Epílogo | Perderse para encontrarse

106 11 14
                                    

Epílogo | Perderse para encontrarse


Hannah

El primer día de universidad, Dan viene a recogerme a casa para llevarme al campus.

La Universidad de Bristol no está a más de cuarenta minutos de Hawthorn Bay, y aunque siempre creí que aprovecharía la menor oportunidad para huir de aquella pequeña ciudad y empezar de cero lo más lejos posible, lo cierto es que quedarme cerca de las cosas que me son familiares no está tan mal. Tengo el resto de la vida para echar alas, pero no porque sienta que me ahogo donde estoy.

El trayecto se me hace más corto de lo que esperaba, entre canciones y unas risas para las que debería ser demasiado temprano, pero que me ayudan a sacudirme de encima los nervios del primer día de clase.

Poco más de un año después de reencontrarnos en la fiesta de Cris, Dan aparca el coche y me mira desde el asiento del piloto.

—Sé que ya te lo he dicho, pero qué guapa vas. —Pone el freno de mano antes de inclinarse hacia mí y darme un beso en los labios—. ¿Estás segura de que no te importa volver en bus? Te puedo esperar cuando acabe.

Hago un gesto con la mano para quitarle importancia y me quito el cinturón.

—No te preocupes, pero en cuanto termines espero un audio contándome cómo te ha ido todo.

Dan me dedica una sonrisa que podría iluminar hasta el día más gris, asiente con la cabeza y ambos salimos del coche. Aunque al final no le dieron la beca, sí que le mandaron un correo muy alentador en el que lo felicitaban una vez más por lo bien que lo había hecho y lo mucho que habían disfrutado escuchándolo tocar, y lo animaban a presentarse de nuevo en la siguiente edición.

Así que el resto del curso se dedicó a perfeccionar y componer otras canciones, grabar vídeos y buscar opciones para después de la graduación. Este verano, además, ha encontrado trabajo en una empresa que se dedica a hacer videojuegos. Lo han contratado como ayudante del diseñador de sonido, y participa en la creación de melodías para los juegos y los efectos sonoros de la interfaz.

También hace tiempo que volvió a sentirse cómodo con la idea de regresar a TikTok, y esta mañana va a casa de un chico de Bristol que rapea y con el que hace tiempo que quiere grabar algo. Se llama Evan y, según me ha contado, se hicieron amigos en el mes que estuvimos separados. Hablan muy a menudo, y desde entonces hemos quedado algunas veces con él y otra chica, Bianca; es fácil ver que son muy buenas personas. Este verano han estado un poco liados y parece que Evan no ha estado muy bien del todo, pero ahora que está mejor, a Dan no le ha costado convencerlo de hacer un vídeo juntos.

Así que entre TikTok, el trabajo y sus proyectos personales, Dan está encantado de pasar el día entero rodeado de música, y yo no podría estar más orgullosa de él.

Sin soltarme la mano, me acompaña hasta la entrada de la facultad de Económicas. Atravesamos el campus y caminamos por una plaza con varias zonas de césped y árboles rodeada de otras facultades, residencias de estudiantes y otro tipo de dependencias. Hace un día tan bonito y soleado que desearía no tener nada que hacer para poder dar un paseo y perdernos un rato entre las calles de Bristol.

Una vez al pie de las escaleras que llevan a la puerta de la facultad, nos detenemos y me pongo frente a él. Nos miramos el uno al otro unos instantes, posponiendo todo lo posible el momento de despedirnos.

—¿Era mañana cuando habías quedado con James? —le pregunto.

—Sí, cuando él salga de clases, pero si te apetece podemos vernos por la noche e ir a cenar a algún lado. Quiero detalles de cómo te van los primeros días.

Entre líneas | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora