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(Este aviso habla de este capítulo que estás a punto de leer,
por lo que puedes saltártela si lo consideras spoiler)- Ataque de pánico
- Mención/flashback de muerte
y accidente
9 | De autopistas y aeropuertos
Hannah
Cuando el timbre suena a la mañana siguiente, mi hermana se despide de nuestra madre, que está a punto de irse a trabajar, y le da un fuerte abrazo a Nora, a la que mamá va a llevar a casa de una amiga. Luego, Debbie se cuelga una abultada mochila sobre los hombros y agarra una de sus maletas.
Yo cojo la otra y me dirijo a la puerta con un «hasta luego». Bajamos al portal en el ascensor y al salir vemos que Carol nos espera en el coche de su madre, en el asiento del conductor.
No es hasta que me acerco que veo que hay alguien más en el asiento trasero: Daniel.
Carol se baja y abre el maletero. Lleva una sudadera rosa y unas horquillas del mismo color apartándole los rizos rubios de la cara.
—Creo que hay hueco suficiente —dice, muy sonriente—. Si no, podemos meter alguna mochila delante.
—Menos mal que el maletero es grande —responde mi hermana.
Ayudo a Debbie a subir las maletas y me meto en el coche, en la parte de atrás. Mi mirada no tarda en encontrarse con la de Daniel, que parece sorprendido de verme.
—Hola —saluda con media sonrisa.
Le devuelvo el gesto.
—Hola.
—¡Dan, cuánto tiempo! —exclama Debbie en cuanto cierra la puerta del copiloto—. ¿Cómo estás? Hace un montón que no te veo. No sabía que venías también.
—Sí —dice él—, para llevar el coche de vuelta.
—Es verdad, me dijo Carol que te habías sacado ya el carnet. Hannah también se lo sacó hace unos meses, poco después de cumplir los diecisiete.
—¡Míralos, Debs! —Carol deja escapar un suspiro nostálgico—. Hace nada que nos tocaba hacer de niñeras en sus cumpleaños y ahora fíjate, ya conducen y todo.
—¡Cómo crecen...!
—Vaya dos abuelas rememorando la juventud. —Pongo los ojos en blanco, aunque ninguna pueda verme desde su asiento—. Que tenéis veintitrés años, madre mía.
—Pues eso mismo —se burla Daniel—: dos abuelas.
Su hermana farfulla algo parecido a «mimimi» en señal de protesta, pero luego arranca y nos ponemos en marcha.
—Oye, ¿el único con carnet en nuestra clase no era William?
—Y Tina también —puntualiza Carol—, pero suspendió seis veces el examen, entonces nadie quería subirse con ella.
—¡Es verdad, no me acordaba!
No tardamos en salir de Hawthorn Bay y nos meternos en la autopista de camino al aeropuerto de Bristol, que es el que queda más cerca. El trayecto son unos cuarenta minutos, así que me echo para atrás mientras Debbie y Carol continúan hablando de sus cosas, con la música sonando suave por los altavoces.
El coche de la madre de Daniel me trae muchos recuerdos de tardes yendo a la playa o a la bolera, de días en los que se hacía tarde y me acercaban a casa. Daniel mira por la ventanilla como hacía entonces, observando distraído los coches mientras, disimuladamente, sigue el ritmo de la canción con el pie.
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Entre líneas | ✔
Teen FictionDaniel y Hannah. Dos amigos de la infancia que se han distanciado. Una canción guardada en el cajón. Palabras ocultas entre líneas. Un reencuentro que lo cambiará todo. Dan no entiende por qué su mejor amiga desapareció de su vida hace cuatro años...