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//Narrador Viktor Volkov//

Salí de la cabaña con la respiracion un poco agitada... no podía hacerlo, era imposible conseguir la información de esa manera, no me veía capaz... así que seguiría con mi plan de ganarme su confianza. 

Tomé mi coche y fui en busca de la imbécil de Paola, me importaba una mierda que fuese una oficial del CNP, era imbécil pues siempre se encargaba de dejar en mal al cuerpo y con sus actitudes hacía que todos pensaran que éramos la burla de la ciudad. 

Aparqué a la orilla de un bar de mala muerte y solté aire frustrado al notar a la peli rosa tirada en el suelo, tiritando debido al frío y con una cara de mierda debido a beber tanto. Bajé del coche y me dirigí hasta donde estaba ella rezándole a alguna divinidad del cielo para que nadie la haya visto en ese estado y que eso arruinara aún más la reputación de comisaría... un poco difícil considerando que se encontraba tirada en medio de la acera. 

-Paola. -Llamé, ella levantó la mirada y sonrió-.

-Com...isa...rio... -Arrastró las palabras... solté aire cansado, Conway no me pagaba lo suficiente-.

-Levántese. -Ordené, pero ella negó insistentemente con la cabeza y me sonrió todavía más-.

- ¿Qui...re... tom...ar...? -Preguntó sacando una botella de ron y enseñándomela-.

-Déjese de tonterías y levántese si no quiere que la vuelva alumna nuevamente. -Amenacé..., pero ella estaba tan ebria que ni siquiera se inmutó- Joder... -Me agaché a su altura y la cargué en brazos, sintiendo la mirada de varias personas sobre nosotros... aquello era jodidamente vergonzoso-.

La coloqué en el asiento del copiloto y al momento de dejarla ahí, comenzó a roncar... realmente me estaba hartando y algún día la terminaría echando a patadas del cuerpo. 

La llevé hasta su apartamento y la dejé durmiendo en su cama... ¿Quién era yo? ¿Su maldita niñera o qué? Me fui de allí y me dirigí a mi apartamento... dejé las cosas en la mesa de la entrada y me dirigí directamente a darme una ducha... luego me dispuse a dormir... 

-Comisario... ¿por qué no cede ante mí?  -La voz de Horacio se escuchó, abrí mis ojos y noté como tenía al de cresta entre medio de mis piernas, tocando mi muslo y sonriendo con lascivia- ¿Qué hay de malo conmigo? ... acaso... ¿no lo quiere? -Acarició con su mano mi entrepierna sacándome un jadeo debido a la sorpresa-.

- ¿Qué dem...-? 

Abrí los ojos y noté la oscuridad de mi habitación... había sido solo un sueño... Miré el reloj de la mesa de noche y noté que la alarma estaba apunto de sonar, me senté en la cama y me quedé un momento pensando... ¿Por qué mierda había pensado en aquello? 

Solté aire cansado y me decidí por comenzar con mi día, me di una ducha y me coloqué mi ropa de trabajo... escuché unos pasos en la sala y me coloqué un poco alerta... ¿Quién demonios era? Salí de mi habitación a pasos lentos y sigilosos, pero me tranquilicé al ver a Conway en el sofá, cómodamente sentado y fumando un cigarrillo. 

-Buenos días, muñeca... ¿Estás listo para este día? -Solté aire y me dirigí a la cocina... sería un día largo, eso estaba claro-.

-Supongo que sí... -Dije poco convencido... no me gustaba mucho la idea de comenzar con la tortura a Horacio..., no luego de lo que sucedió anoche, si la idea era ganarme su confianza... torturándolo no ganaría nada-.

-Bien, porque hoy será un día complicado. -Asentí con la cabeza mientras me preparaba una taza de café, noté al super acercándose a la cocina y sentí su mirada clavada en mí- ¿Sucede algo? -Pregunté sin alejar mi mirada de lo que estaba haciendo-.

-Ayer sucedió algo raro... fue extraño, ¿sabes? Tener al puto jefe de los Goas frente a mí y no poder hacer nada... -Asentí comprensivo y él siguió hablando- Estuve a punto de liarme a puñetazos con ese asqueroso... -Rio y logró captar mi atención, lo miré por el rabillo del ojo y él sonrió mientras le daba otra calada más al cigarrillo-.

- ¿Por qué? -Pregunté devolviendo mi mirada a la taza de café y apoyándome en la mesa de la cocina-.

-Bueno, fue él quién me amenazó y tomó de la camisa... -Lo miré mientras le daba el primer sorbo a mi café- Por culpa del rubito ese no pudimos. -Alcé una ceja curioso y él sonrió mirando hacia un punto fijo de la mesa- El hermano de Horacio, se interpuso y casi mata a Ford. -Me miró y sonrió ladinamente- Fue extraño... Como sea, ¿dejaste a Horacio sin comer como te ordené? -Casi me atraganto con el café debido a la sorpresa de la pregunta, Conway me miró curioso ante mi reacción-.

-S-sí... lo hice. 

- Quiero ver que tanto puede aguantar... -Miré hacia otro lado mientras me tomaba el café casi de una...- ¿Sucede algo, Volkov? -Lo miré y dejé la taza vacía en el fregadero-.

-No, no es nada... solo pensaba. -Él asintió y soltó aire-.

-Ahora, vámonos.

//Narrador Horacio Pérez//

Sentí un líquido frío recorrerme por completo, abrí los ojos de golpe debido al susto encontrándome así con el superintendente y... el comisario. Conway me había lanzado un balde de agua fría, lo miré enojado y sonreí cansado. 

- ¿Tan temprano viene a tocar los huevos, super? -Pregunté hastiado de la situación-.

- ¿Cómo la ves que sí? -Rodé los ojos y miré al comisario, este se encontraba mirando la mesa de herramientas... aquello me preocupó un poco, solo un poco- Verás... crestitas... estamos cansados de estos jueguitos así que... comenzaremos con la verdadera diversión, ¿A que sí Volkov? -El comisario se dio la vuelta y noté como sostenía una navaja en su mano, miré sin comprender y Conway rio burlón-.

Y cuando el comisario se acercó y le dio la navaja a Conway... supe que la verdadera tortura estaba por iniciar...



The temptation. //Volkacio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora