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//Narrador Horacio Pérez//

Abrí los ojos al escuchar el ruido insistente de la alarma, noté a Volkov revolviéndose abajo de mí y me alejé un poco para que pudiese moverse mejor... me sentía agotado, pero feliz... me encantaba esa manera de despertar... poder ver a Volkov... sentir sus manos aferradas a mí, mi cabeza sobre su pecho escuchando los latidos tan calmados de su corazón.

- ¿Tiene que ir a trabajar? -Pregunté notando que comenzó a levantarse de la cama, me quedé acostado del otro lado mirando atentamente todos sus movimientos-.

-Sí. -Respondió... él siempre tan hablador-.

Se metió al baño y salió luego de unos largos minutos, tenía solo los pantalones puestos dejando al descubierto su tan esbelto cuerpo... esos músculos tan marcados y esa piel tan blanca y pálida que provocaba morderla y marcarla por todos lados. Volkov se dirigió al armario y al momento de darse la vuelta para tomar su camisa, noté los rasguños que había en su espalda... rasguños que yo le había hecho la noche anterior. Se veían de un tono rojizo y me sentí ciertamente culpable, pero... debía admitir que me encantaba haberlo marcado de esa manera. Pensé que Volkov me había dejado marca en el cuello, pero en realidad fue prudente y ya ni siquiera se veía.

Yo seguía en la cama sin despegar ni un momento la mirada de ese perfecto hombre... Me mordí el labio inferior intentando ahogar una sonrisa..., me era imposible no hacerlo al verlo. Viktor se peinó y me miró una última vez, como anunciando que ya se iba, fue entonces que me senté en la cama y lo miré expectante...

-Qué tenga buen día, comisario... -Dije, él asintió con la cabeza y estuvo a punto de salir de la habitación, pero antes de que terminara de llegar a la puerta, lo llamé- ¿No piensa... despedirse de mí? -Pregunté con anhelo... me hacía cierta ilusión... ridículo de mi parte-.

Volkov se dio la vuelta y soltó aire mientras se acercaba a la cama y se quedaba frente a mí, mirándome... sin decir ni una sola palabra... Alcé la mirada para verlo debido a la diferencia de altura, y más aún porque yo seguía sentado en la cama. Y por fin, se agachó hasta mi altura, colocó su mano sobre mi cuello y dejando su pulgar sobre mi mejilla nos unió en un profundo beso que acepté gustoso... El beso comenzó a formarse más deseoso y me hacía dejar escapar un par de jadeos, pero Volkov se detuvo y negó con la cabeza... él debía ir a trabajar, solté aire y asentí. 

Sin más, salió de la habitación... en cuanto cerró la puerta una sonrisa comenzó a formarse en mi rostro... 

Mi corazón saltaba de alegría... me sentía drogado... una estúpida sonrisa estaba formada en mi rostro y mi mirada estaba perdida en la puerta de la que recientemente Volkov había salido... 

Había pasado mucho tiempo desde que me había sentido tan bien... 

//Narrador Gustabo García//

Debía ser una maldita broma... 

-Eso es lo que hemos visto, Señor... -Dijo uno de mis empleados frente a mi escritorio... arrugué las fotografías que sostenía entre mis manos y las lancé con furia lejos de mí-.

- ¡Debe ser una maldita broma! -Grité levantándome de mi silla, George retrocedió al verme de esa manera- ¡Eso no pudo haber pasado! 

-Lo lamentamos..., aún no sabemos como fue que la policía se dio cuenta... Ahora el lugar se encuentra rodeado por agentes del CNP y del CNI... ya no podemos hacer nada... 

- ¿Ford ya lo sabe...? -Pregunté tirándome a mi silla y dándole la espalda a George-.

-Sí... dijo que no se puede... hacer nada... -Apreté los dientes con furia... Dos de mis mejores chicos habían sido capturados en el bar de los Goas, ¿Y Ford no pensaba tomar la responsabilidad...? -.

The temptation. //Volkacio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora