunca hablo sobre ello

Me quedé en silencio por unos cuantos minutos pensando en que decirle a Hernán, él tiene una gran ternura en sus ojos, como cualquier padre que se preocupa por sus hijos y se mostraba preocupado por mi

– Nunca conocí a mi padre biológico y a mi madre… a ella la mataron cuando tenía 11 años, la única familia que me queda es Gonzalo, nosotros nos criamos juntos, es como un hermano para mi, es toda la familia que tengo

– Y ahora también nos tienes a nosotros, somos tu familia ahora

– Gracias– Hernán se acercó a mí para abrazarme

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora