6 || Cuidar y Esconderse: Pt 2

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- ¿Dónde estoy? – una confundida chica con un peculiar tono de voz se hacía presente.

- Lo lograste cariño.

- ¿Madre? ¿Qué haces aquí? ¿Qué es este lugar? ¿Estamos muertas? – preguntaba la confundida monocromática al ver a su madre, al mismo tiempo que observaba el sombrío y oscuro lugar que parecía su hogar, pero totalmente abandonado e invadido por el paso el tiempo.

- No estamos muertas, solo es una visión. No tenemos mucho tiempo.

- ¿Por qué no mencionaste esto antes? ¿Por qué esperaste tanto tiempo?

- Teníamos que esperar a que estuvieras lista.
- Siempre he estado lista.

- Hacía falta algo.

- ¿Y eso es...?

- Lo tendrás que descubrir por tu cuenta cariño – respondía la apresurada mujer de vestido negro – ahora, lograste despertar el collar, bien, pero faltan más cosas por hacer. Tienes que aprender a enfocar tu energía para hacerlo funcionar.

- ¿Qué poderes, madre? no me has dicho nada de cómo usarlo ni que hacer.

- Trata de invocar algo.

- ¿Invocar algo? ¿Cómo se supone que lo haga?

- Ya sabes que palabras usar – la madre de la chica cada vez se veía más apresurada – cada que logres usar tus poderes, se revelarán los siguientes, esto solo al terminar cada una de las tareas – decía la mujer antes de concluir – se nos acabó el tiempo Wednesday, ya sabes que hacer.

- Espera.

- Date prisa.

- ¿Cómo sabías?

- ¿Saber qué?

- Acerca de Enid y el ritual.

- ¿Acaso mencioné un nombre en la nota? – preguntaba con una sonrisa en el rostro la de vestido largo ante los ojos de asombro e incredulidad de la chica – estás empezando a entender cariño.

Con eso último dicho, Morticia desapareció de la vista de la morena, dejándola con más dudas que respuestas, pero algo, lo más inimaginable, empezaba a tener sentido en la alborotada y misteriosa vida de la chica, sus sentimientos.

- Ve por ese lado y sube, yo subiré por este – comentaba el más alto mientras ambos tomaban sus respectivas navajas.

- ¡Tal vez si bajas en este instante, le daremos el cuerpo a tu familia! – gritaba el de menor estatura – si es que tienes, claro – concluía entre risas.

Agotada, acorralada y con la desesperanza rodeando sus ojos, las opciones de Enid se habían acabado, quien se encontraba con una chica ensangrentada en sus brazos y una mochila en su espalda.

A pesar de ser más fuerte que la gran mayoría de personas promedio, Enid no podría con dos hombres, al menos, no ellos dos, no en esas condiciones y en su forma humana. Enid sabía que tenía que transformarse, era la única forma de salvarlas, así que lo intentó, pero sin sorpresa alguna, la loba no podía enlobarse.

Esto no era nada nuevo, pero esta vez, se sentía diferente, como si algo se lo estuviese impidiendo. Ella creía que podía hacerlo, sentía su cuerpo de la misma forma que aquella ocasión del hyde, en aquella noche que salvó a Wednesday, pero había algo que simplemente no se lo permitía.

- Tuviste tu oportunidad – decía el más alto mientras uno de los dos comenzaba a subir por el árbol.

- Perdón Wends, no pude protegerte, dile a mi familia que la amo – decía entre lágrimas la rubia mientras abrazaba y daba besos en la frente de la monocromática, para posteriormente, sentarla donde ella estaba.

The Sun & The Moon • Wenclair •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora