3 | Manada/Familia

2.5K 230 61
                                    

"¡Eres un idiota Fredd!! ¿Me escuchaste? ¡Un completo idiota!!"
La rubia recordaba las palabras que le dijo a su hermano el día que, el mencionado, tiró por accidente su teléfono por una pequeña colina de un poco más de 10 metros de largo. Los recuerdos venían mientras se preparaba y se alistaba para salir con su familia ¿a comer?, ¿cazar?, ¿bailar? No lo sabía, lo único que sabía era que hoy era un día y noche especial.

Miércoles, 17 de mayo.

- Feliz cumpleaños querida, te amo mucho - decía el padre de la rubia mientras la abrazaba.

- ¡Muchas gracias papá!! ¡Te amo más!! - decía la rubia emocionada a su padre - ¿sabes que haremos hoy? – concluía la rubia mientras poco a poco se soltaba del abrazo.

- No, tu madre no quiso comentarme, dijo que sería una sorpresa para todos, así que cuando estés lista, nos vamos.

- Ya estoy lista, ¡vamos!!

Enid realmente se encontraba emocionada, su cumpleaños era de las pocas fechas en el año que esperaba con ansias.
Desde muy pequeña, sale con su familia a muchos lugares y a realizar actividades, todo diferente cada año, era tal vez la única fecha en el año que se sentía querida por sus seres más cercanos, especialmente por su madre, aunque no siempre fue así.

Antes de lo sucedido con Fredd, su madre realmente no le interesaba mucho la vida amorosa de sus hijos, ella creía que mientras ellos fueran felices, no importaba nada más, también, su madre intentaba pasar tiempo con Enid, a pesar de ser la única en su manada en no transformarse desde su infancia.

Poco a poco, algo en su madre cambió. El mate de Fredd le rechazó, condenando a la familia a vivir en completa miseria por el resto de sus vidas, a no ser que ocurriese un milagro. Enid no pudo enlobarse hasta sus 16 y, viendo como familiares y amigos de la rubia ya lo habían logrado, comenzaba a creer que su hija era una completa decepción, aunque logró calmar los ánimos desde que se enlobó hace ya un año.

A pesar de no tener la mejor relación con su madre desde ya hace unos años, ella la seguía amando, al fin y al cabo, era su madre. Al cabo de un rato esperando, se encontraría a la ya mencionada ya fuera de su casa.

- Feliz cumpleaños Enid. Sé que tal vez, estos últimos meses no hemos tenido la mejor comunicación ni la mejor relación, pero quiero que sepas que todo lo que hago es por tu bien. Te quiero mucho.

- Gracias mamá, no te preocupes, ¡lo arreglaremos todo juntas!! – agregaba la rubia a su madre, esperando un abrazo y tal vez un regalo, ambas cosas no sucedieron.

- Bien, es hora de irnos – decía la madre de la lobita, quien la observaba y escuchaba algo decaída, pero no importaba, su momento había llegado.

Comenzaron su recorrido, todos en el apretado auto. Mientras el padre conducía y la madre era su copiloto, los 5 menores de la manada Sinclair se encontraban en la parte trasera, Enid, Isaac y Fredd eran los que estaban sentados, mientras que los menores se encontraban en las piernas de los mismos.

El camino no fue tan largo, tal vez unos 15 minutos, los Sinclair habían llegado a su destino que, a la rubia no le causó tanta felicidad al lugar al que habían llegado.

- Es aquí niños, bajen del auto – ordenaba la madre a los niños que realmente necesitaban un respiro tras el agitado viaje.

- ¿Qué es esto? – preguntó la cumpleañera algo asombrada y sin mucha emoción ante el lugar que estaban presente. Dos enormes torres que parecían un castillo.

- Feliz cumpleaños querida, es tu regalo – agregaba su madre, quien se encontraba frente al inmueble, invitando a todos a cruzar las puertas.

- ¿Dónde estamos?

The Sun & The Moon • Wenclair •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora