29 | Como siempre ha sido

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29 | Como siempre ha sido

Hannah

9 de diciembre

Daniel, 11:07

Hannah, soy James

Estoy con Dan

Puedes venir a su casa???

Hannah, 11:09

qué ha pasado? está bien?

Daniel, 11:09

Reunión de emergencia, tía, venga. En serio tengo que explicarte más???

Hannah, 11:09

llego en quince minutos

A toda prisa, me cambio el pijama por unos vaqueros y una sudadera con tal de no tardar más de lo necesario. Quiero verlo desde que ayer Rachel me enseñó el vídeo, porque durante la tarde apenas me respondió a un par de mensajes y sin dar muchos detalles. Sin embargo, y a pesar de lo preocupada que estoy, todavía tengo marcas de mi pelea con Kylie y no quiero hacerle sentir peor ni culpable.

Pero si James me ha pedido que vaya, no voy a quedarme quieta.

Me planto frente a su casa en tiempo récord, pero no sé si sus padres estarán allí ni cuánto saben acerca de lo que ha pasado. Como no me veo con fuerzas para comprobar ninguna de las dos cosas, me cuelo hasta el jardín trasero y trepo por el contenedor de basura hasta el tejado. De ahí, a la ventana de Dan.

Dentro, los dos chicos hablan sentados en la cama, aunque desde fuera tan solo les veo la espalda. Doy un par de toquecitos en el cristal y James es el primero en girarse. Se apoya más en la cama para alcanzar la ventana y abrirme.

—¿En serio? ¿Por la ventana?

—Estoy aquí, ¿no?

Veo en la expresión de James cómo se contiene por no poner los ojos en blanco y resoplar. Dan, por otro lado, esboza una sonrisa tan débil al verme que sería fácil confundirla con una mueca. Tiene muy mala cara: está más pálido que de costumbre y dos sombras oscuras se marcan bajo unos ojos hinchados y enrojecidos.

Me quito los zapatos, los tiro al interior de la habitación para no pisar la cama con ellos puestos y entro a darle un fuerte abrazo. Él suspira y me devuelve el gesto, hundiendo la cara en el hueco de mi hombro. Se sorbe la nariz y me dedico a acariciarle el pelo con dulzura. A pesar del frío que hace fuera, el calor que emana su cuerpo me envuelve como un manto.

—¿Qué te ha pasado? —pregunta James, con los ojos clavados en mi cara.

—Que Kylie me ha demostrado que puede defenderse solita. Al final no era necesario que el resto la tratásemos siempre con guantes de algodón.

James me mira con una aprobación que no esperaba encontrar en su mirada. Dan, en cambio, se separa de mí y frunce el ceño, preocupado.

—¿Te duele? —Me pone una mano en la mejilla, sin llegar a tocar el arañazo que tengo en el pómulo.

—Solo un poco, pero sí que me han expulsado tres días. ¿Cómo estás tú?

—Pues James me ha castigado sin móvil. —Se ríe sin ganas.

—Porque tienes que dejar de mirarlo, joder. Hannah, dile que no puede pasarse el día leyendo comentarios.

—No puedes pasarte el día leyendo comentarios.

Entre líneas | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora