Te Odio Eren Jaeger (Ereri)

Capitulo 31

Eren buscó entre los cajones ropa que pudiese prestarme para dormir. Después de rebuscar y hacer un desastre con el orden, terminó por encontrar algo al fondo, una polera y un pantalón se buzo corto. Me los entregó y luego dijo que iría a ver como se encontraba su abuela, ya que, ella se había negado a salir de su habitación en casi todo el día, solo saliendo para ir al baño o para prepararse una taza de té. 

Una de las veces en que salió de su habitación me miró sin ninguna expresión en el rostro y me saludó con un ligero movimiento de cabeza. Me pareció raro porque ya me había acostumbrado a sus saludos efusivos, a sus abrazos y a sus quejas de por qué no la visitaba más seguido, sin embargo, ahora parecía otra persona, completamente diferente a la señora alegre que yo conocía y que todos conocíamos. 

Fui al baño para ducharme de forma rápida y cambiarme de ropa. Por la diferencia de tamaño entre los dos era obvio que la ropa me quedaría grande, pero al menos la ropa era cómoda.

Cuando iba caminando por el pasillo hacia la habitación que tenía Eren, pude escuchar la voz de Carla, la cual provenía de la sala, pensé en ir a saludar, pero sabía que estarían conversando un tema delicado y no quería interrumpir. Entré a la habitación, viendo como Eren se encontraba encima de la cama boca arriba viendo algo en su celular.

—Mi mamá llegó hace unos minutos—Dijo Eren—Le expliqué todo lo que me dijo la doctora sobre el tumor y la posible cirugía. Ahora las dejé a solas para que conversaran tranquilas, además, a esta hora ven una novela que a mí no me gusta. 

—¿Y cómo se tomó la noticia tú mamá?

—Mejor de lo que pensé. Al menos eso es lo que creo.

Movió su cabeza hacia mi dirección, y al dar conmigo pude notar como su mueca de seriedad era cambiada en menos de un segundo a una de diversión.

¿Y a este qué le había parecido gracioso?

—¿Qué tienes? —Eren negó con la cabeza, tratando de volver a la seriedad, pero fracasando rotundamente—Eren—Lo miré con seriedad.

Se sentó en la orilla de la cama—No es nada. Lo juro. Solo me acordé de un chiste buenísimo que le escuché a un humorista hace poco, ¿quieres que te lo cuente?

Me crucé de brazos y seguí mirándolo con seriedad—Eren Jesús Jaeger.

—Te digo si prometes no enojarte—Sus ojos me miraron con diversión, expectantes por una respuesta de mi parte. No contesté nada—Tienes que prometer no enojarte—Volvió a decir.

Por su mueca no podía esperar nada serio.

Negué—Habla, Eren.

—Es que me da risa que mi ropa de cuando tenía 14 años te quede grande.

Maldito hijo de puta.

Sabía que iba a decir alguna idiotez.

Y por esas palabras, tomé lo que se encontraba más a mi alcance, que fue un peluche de león y se lo lancé fuertemente, pero para mí desgracia logró esquivarlo.

—Prometiste que no te ibas a enojar—exclamó entre risas—Las promesas son para cumplirse, Ackerman.

—Yo no prometí ni una mierda—Contesté, lanzándole otro peluche, el cual logró esquivar otra vez, causando más carcajadas de su parte—Y deja de esquivar mis lanzamientos, idiota.

—No es mi culpa que lances tan...

Y antes de que terminara la frase, una almohada va a dar directamente a su rostro. Sonreí con satisfacción al ver en su rostro una mueca de sorpresa.