21 | Razones para estar nervioso

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21 | Razones para estar nervioso


Daniel

El viernes por la mañana, durante las clases, soy incapaz de quedarme quieto. Y es que a los nervios de haber quedado con Hannah, se suman los de que, en poco más de veinticuatro horas, voy a enseñarle algunas de mis canciones.

Nunca me he atrevido a dejar que nadie las escuche, y cuanto más lo pienso, menos claro tengo que esto sea buena idea. Aun así, quiero hacerlo. Quiero compartirlas con ella porque estoy seguro de que, aunque honesta, sabrá encontrar las palabras para no hacerme daño si le parecen malas. Siempre ha tenido esa habilidad, incluso si ni siquiera ella misma es capaz de darse cuenta de ello.

Suspiro y, cuando levanto la cabeza, veo a James hablando con Beth a unos metros de distancia, en el otro extremo de la clase. Cuando llegue la profesora de Historia tenemos un parcial y, aunque he intentado repasar durante el recreo y estos últimos minutos, no he podido concentrarme demasiado.

—¿Ya hay que empezar a organizar el viaje de fin de curso? —escucho a mi amigo preguntarle a Beth, que es la delegada de la clase—. ¿Tan pronto?

—¡Pues claro! Si queremos encontrar algo decente y no sea muy caro, hay que ir decidiendo ya. Al menos, estaría bien que pudiéramos ponernos todos de acuerdo.

James tuerce el gesto, pensativo, pero termina asintiendo.

—Sí, tienes razón. Si necesitas ayuda, avísame, y te echo una mano en lo que haga falta.

—Cuento contigo, entonces.

La sonrisa de Beth se ensancha, pero a quien se le ilumina el rostro es a James, que no podría estar más ilusionado con la idea.

Los observo en silencio y sin pensar tan siquiera en acercarme. En parte, por no cortarle el rollo a mi mejor amigo, pero sobre todo porque Beth lleva medio mes sin dirigirme la palabra. No la culpo por ponerse del lado de su amiga, pero me gustaría que las cosas fueran diferentes.

Al menos, puedo alegrarme de que no extienda el castigo de silencio también a James, porque él no me lo perdonaría jamás. De hecho, cada día los veo más a gusto juntos, charlando con más confianza.

Pienso en lo que me dijo el otro día acerca de pedirle salir y, a medida que pasan los días, más posibilidades veo de que salga bien.

La profesora de Historia llega y tenemos que separar los pupitres para hacer el examen. Durante un momento, en la clase reinan el desagradable chirrido de las mesas y sillas contra el suelo que siento rechinar en el cerebro, los suspiros nerviosos y los comentarios de «buena suerte» entre aquellos que están más cerca unos de otros.

En las primeras filas, la profesora ya reparte los folios con las preguntas. El cuestionario que tenemos que hacer hoy no vale demasiado para la nota, pero, a pesar de haber estudiado, no puedo evitar que se una a la lista de cosas que me ponen hoy nervioso.

—Dan. —El susurro de Cris me saca de mis pensamientos. Está una fila por delante, con el flequillo anaranjado recogido hacia atrás con unas pinzas de colores—. ¿Te sobra un boli? El mío se ha quedado sin tinta.

—Creo que sí, espera.

Rebusco en el estuche y encuentro un boli. Me aseguro de que pinte bien antes de dárselo a Cris, que me mira expectante.

—Gracias, luego te lo devuelvo. Oye, me ha comentado Beth que Kylie y tú lo habéis dejado. No ha salido bien al final, ¿no?

Tuerzo el gesto. Después de la discusión que tuvimos en medio de Bristol, ese «no ha salido bien» resulta una forma muy suave de decirlo.

—Qué va, buscábamos cosas distintas —repito las palabras que le dije a Hannah, porque de algún modo resumen bastante bien la situación. Sigo sin saber qué queríamos ninguno de los dos con exactitud, pero está claro que no estábamos en la misma página—. En fin, así es la vida.

—Ya ves, pero será por gente... Si quieres salgo más internacional, recuerda que tengo un montón de primas guapas en España. —Me guiña el ojo, divertido—. Bueno, también tengo primos guapos, ¿eh?

—Tuve bastante con la última vez que me organizaron una cita, pero gracias.

A pesar de que me río, también se me escapa una mirada de reojo hacia Beth. Cris se da cuenta y asiente con la cabeza, un poco más seria.

—Se le pasará el enfado —dice, refiriéndose a Beth—. El único motivo por el que sigue sin hablarte es porque Kylie no para de echar de pestes, pero en cuanto a ella se le pase, a Beth se le olvidará. Es muy poco rencorosa.

—Cris, siéntate recta —le regaña la profesora, que deja el examen sobre su mesa en cuanto Cris se da la vuelta.

Luego me da uno a mí, así que no puedo responderle. Escribo mi nombre sobre el folio y empiezo a leerlo. A pesar de los nervios, no parece demasiado difícil; hay unas cuantas preguntas sobre los apartados que más he estudiado, así que debería irme bien. O eso es lo que me digo cuando empiezo a escribir.

Cris está ya metido de lleno en el examen, así que tan solo le veo la espalda. Me hace sentir muy incómodo que Kylie lleve dos semanas hablando mal de mí y odiándome por una relación que ojalá nunca hubiese comenzado, porque desde el principio estaba destinada a no llegar a ninguna parte.

Dejo escapar un suspiro; estoy seguro de que nos habría ido muchísimo mejor como amigos.

Psss. —La voz de James, desde el asiento de atrás y acompañada de una sutil patadita en mi silla, llama mi atención—. Espabila.

La profesora carraspea un par de veces para que no hagamos ruido y miro el examen. James siempre tiene tiempo de hacer sus tareas y, además, fijarse en que yo no me quede embobado con otras cosas. A decir verdad, no sé qué haría sin él. Y es que a pesar de que a veces no termine de entenderme y sea tan cabezota con todo lo de Hannah, al final siempre ha sido quien ha estado a mi lado. Siempre. En las buenas y en las malas. Cualquier discusión que hayamos podido tener nunca ha durado más de dos días, porque a estas alturas es tan imprescindible para mí que, más que un amigo, es mi hermano.

Un par de mesas a la izquierda, alguien estornuda y me obligo a centrar la mirada en el examen y ponerme a escribir antes de quedarme sin tiempo.

Es agradable tener no solo su apoyo, sino también el de Hannah. Lo único que me fastidia es que todo esto de Kylie la esté afectando también a ella; no es justo que tenga que estar pagando por algo en lo que no tiene nada que ver. Aun así, una parte egoísta de mí no puede evitar alegrarse por tenerla de nuevo de mi parte. Como si una parte del universo estuviera sanando después de mucho tiempo y las cosas volvieran a su sitio, a donde siempre debieron estar.

Ahora, solo falta que James deje de poner cara de culo cuando Hannah está cerca. Aunque, a estas alturas, no estoy del todo seguro de que eso sea posible.

Soy horrible o sea dije que iba a ser más constante y he estado 2 semanas sin subir capítulo :( Ahora pinky promise de que sí que sí la regularidad va a regresar a esta historia!! Que ya es casi oficialmente verano para mí (a mi TFM le quedan unas...

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Soy horrible o sea dije que iba a ser más constante y he estado 2 semanas sin subir capítulo :( Ahora pinky promise de que sí que sí la regularidad va a regresar a esta historia!! Que ya es casi oficialmente verano para mí (a mi TFM le quedan unas 2 páginas para estar listo 🤞🏼)!

Hablando de otras cositas: ¡ayer salió oficialmente a la venta «El desorden del universo»! Es mi primera novela, y trata sobre todo de amistad y salud mental 🥰 Si os llama la atención podéis curiosear tanto en la web de Ediciones Freya (¡enlace en mi perfil!) ✨

¡Y eso es todo! Muchísimas gracias por llegar hasta aquí, en los próximos capítulos se vienen cositas 👀 así que espero que los disfrutéis mucho, jeje

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