Capítulo 27

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Narra Javiera

Había visto el mensaje de Flavia para que nos juntemos a hablar pero todavía no sabía qué decirle así que solo lo ignoré.
Estaba terminando de limpiar la casa cuando sonó el timbre, fruncí el ceño, nadie me había avisado que iba a venir, camine hasta la puerta y cuando abrí vi a Teresa.

– Teresa, ¿qué haces aquí?

– ¿Podemos hablar?

– Claro– me hice a un lado y la deje entrar– siéntate, ponte cómoda– le señale el sillón, ella asintió y se sentó– ¿Quieres tomar algo?

– Lo que tu quieras– camine hasta la cocina y serví unos vasos con jugos, volví a la sala, Teresa estaba jugando con su celular cuando me acerqué a ella

– Ten

– Gracias– tomó uno de los vasos y me senté frente a ella

– Bien, ¿qué haces aquí?, me sorprende verte en mi casa

– Me preocupa Flavia

– ¿Tú hermana?, ¿y que tengo que ver yo con ella?

– Javiera tu sabes lo que mi hermana siente por ti, ella terminó su relación con Isidora por ti

– Perdona pero eso no lo hizo por mi, si termino con Isidora es porque ella lo quiso, yo no tengo nada que ver con eso

– Bien, míralo como tu quieres pero realmente quiero que hables con ella, Flavia está mal y eres la única persona que podría ayudarla

– Dudo mucho que yo pueda hacer algo por ella

– Por favor Javiera, mírame, estoy aquí pidiéndote que hables con mi hermana porque se que eres la única persona que podría hacer algo por ella, esto también es difícil para mí

Me quedé en silencio unos minutos pensando en lo que Teresa me estaba pidiendo, tenía que aceptar que era verdad cuando decía que pedirme ayuda era difícil para ella.

– Esta bien, voy a hablar con Flavia, pero no puedo prometerte nada

– Gracias, aunque no lo parezca Flavia me importa

– Voy a hacer lo que pueda, Flavia también me importa

– Bueno, mejor me voy– se levantó del sillón– gracias por aceptar ayudar a mi hermana

Después de que Teresa se fue me quedé unos minutos pensando sobre qué le diría hasta que se me cruzó una idea por la cabeza, fui hasta mi habitación por la guitarra que Flavia me había regalado.

Antes de hacer cualquier cosa le escribí a Emiliano para que consiguiera el número de Lizama, iba a necesitar de su ayuda para poder hablar tranquila con Flavia.

Narra Flavia

Tenía que admitir que Emiliano y Teresa tenían razón en decirme que desde el otro día cuando Javiera salió de casa de mis padres molesta mi humor no es el mejor.

Había estado prácticamente discutiendo todo el día con los empleados de la empresa, y más después de que los posibles inversionistas cancelaran por segunda vez la reunión, últimamente nada está saliendo como quiero.

Ya eran casi las 20:00 me había asegurado de que todos se fueran de la empresa, me paré de mi lugar en el escritorio y camine hasta el pequeño bar para servirme una copa de vino.

Necesitaba hablar con Javiera y poder pedirle perdón por lo que había hecho Isidora, bebí un trago de vino mientras revisaba mi celular cuando escuché una melodía a lo lejos.

Deje la copa sobre el escritorio y salí de mi oficina, seguí el sonido de la melodía de la guitarra hasta la terraza, cuando abrí la puerta vi a Javiera, estaba sentada en el sillón con la guitarra que le había regalado. En cuanto me vio sonrió levemente y empezó a cantar

– Chiquitita, dime por qué
Tu dolor hoy te encadena
En tus ojos hay
Una sombra de gran pena

No quisiera verte así
Aunque quieras disimularlo
Si es que tan triste estás
¿Para qué quieres callarlo?

Me acerque a ella y me senté a su lado, Javiera me dio una rápida mirada pero siguió concentrada en su música

– Chiquitita, dímelo tú
En mi hombro, aquí llorando
Cuenta conmigo ya
Para así seguir andando

Tan segura te conocí
Y ahora tu ala quebrada
(Qué vacío, me duele verte llorar)
Déjamela arreglar, yo la quiero ver curada

Chiquitita, sabes muy bien
Que las penas vienen y van y desaparecen
Otra vez vas a bailar y serás feliz
Como flores que florecen

Algunas lágrimas caían por mis mejillas mientras la escuchaba, apoyé mi cabeza en su hombro y deje que su voz me envolviera.

Chiquitita, no hay que llorar
Las estrellas brillan por ti allá en lo alto
Quiero verte sonreír para compartir
Tu alegría, chiquitita

Otra vez quiero compartir
Tu alegría, chiquitita

Otra vez quiero compartir
Tu alegría, chiquitita
Otra vez quiero compartir
Tu alegría, chiquitita

Me sentía tan abrumada por todos estos días en los que ella no me dirigía la palabra que tenerla aquí a mi lado, cantando una de sus hermosas canciones me tranquilizaba.

Las dos nos quedamos así unos cuantos minutos, Javiera había dejado su guitarra a un lado y sostenía mis manos entre las suyas.

– ¿Mejor?– asentí despacio sin separarme de ella

– ¿Cómo entraste?

– hackee tu sistema de seguridad con mi celular

– ¿En serio?– me incorpore para mirarla, tenía que mejorar ese sistema

– Claro que no– dejó escapar una risa y me quedé embobada mirándola– le pedí a Lizama que me deje pasar. Tu hermana fue a hablar conmigo hoy y me dijo que estas mal

¿Teresa había ido a hablar con ella? Ahora sí que tenía que agradecerle por lograr que tuviera estos minutos con Javiera.

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N/A: Hola, nuevo capítulo para terminar este domingo un tanto pesado para mi, estoy con mil cosas de la facultad pero escribir y subir los capítulos me ayuda a distraerme aunque sea unos minutos.

Saludos y los veo en los comentarios

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