capitulo 6

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Mi hermana no había apartado la mirada de mi persona en todo lo que llevábamos de desayuno, y eso me tenía más que irritado, casi al borde de un colapso nervioso. Mikasa siempre había tenido la particularidad de ser demasiado sobreprotectora conmigo, lo que la llevaba a querer saber absolutamente todo lo que sucedia y con quién me relacionaba durante el día.

Algo tóxico de su parte si me permiten decir.

Y ahora, era obvio que su propósito del día era lograr saber quién era el desconocido que había tenido la amabilidad de traerme a casa a noche. Algo que claramente no le iba a contar aunque me pagaran con todo el dinero del mundo. Antes muerto.

La verdad, no era tema de desconfianza, todo lo contrario, confiaba ciegamente en ella. El problema radicaba netamente en la actitud que tenía con las personas que se acercaban a mi, parecida a la personalidad de un policía haciéndole un interrogatorio a un criminal.

Prefería ahorrarme la vergüenza.

La escuché carraspear con la intención de llamar mi atención. Cosa que logró casi al instante, haciendo que llevara la mirada automáticamente hacia su persona, confundido.

—¿Me vas a decir quién era la persona que te trajo anoche a casa?—Preguntó con sus ojos fijos en mi, moviendo sus cejas de arriba a abajo incitándome a hablar—¿O le tengo que preguntar a Hange? Sabes que ella tiene problemas con guardar secretos.

Negué con un movimiento de cabeza, tomando lentamente un sorbo de mi té mientras pensaba en una excusa que fuera lo suficientemente creíble para que ella no tuviera la necesidad de seguir insistiendo con el asunto.

Además, tenía que pensar en algo antes de que Mikasa perdiera la paciencia y se le ocurriera seguir indagando, buscando información con Hange.

—No me trajo nadie anoche—Dije con tono neutral, con mis ojos fijos en los suyos, deseando que de esa forma fuera más creíble la mentira—deberías dormir más, Mika, la falta de sueño te está provocando alucinaciones.

Ella rodó los ojos y me miró con una mueca que fácilmente se podía traducir  a "miente mejor, enano"

Ayer te vi bajar de la moto de una persona que jamás había visto—exclamó con obviedad—¿Cuantas veces te hemos dicho que no te subas a vehículos de desconocidos—Dijo con tono duro, haciendo énfasis en la palabra no.

Resoplé con frustración—No es un desconocido—le corregí—Así que deja de lado ese modo de hermana sobreprotectora conmigo.

—¿Lo conoces entonces?—preguntó, y yo no pude hacer otra cosa más que arrepentirme mentalmente por haber dicho tal imbecilidad, que obviamente iba a causar que ahora Mikasa no dejara el tema de lado—¿de dónde lo conoces? ¿Hace cuánto lo conoces? ¿cómo lo conociste? ¿Cómo se llama?

Y aquí venía el interrogatorio.

Lo mejor era hacerse el tonto con las preguntas.

—¿De qué estás hablando, idiota?—Pregunté, fingiendo no entender a qué se refería.

Ella negó con la cabeza, claramente no convencida por mi actuación—Quiero que me digas quién era la persona que ayer te trajo a casa—habló esta vez con voz autoritaria.

—¿Cuántas horas has dormido esta semana?

Ella frunció el ceño y me miró con una mueca confundida—¿Y qué tiene que ver eso con lo que te estoy preguntando?

Me encogí de hombros—Que quizás todo lo que viste solo fue una alucinación.

Este era el momento en el que Mikasa perdía la paciencia y cometía asesinato.

Te Odio Eren Jaeger (Ereri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora