La segunda noche se había ido, luego la tercera y la cuarta. A la novena Yoohyeon regresó al Orange sin siquiera darse cuenta.
Había creado una rutina en torno a las negativas de la barista: llegaba, se insinuaba, recibía su "NO" habitual, se frustraba, conseguía a alguien más y luego regresaba a la barra con intenciones renovadas. Claro que jamás dejaba pasar la oportunidad de insistir, pero siempre terminaba por conformarse con compartir un rato con ella. A veces Bunny le aceptaba un trago, pero casi siempre le decía que no bebería alcohol, entonces le invitaba una limonada —como aquella vez— o algún refresco.
Y así pasaron las noches, la segunda semana y después la tercera, hasta que a Yoohyeon comenzó a preocuparle su regla de oro otra vez. Y es que —lo había aprendido por las malas— no era bueno volver a toparse con alguna de sus parejas, lo más normal era que, si pasaba, simplemente se ignoraran, pero en algunos casos, solían insistir y molestarla. Prefería evitarlo y para eso alcanzaba con no frecuentar el mismo lugar muy seguido, aunque ahora, dejar el Orange no era una opción, lo resolvería de otra manera...
Esa noche, Minji se recostó contra la barra, miró el reloj, agotada, y liberó toda la tensión que llevaba encima con un largo suspiro. Ya para ese momento no quedaba casi nadie en el bar, por lo general, los días de semana eran los más tranquilos, pero éste en particular, había estado bastante agitado. El bar estuvo repleto hasta tan solo unos minutos y sus manos no pararon de servir trago tras trago, el cansancio ya le entumecía las muñecas.
Las luces de la pista ya estaban apagadas y la música se había vuelto un rumor para ese punto. Recogió los vasos sucios, lista para terminar la noche cuando, detrás de un grupo que iba de salida, apareció ella.
Una sonrisa involuntaria se le dibujó en los labios. Verla le había sorprendido como alegrado a partes iguales, se había acostumbrado a charlar con Yoohyeon. No compartían nada realmente, la chica apenas si había dejado ver pincelazos de sus intereses y ella hacía lo mismo, eran palabras sueltas, comentarios de "¿cómo estuvo tu día?", miradas que de alguna forma la hacían sentir cómoda con su compañía, con el pasar de las noches comprendió el sentido de sus bromas y —sin poder evitarlo— sacó sus propias conclusiones respecto a la chica. Sabía que no le gustaba el sabor del coctel que pedía cada vez, incluso, estaba segura de que cuando lo pidió por primera vez ni siquiera esperaba recibirlo. El orgasmo no estaba en la carta y ella tampoco se había molestado en verla, era evidente que era una excusa para insinuarse. Pero, a parte de lo divertido que podía resultarle aquello, sabía que tenía algo más profundo detrás de esa tan practicada seguridad.
Hizo de cuenta que no la vio, pero Yoohyeon ya se había sentado a la barra.
—Dos orgasmos —pidió alegre.
Minji ocultó su sonrisa.
—Estamos a quince minutos de cerrar, linda —explicó, rogando que no le hiciera volver a ensuciar todos sus utensilios.
Yoohyeon sonrió aún más ampliamente.
—Entonces quizás puedas darme uno solo... —sugirió coqueta, pero Minji le dedicó una mirada cansada— o quizás una cerveza...
La barista le sonrió.
El gas escapando de la lata retumbó entre ellas y terminó por perderse en el bar vacío, Minji le acercó un impecable vaso alto, pero Yoohyeon puso sus manos sobre las suyas y lo apartó con gentileza, ella no se alejó como solía hacer cada vez que intentaba tocarla y, para ella, ese fue un paso enorme.
—Está bien así, no te preocupes —murmuró.
Minji agradeció no tener que ensuciar más cristales esa noche y observó a la chica beber a fuerzas su cerveza, su cara no parecía muy conforme y eso se hacía evidente, sin embargo, prefirió no comentar nada al respecto, en su lugar tomó un paño de la estantería y comenzó a limpiar.
![](https://img.wattpad.com/cover/336185422-288-k930456.jpg)
ESTÁS LEYENDO
NO! (JiYoo)
FanfictionYoohyeon vivía su sexualidad al máximo. Noche tras noche, su cuerpo ardía bajo las caricias de una nueva compañía. "NO" era una palabra que no conocía, pero, esa madrugada en el bar, todo cambió para ella.