capitulo 3

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Digamos que el día de hoy podía resumirse únicamente a mí tratando de mantener la poca paciencia con la cual había sido bendecido desde que nací. Paciencia que se estaba yendo al mismísimo demonio por culpa de cierto idiota, que no hacía otra cosa más que provocarme unas enormes ganas de romperle el brazo, o peor aún, matarlo y enterrar su cuerpo mil metros bajo tierra.

Jaeger era, definitivamente, un maldito dolor de cabeza.

Y es que solo había pasado un día cerca de él y ya no daba más.

Por el bien de mi salud mental había decidido ignorarlo, tratando de poner la mayor atención posible a las clases, pero para mí desgracia se me estaba haciendo imposible, y era que el muy imbécil cada vez que mi mente lograba olvidarse de su existencia le daba por soltar un comentario o simplemente reírse de forma estruendosa, lo que hacía que toda mi concentración se fuera a la mierda.

Lo peor es que ni en los recesos había podido descansar de él y de su estúpida e insoportable risa que, seguramente, se podía oír hasta la China.

Porque desgraciadamente me lo encontraba en absolutamente cada rincón de la universidad a los que iba con Isabel, lo que se me hacía extremadamente extraño, ya que el lugar era demasiado grande como para tener esta clase de coincidencias.

A decir verdad, lo había encontrado sospechoso.

En estos momentos ya estábamos en la última clase del día, y yo no hacía otra cosa más que esperar a que los minutos pasaran rápido para largarme y poder descansar de cierto espécimen y su dúo de amigos que eran igual de insoportables que él.

El trío dinámico de la clase.

Eran el típico grupo que tenían como única finalidad hacer reír a la clase. Y claro que lo hacían, porque absolutamente toda la clase parecía disfrutar de sus conversaciones raras y sin sentido.

¿De verdad iba a tener que aguantar esto todo el maldito año?

Esto era una pesadilla.

Quizás estaba a punto de morir y todo esto es parte de mi imaginación.

—¡Y después de esa patada Eren quedó varios minutos en el suelo! ¡Incluso pensamos que iba a morir!

—¡Yo ya estaba despidiéndome de él!—Gritó otro de sus amigos—estaba tan moribundo, mi pobre amigo.

No, definitivamente esto era real.

Toda la clase se carcajeó por esos comentarios, hasta Isabel parecía estar disfrutando de la historia, atenta a cada una de las palabras de los imbéciles.

Si supiera que el causante de esa patada había sido yo se caería de espalda.

—¿Y saben que es lo peor?—vociferó Jaeger con un tono divertido—que esa personita está aquí presente.—al instante sentí su mirada clavada en mi, cosa que decidí pasar por alto para no levantar sospechas.

La clase quedó totalmente olvidada cuando la sala se llenó de murmullos. Todos preguntándose quién había sido el culpable de esa patada.

—Estoy 100% segura que tú fuiste.—susurró con seguridad una de las chicas que se sentaba atrás de mi.

—¡¿QUÉ?! si yo solo salí a correr.—respondió la otra que estaba a su lado.

—¿Tu no me habías dicho que te agarraste a puñetazos con alguien?—escuché la voz de otra persona.

—Pero no fue con Eren. Lo juro.

—Yo creo que Jaeger está inventando todo.

—No lo creo, ¿acaso no viste el vendaje que tiene en el brazo?

Te Odio Eren Jaeger (Ereri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora