82. Margaritas

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-¿Disculparos conmigo?-

-Si...En la misión encaramos al capitán para que salvase a Armin- comenzó Mikasa

-Tu eras también una posibilidad para inyectar y salvar, pero en ese momento sólo pensábamos en Armin- Continuó Eren

Los ojos de Eren comenzaron a cristalizarse y Mikasa empezaba a esconder parte de su cara en la bufanda. Yo rápidamente les di un abrazo a los dos. Ellos se sorprendieron pero me continuaron el abrazo. 

-No hace falta disculparos. Son momentos difíciles, nunca sabemos realmente como vamos a reaccionar- 

El caminar de un caballo me hizo buscarlo en la lejanía rápidamente. Era inconfundiblemente el caballo negro de Levi yendo a toda prisa hacia el cuartel. 

-Creo que deberías hablar con él- se acercó Jean haciendo que volviese en mí 

Me despedí del resto y fui con él al cuartel. Cuando estábamos llegando mi cuerpo comenzó a temblar. Jean me agarraba de la mano. 

-Déjale explicarse y no te precipites con las cosas. Todo saldrá bien- me calmó  

Yo afirmé con la cabeza. No me salían las palabras, sólo un millón de escenarios hipotéticos en mi cabeza de lo que podía pasar. 

Cuando llegamos miramos por todos los lados pero no estaba, así que subimos de nuevo a la habitación. Entré sin preguntar y ahí estaba. Sentado en la silla leyendo. Cuando entramos su cuerpo se tensó y nos miró como esperando que alguno hablase primero. 

Me giré hacia Jean quién se encontraba apoyado en el marco de la puerta y le abracé. Pensé que así me quitaría los nervios pero no funcionó. Me acarició la mejilla antes de irse y cerré la puerta. Respiré profundo y me giré. 

La habitación estaba limpia, no parecía que hubiese estado encamada allí días. Me senté en el lado de la cama más cercano a la silla donde él se encontraba y nos miramos por unos segundos. Había cierta tensión pero no incomodidad. Notaba su preocupación en su mirada y cierto bloqueo que seguramente le había producido yo al no querer hablar con él en su momento. 

Un aroma conocido me hizo mirar la mesilla de noche. Margaritas. Agarré el jarrón delicadamente y las olí sonriendo automáticamente. 

-Margaritas- 

-Dijiste que era tu flor favorita-

-Era una conversación cuando apenas nos estábamos comenzando a hablar... No pensaba que lo recordarías- dejé el jarrón en la mesa- 

Colocó su mano en su cuello y comenzó a rascarlo nervioso. 

-Me gustaría pedirte perdón- comencé- He sido una maldita infantil que no te ha dejado expresarte ni explicarme las cosas. Encima siendo yo la que ha querido que te expreses más siempre...-reí irónicamente y ciertamente molesta conmigo misma

El acercó la silla y me cogió de la mano.

-Aún me gustaría explicarme si quieres- me miró tiernamente esperando mi respuesta

-Si quiero- dije a punto de llorar y agachando la mirada

Él colocó sus manos en mis piernas y comenzó a acariciarlas. 

-Lo primero de todo, la inyección. Estuve pensando en si salvarte a ti y no a Armin o Erwin. Quería que vivieras, pasase lo que pasase. Pero pensándolo bien, no te haría feliz ser un titán, tener esa responsabilidad de luchar por cargar con un poder que pocos tienen. Lo pasarías mal. Luego Hange me dio cierta esperanza sobre tu salud y finalmente tuve que pensar como capitán de la legión-

Mis lagrimas comenzaron a caer. Estaba nerviosa. No quería que su explicación me doliese tanto que llegue a sentir decepción.  

-No tenía una certeza de que te ibas a salvar pero si no lo hacías... yo...también me...-

-Eso no, eso nunca- le coloqué mi mano en su mejilla 

Me miró. Sus ojos estaban tristes. Me besó la mano y la volvió a colocar en su mejilla. 

-Sobre el juicio..- dijo pensativo

Mi cuerpo se tensó. 

-Sabíamos que iba a haber cierto castigo si o si. No quieren dar a entender a la legión que puedes infligir leyes y no pasa nada. Íbamos con esa idea y también con la de que seguramente no podían echarme de la legión. Aunque no me guste, tengo la etiqueta del soldado más fuerte de la humanidad y no iban a prescindir de mí- 

-Pero quitarme de soldado...Marco y yo...-

-Luché t/n. No me callé, sabía lo importante que es para ti. Para Marco. No pude hacer nada, ojala pudieran castigarme a mí-hizo una pausa- Historia pensó en la sentencia también pensando en tu salud, en tu bienestar, en no ponerte al borde de la muerte de nuevo y yo....- 

Le abracé, estaba nervioso. Su corazón, al igual que su respiración estaba acelerada. 

-Quería que siguieras con tu sueño- 

Le acaricié la cabeza y el se hundió en mi cuello. Comenzó a relajar su cuerpo y sus brazos me abrazaron como si fuera la última vez que lo hacía. 

-Lo siento mucho. No quería hacerte sufrir así- 

-Está bien, t/n- susurró con la voz ronca

-No, no está bien Levi. No seas tan bueno conmigo siempre- dije triste

-Te he entendido en todo momento t/n. Sabes que cuando tengo que ser serio contigo, lo soy. Pero este no es el caso-  Se separo de mí cuello y me miró muy cerca

-Ya pero te he hecho daño y seguro que lo has tenido que pasar mal por Erwin y yo... sólo he pensado en mí. Soy horrible- miré hacia abajo 

El levantó mi mentón con sus dedos y me miró a los labios con una sonrisa. 

-No lo eres- 


Por fiiiiin

No sabía que la necesitabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora