CAPÍTULO 17: "Déjala ir"

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Narra Neteyam

Nadaba con _____ en mis brazos, Lo'ak y Spider me ayudaban a llevarla más rápido.

No podía pensar claramente, todo pasó tan rápido. Estaba esperando el disparo que nunca llegó, al abrir los ojos ella estaba justo en medio.

Mi corazón se paró.

Ella va a estar bien, tiene que estar bien.

Llegamos a una roca donde estaba mi padre. No lograba escuchar a los demás, solo balbuceos, mis oídos parecían tapados. Me puse a su lado, intentando hacer algo para que despierte, se durmió porque estaba cansada... era eso.

Mi padre me hablaba, mi madre tenía lagrimas en los ojos al igual que los demás. ¿Por qué lloran cuando ella duerme?

—_____ despierta... —susurré— Ya nos vamos a casa, vamos a terminar de hacer el collar que dejaste en la mitad porque no te gustaba como te quedaba... —mi voz se cortaba— Yo te voy a ayudar, va a quedar muy lindo.

Estaba igual de hermosa que siempre cuando dormía... pero el rojo teñía su ropa y mis manos estaban pintadas del mismo color.

—¡DÉJALA IR! —me gritó mi padre, despertándome del shock.

Lo miré y mi visión se hizo borrosa por las lágrimas contenidas que comenzaban a salir.

Ahí estaba ella... sus labios perdieron ese rosa característico y su piel ya no se sonrojaba al verme tan cerca. Acerqué mi rostro al suyo y uní nuestras frentes para sentirla por última vez, no oía su corazón latiendo rápido como siempre cuando hacía eso.

No era posible, no quería creerlo. No quería perderla, no puedo perderla.

No imaginaba una vida sin verla sonreír, enojarse, gritar, murmurar, alentarme y abrazarme. Me había mostrado una vida en la que podía ser feliz, libre con ella a mi lado y ahora me la habían arrancado de mis brazos en un solo segundo.

Al fondo escuchaba los sollozos y gritos de dolor, mi madre y mi padre la querían tanto... como si fuera su hija.

Y yo la amaba tanto que mi vida dependía de ella, una vez se lo dije y ella sonrió como si lo que dijera fuera un juego... pero no, ella era indispensable para mí.

Era mi atokirina enviada por Eywa, pero nunca pensé que lo sería de forma tan real. Ella era justo lo que necesitaba y ni yo sabía, siempre estuvo en el momento y lugar justo. Mi persona del cielo.

Mi madre no paraba de llorar y yo estaba abrazando al cuerpo muerto del amor de mi vida.

Escuché cuando mi padre les habló a los demás por mis hermanas, Spider dijo que él lo llevaba y calmó a mi madre para ir a buscar a Kiri y Tuk. Todos se fueron, menos Tsireya.

Yo no estaba en el mundo real, todo a mi alrededor no significaba nada al verla a ella.

—No me dejes— rogué—, Gran Madre no permitas que me deje.

—Neteyam —dijo Tsireya llorando— ella está con Eywa.

—No me dejes, te necesito.

No podía ser fuerte ahora, todo en mí se rompió en mil pedazos. El tiempo dejó de importar mientras estaba a su lado, no escuché, ni sentí cuando mi familia volvió.

No reaccionaba con nada que me dijeran, solo dejé que se llevaran su cuerpo con mucho cuidado.

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Ella estaba acostada entre una hoja flotando en el agua, mientras todos a nuestro al rededor lloraban mi pérdida.

Mi padre y mi madre me acompañaron a llevarla al Árbol de los Espíritus, deslicé mi mano por última vez por su mejilla y su cabello

El Árbol la hizo parte de él, mi madre dice que toda la energía es prestada... y algún día la tienes que devolver. Ella vive en el corazón de Eywa y en el mío... eternamente.

Mi chica de otra línea, como la llamó ella una vez. Me dijo que una vez leyó sobre las líneas paralelas, no entendí mi bien lo que significaba, pero lo suficiente para entender que ella era parte de otra diferente que la mía. Nuestros mundos se habían unido por un tiempo que fue mágico.

Una vez la perdí de vista me acerqué a las hojas del Árbol y me uní a él. Gran Madre... déjame verla, una vez más.

Miles de colores y rayos de luz pasaron por mis ojos al cerrarlos. Aparecí en un extraño lugar, parecía dentro de un cuadrado, un pasillo con varias puertas cerradas y al fondo una abierta en el que entraba luz.

Caminé con mucho cuidado y me tuve que agachar para entrar por la entrada. En una cama al medio del lugar... estaba ella durmiendo. Su cabello desordenado, su respiración pesada, sus largas pestañas y el rosado de sus labios.

Era ella.

Volvió a su mundo.

Solté un suspiro y varias lágrimas al verla tan bella, estaba bien. ¿Me recordará al despertar? Una parte mía dolía al pensar que quizás seré un simple sueño para ella, pero me alegraba que estuviera bien.

Quería que viviera, que ella fuera feliz... aunque no fuera conmigo.

—Te veo y te amo, mi atokirina.

Dije por última vez antes que Eywa decidiera que era suficiente y abrí los ojos. Gracias Gran Madre por permitirme verla una vez más y saber que ella está bien.

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~Un año después~

Nunca pude olvidar el sonido de su voz y el perfume de su cabello. Era la única persona que iba a poder amar toda mi vida.

Ya nada era igual, las risas ya no eran parte de mí y nunca más pude volver a ser yo. Entrenaba todos los días y cada hora para dejar de pensar en el dolor, pero era imposible.

La guerra no había terminado.

Mi padre no pudo creer cuando se enteró que el Coronel Quaritch seguía vivo y nos preparamos todo este año para ser más fuertes y enfrentarlo.

Entrené tanto hasta llevar mi cuerpo al límite y terminé desmayado varias veces.

—Debes dejar de hacer eso— dijo Kiri a mi lado.

—¿Hacer qué? —todo me recuerda a ella, amaba decir eso.

—¡ESTO NETEYAM! Tu cuerpo no aguantará más si lo tratas así.

—Tiene razón bro, te excedes demasiado. —dijo Lo'ak.

—Dejenme en paz —suspiré, no tenía ganas de seguir escuchándolos.

—Basta hermano, ella no hubiera querido esto— se atrevió a decir.

—Kiri creo que... —intentó decir Lo'ak.

—¡Cierra la boca! —nunca le había gritado a mi hermana de esta forma, pero sobrepasó el límite.

—¡No! ¡Tú escucha! Ella no hubiera querido esto ¡DIO LA VIDA PARA QUE PUEDAS VIVIR! ¡NO DEJES QUE SEA EN VANO!

Dolió, dolió mucho.

Salí de ahí sin decir nada, los escuché llamarme, pero no quería hablar con ellos. Las lágrimas volvieron a salir como siempre lo hacían.

La extrañaba tanto.

Pero más dolía que ellos tenían razón, pero no podía hacerlo. No podía seguir sin ella. Solo Eywa sabe como me afectó perderla.

Fui al Árbol de los Espíritus a unirme a él y pedirle a la Gran Madre que me permita verla. Solo algunas veces podía verla sentada en una mesa junto a varios libros a su alrededor.

Seguía con su vida y yo no podía seguir con la mía.














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Hola! ¿Cómo están?

Espero que les haya gustado el capítulo, ayer no publiqué porque la verdad estaba un poco insegura de cómo seguir esta parte. Pero al final ya me decidí por fin.

Me puse re triste al escribir el capítulo 💔💔

Líneas paralelas (Neteyam y tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora