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//Narrador Horacio Pérez//

Horas antes...

Salí de la mansión luego de dar un gran portazo... había tenido una pelea muy fuerte Ford y no tenía ninguna intensión de quedarme a escuchar sus reclamos y amenazas vacías. 

-Señor Horacio, ¿a dónde va? -Preguntó uno de los guardias de la entrada, le dediqué una mirada amenazadora y entendió de inmediato que debía quitarse de mi camino-.

Seguí caminando hasta llegar a uno de los coches que justo se estaba aparcando afuera, me dirigí hasta donde estaba uno de los chicos y sonreí. 

-Necesito las llaves de este coche... -Ronroneé, él me miró extrañado y sonreí ladinamente... conocía perfectamente las reglas del controlador de mi novio, así que sabía que le había prohibido a todos los chicos que no me dejasen un coche a menos que hubiese una orden para hacerlo-.

- ¿El Señor... lo sabe? -Apreté la mandíbula y reí bajito mientras negaba con la cabeza... realmente detestaba que esas personas se creyeran mejor que yo... era una estupidez-.

-Escucha, lindo... -Me acerqué más a él haciéndolo retroceder, aunque este fuese mucho más alto y más fuerte que yo, sabía que no debía colocarse a la defensiva o le iría peor- Si yo te pido que te tires de un puente, lo haces; si te pido que te metas un tiro, lo haces... así que... ¿Qué pasa si te pido un coche...? 

-Se... lo doy... -Habló bajo, yo reí y asentí con la cabeza-.

-Exacto... -Me coloqué serio- Así que ahora, dame el maldito coche o te juro que te corto la garganta ahora mismo... -Él tragó grueso y me tendió las llaves del coche, le obsequié una de mis sonrisas- Gracias, lindo... -Pasé a su lado y entré al auto encendiéndolo y poniéndome en marcha-.

No tenía ni puta idea de adonde iría, la mayoría de veces que salía era junto a Ford o con sus malditos sabuesos..., ahora estaba solo... y podía hacer lo que se me diera la regalada gana... sonreí ante esa fantasía, pero tal sueño se vio interrumpido por una llamada en mi móvil... Reí y contesté. 

-Horacio... -La fría y amenazadora voz de Ford se escuchó al otro lado de la línea, me mordí el labio inferior al escucharlo así... a veces me gustaba hacerlo enojar... demasiado- Vuelve... ahora... 

-Tranquilo, bebé... solo daré una vuelta... -Reí-.

-Te advierto que esto no me está gustando para nada... -Rodé los ojos-.

-Tranquilo, Ford... ya sabes, a veces necesito irme de ese lugar... siento que me tienes como un ave enjaulado... -Hice un puchero sabiendo que esto lo volvía loco, aunque ni siquiera me veía, estaba seguro de que por mi voz sabía que lo estaba haciendo- No me dejas volar... -Solté el volante un momento para hacer una seña con las manos extendiéndolas-.

-Sabes que eso no es cierto... te doy toda la libertad que pides..., pero no es seguro que andes por ahí sin correa... -Fruncí el ceño-.

- ¿Ah no...? ¿Y por qué no...? El cuello ya me duele de tu "correa" 

-No quieres seguir discutiendo, Horacio. Vuelve. 

- ¿Sabes, bebé? -Sonreí- Esta noche no volveré... -Reí- Seré un ave libre..., pero, prometo que cuando llegue a casa te haré la mejor mamada de tu vida, ¿de acuerdo? Solo déjame esta vez... 

- ¡A la mierda, Horacio! ¡Vuelve acá ahora! -Ahí estaba, el verdadero lado de él... ese lado que tanto odiaba-.

-Jódete, Ford. -Colgué la llamada y apagué el móvil... no quería saber nada de él al menos por un par de horas-.

The temptation. //Volkacio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora