Capítulo 2

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Narra Flavia

Los tres nos quedamos en silencio durante unos cuantos minutos, Emiliano pasaba su mirada entre Tere y yo, mientras que ella tomaba su trago poco a poco.

– Bueno ya, no vinimos aquí para vernos a las caras como desconocidos
– Emiliano tiene razón, perdona me pase con lo que te dije Fla
– Esta bien– estire mi mano sobre la mesa para que ella la tomara– solo me interesa estar con ustedes ahora– Tere asintió ante mis palabras
– Ahora sí, un salud por los hermanos Betancourt
– ¡Salud!– chocamos nuestros vasos y de pronto las luces se apagaron dejando una sola que alumbraba el centro del escenario

Una chica subió al escenario con una guitarra, mientras se acercaba al micrófono se podían escuchar los acordes. Mis hermanos hablaban entre ellos pero a mi lo único que me interesaba era ella.

La forma en la que deslizaba sus dedos por las cuerdas de la guitarra, como caminaba a paso firme hacia el micrófono y como su pelo caía como una cascada ondulada por su espalda, pasando un poco más allá de sus hombros pero no muy bajo.
Tenía un vestido negro que se amoldaba perfectamente a ella; cuando empezó a cantar senti como su voz me atrapaba lentamente, tenía una delicadeza perfecta para decir cada una de las palabras.

– Si que canta bien esa chica– volvió la vista a mis hermanos
– Tal vez deberías invitarle un trago Fla
– ¿Qué cosas dicen?, ella debe tener miles de personas detrás
– Nadie como tu hermanita

Narra Javiera

Claro que podía sentir la mirada de esa mujer recorrer cada centímetro de mi y aunque normalmente me incomodaba que cualquiera me mirara de esa manera, con ella es distinto.

Sus ojos claros no salen de mi mente mientras estoy en este escenario dejando que la gente escuche mi última canción.

Cuando terminó logró ver que ella no está sentada en esa mesa con las otras dos personas, la busco unos segundos con la mirada pero al no encontrarla desisto. Gonzalo me hace señas para que baje y camino a la barra junto a él.

– Lo hiciste genial ahí arriba
– Gracias
– Gonzalo tiene razón, fue magnífico, si sigues así te voy a contratar de forma permanente– Rocío se acerca a nosotros con dos vasos– tengan, cortesía de la casa

Sonrió mientras agarró el vaso, Gonzalo me imita y ambos brindamos. Vuelvo a pasar la mirada por el bar, simplemente recordando todo lo que viví acá adentró.

Acá conocí a la Maira, mientras yo me sentaba en una de esas mesas a escribir mis primeros intentos de canciones ella trabajaba atendiendo a las personas.

*Flashback*
Hice un bollito de la hoja que recién terminaba de escribir y la tiré hacia un lado, estaba pasando por un bloqueo para poder escribir una buena letra.

– Espero que limpies eso
– ¿Qué?– alce la vista, una chica unos centímetros más baja que yo, me miraba frunciendo el ceño
– Que espero que limpies esto
– Si, lo siento… estoy teniendo algunos problemas para escribir
– ¿Y puedo saber que escribes?
– Estoy intentando escribir una canción
– ¿Eres cantante?
– Lo intento
– Soy Maira por cierto– extendió su mano
– Javiera

*Fin del flashback*

Y así fue como nos conocimos, poco a poco empezamos a pasar tiempo juntas, mensajes iban y venían todo el tiempo, estábamos mucho rato juntas en este bar, mientras yo escribía algunas canciones, ella atendía en la barra y en sus minutos libres me ayudaba.

Maira estuvo a mi lado desde que empecé con la música, fue quien me ayudó muchas veces con mis canciones, se volvió mi familia, nos mudamos juntas a un departamento cerca del bar y cerca de la cafetería donde trabajó en las mañanas.

Teníamos nuestra rutina ya, pero todo se fue a la mierda cuando la encontré en nuestro departamento, en la tina con esa mujer.

– Esa mujer no te dejo de ver en ningún momento
– … ¿Qué?– mire a Rocío que fue quien hablo
– La mujer pelirroja de aquella mesa– hace un gesto con la cabeza para señalar la misma mesa que estaba viendo desde el escenario
– Déjate de tonterías, además ¿no tendrías que intentar que vuelva con tu amiga?
– Tu relación con Maira ya termino, deberías concentrarte en buscar alguien que te haga sentir mariposas
– Que me haga sentir mariposas– me río ante su ocurrencia. Aunque Rocío es la mejor amiga de Maira cuando nos separamos se mantuvo neutral, no la apoyo a ella, ni tampoco a mi.

Me quedé unos minutos más hablando con Gonzalo, cuando alguien se sentó en el banquito a mi lado.

– Ponme tres pisco sour por favor
– Claro– Rocío preparo los pisco sour y se los dio
– Disculpa– gire a mirarlo, era el hombre que estaba sentado junto a esa mujer que no dejaba de verme en el escenario
– ¿Si?
– Amm– él se quedó en silencio durante unos segundos, Rocío empezó a reír
– Creo que mejor me voy
– Yo quería darte esto– tendió un papel hacia mi– es el número de mi hermana Flavia, ¿podrías darme el tuyo para ella?
– ¿Ella sabe que estás haciendo esto?
– Si, solo que ella es algo tímida y me pidió que te lo traiga
– ¿Seguro?
– Te lo juro, entonces… ¿me das tu número para ella?
– Esta bien– escribí rápidamente mi número en una servilleta y se lo di
– Gracias– se alejó unos pasos y volvió– ¿cuál es tu nombre?
– Javiera
– Javiera, fue genial como cantaste ahí arriba

Él se alejó, gire nuevamente hacia Gonzalo y Rocío quienes me miraban riendo.

– ¿Qué fue eso?– Rocío dejó nuevamente dos vasos frente a Gonzalo y a mí, negué rechazandolo
– La verdad, no sé, pero ya tengo que irme
– Te llevo
– No, está bien Gonza, prefiero caminar
– Es peligroso, acepta que Gonzalo te lleve– el me miró esperando a una respuesta
– Bien, vamos

Después de saludar a Rocío salimos juntos del bar y caminamos hasta el auto de Gonzalo. En el camino fuimos hablando aunque no podía dejar de pensar en ese número que me habían dado.

– Javi, llegamos
– Gracias por el aventón– salude a Gonzalo y baje de su auto, camine hasta la puerta de mi departamento.

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