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//Narrador Viktor Volkov//

Aquello debía estarme afectando más de lo que esperaba, pues jamás había visto factible la opción de acostarme con alguien con tal de obtener información, y menos con el novio de un jefe de la mafia... la sola idea me causaba repudio hacia mí mismo, no podía caer tan bajo... era imposible...

Me sentía tan ansioso que no pude evitar regresar.

Abrí la puerta de la cabaña, eran exactamente las 10:45pm. Bajé las escaleras del sótano y me di cuenta que él estaba profundamente dormido, ¿Cómo es que alguien podía dormir tan tranquilo estando en esa situación? 

Tal vez no era necesario acostarme con él..., tal vez si solo me ganaba su... confianza. 

Él comenzó a despertar al escuchar mis pasos, me miró y sonrió débilmente. 

- ¿Ya amaneció? -Preguntó con la voz un poco baja, negué con la cabeza y me senté frente a él mientras tomaba el botiquín- ¿Qué hace? -Preguntó, pero no respondí, solo preparé las cosas de curación, cuando lo preparé todo, miré su pierna y la tomé, él me miró y sonrió maliciosamente-¿Sabe comisario? no pensé que me pondría tanto solo con sentir su mano sobre mi pierna... -Fruncí el ceño y comencé con mi trabajo, de vez en cuando él dejaba escapar jadeos de dolor y muecas bastante graciosas, terminé y coloqué la venda- Gracias... -Dijo cuando comencé a guardar todo-.

-De nada... -Dije levantándome de la silla-.

-Comisario... me confunde... -Me di la vuelta y lo miré- Usted me... confunde... -No dije nada, me di la vuelta con intensiones de irme, pero de nuevo me llamó- Comisario... ¿podría desamarrarme? Mis manos duelen... siento que... si me dejan ir, no podré ni estirar los brazos porque olvidé como se siente... 

Me quedé pensando... ¿Era esa una buena idea? ¿Era una buena idea ganarme su confianza soltándolo para que pudiese estar en el sótano sin necesidad de estar con las cuerdas, me di la vuelta y lo miré fijamente.

- ¿Por qué debería hacerlo? -Pregunté, él sonrió-.

-Prometo no escapar... solo quiero... estirarme. 

Si intentaba algo, él estaba en desventaja... yo tenía más fuerza y era más grande, mientras que él tenía una pierna lastimada... Me acerqué y él me sonrió mientras cierta esperanza aparecía en su rostro. 

-Si intenta algo... lo asesinaré aquí mismo... -Advertí, él asintió repetidas veces con la cabeza, me dirigí nuevamente hacia donde estaba Horacio y desamarré las cuerdas de sus manos y de sus pies-.

Me alejé un poco y él sonrió mientras acariciaba sus muñecas... estiró los brazos e hizo una leve mueca de dolor, era obvio que le dolía, había estado en la misma posición durante varios días... ¿Cómo mierda seguía intacto...? 

-Comisario... perdón que moleste, pero... -Lo miré y me preocupé un poco al ver su mueca de dolor- ¡Necesito el baño! -Miré asustado hacia todos lados y más cuando noté que comenzaba a dar leves brinquitos en el mismo lugar-.

-Joder. -Lo tomé del brazo, pero cojeó un poco debido a su pierna lastimada- Me cago en Dios... 

- ¡Comisario! -Pidió, debía ser una maldita broma-.

Lo cargué en mis brazos al estilo nupcial y subí con él escaleras arriba y lo llevé hacia el baño, él se bajó casi de inmediato y corrió hacia adentro, solté aire y me froté el rostro con frustración... debía ser una jodida broma. 

Luego de un momento, salió y me miró con una sonrisa, la diferencia de altura era aún más notoria de aquella forma. 

-Gracias, comisario... 

-Ahora, de vuelta al sótano. -Él me miró y asintió con la cabeza, pensé que pondría más resistencia, pero no lo fue-.

Llegamos nuevamente al sótano y él comenzó a mirar por todo el lugar, bajo mi atenta mirada...

-Sabe... me gustó como me cargó hace unos momentos... -Se giró a verme, lo miré indiferente y él sonrió malicioso mientras se acercaba a pasos lentos hacia mí, no sabía si era porque intentaba seducirme o si era por su pierna lastimada- Me gustó estar entre sus brazos... comisario... -Pasó sus brazos por detrás de mi cuello y aquella acción me hizo ponerme alerta, me quedé en la misma posición mientras lo veía desde arriba, él se mordió el labio inferior-.

-Aléjese. -Pedí, él me miró y colocó un puchero... maldición, esa acción fue... extraña...-.

- ¿Por qué...? -Se colocó de puntillas y sonrió- Comisario... ¿no seria más fácil aceptar mi trato...? -Susurró, pasé saliva y descrucé mis brazos haciendo que Horacio pudiese acercarse más a mí- ¿Por qué... no? -Por alguna razón coloqué mis manos instintivamente en su cintura, Horacio sonrió complacido-.

//Narrador Horacio Pérez//

Me tomó de la cintura... maldición... solo con esa acción logró ponerme duro... lo necesitaba, por alguna razón lo necesitaba...

-Béseme, comisario... fólleme, hágame lo que quiera, pero necesito que haga algo... -Pedí-.

Deslicé una de mis manos por su fuerte pecho y comencé a bajar mientras sentía sus abdominales por encima de esa camisa que le quedaba tan jodidamente bien, llegué hasta su pantalón y jugué un poco con su cinturón, miré a Volkov y noté que no hacía nada, solo me miraba... como si esperase que hiciera algo, quizá pensaba que mi plan era distraerlo y luego escapar...

-Aléjese. -Pidió nuevamente, sonreí y negué con la cabeza, me arrodillé frente a él sintiendo el dolor punzante en mi pierna lastimada, pero no me importó en lo absoluto... miré hacia arriba notando la mirada de miedo que tenía-.

-No se preocupe, comisario, si me deja hacer esto... obtendrá toda la información que desea... -Acaricié su entrepierna con mi cabeza y luego me alejé para mirar su reacción- Claro, pero usted también debe respetar mis condiciones... 

-Horacio, aléjese. -Me pedía que me alejara, pero él no hacía nada para alejarme-.

-Comisario, bombón... -Acaricié con mi mano su entrepierna y sonreí ladinamente- Se divertirá... jugué con la hebilla de su cinturón y amenacé con quitarla, cuando por fin iba a quitarla, el sonido de un móvil sonando hizo que Viktor se alejara completamente y tomase su teléfono-.

- ¿Bueno? -Habló, fruncí el ceño y quise matar a quien sea que fuera la persona que estaba tras la línea- Paola, le he dicho muchas veces que no salga a beber sola. - ¿Paola...? ¿Quién era... ella? -Joder... voy para allá. -Y colgó- A la silla, le amarraré nuevamente-.

-Per- -No me dejó terminar, pues en un abrir y cerrar de ojos me tomó y me sentó en la silla mientras volvía a amarrarme-.

-Ni una palabra de esto al superintendente. -Advirtió y luego se fue-.

El muy cabrón me había dejado con las ganas... y todo por culpa de esa tal Paola.

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¿Qué tal les va pareciendo la historia? ¿Les está gustando? <3

¿Algún consejo?


N/A. Nadie dijo que aprenderse los 206 huesos del cuerpo humano junto con sus funciones sería fácil. :') 


The temptation. //Volkacio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora