Yoohyeon llegó al bar más temprano que nunca, se apoyó contra la barra brillante como lo hacía cada noche y su mirada barrió todo el lugar una y otra vez. Minji no estaba por ninguna parte. Extrañada, se recostó en la banqueta e inhaló una profunda bocanada de aire, el Orange estaba todavía vacío, las luces de la pista ni siquiera estaban encendidas y solo una suave melodía de jazz le hacía compañía. Por lo visto, había exagerado un poco con eso de llegar temprano.
«Quizás todavía no llega» pensó.
Su pie empezó a raspar en la banqueta por puros nervios, el caucho manchado de sus converse soltaba un molesto chillido, aunque ella estaba demasiado concentrada buscándola con la mirada como para notarlo. Cuando por fin devolvió la mirada a la barra por poco se cae de la banqueta, en frente tenía a ese tipo de barba, la miraba con expresión rara y un cigarrillo se sostenía apenas torcido en la comisura de sus labios. Yoohyeon tambaleó y él rio.
—¡Señorita!
Ella reconoció una sonrisa en su tono, aunque la barba no le dejaba verla del todo.
—¡Buena noche! —la saludó.
Yoohyeon se le quedó viendo, el enorme contraste que había entre apariencia y modales en ese sujeto no dejaba de sorprenderle, porque verlo era intimidante, pero cuando decía cualquier cosa le recordaba a Santa Claus. Hizo el ademán de saludarlo de vuelta, pero en seguida la interrumpió.
—Para nuestra desgracia, Bunny está un poco enferma y no nos acompañará esta noche —explicó como si pudiera leerle la mente.
Quizás podía o quizás ella no era nada buena disimulando.
—Oh... —suspiró. Su mirada cayó a sus manos tan desanimada que hasta a ella misma le sorprendió.
El hombre soltó una carcajada exagerada, el humo del tabaco salió de su boca con una explosión de nubecitas blancas. A ella le recordó, de alguna forma, a una versión un poco oscura de esos ancianos gordos y amables que aparecían en las películas navideñas que solía disfrutar con su familia en temporadas festivas. Suspiró.
—Entonces deme un...
—No —la interrumpió de nuevo devolviendo el cigarrillo a sus labios—, debería ir a verla —sugirió relajado, como si Yoohyeon fuera la persona más cercana para Minji—, ayer la dejó plantada, ella la esperó toda la noche, aunque no se lo dirá nunca —rio—. Estará muy feliz de verla.
Yoohyeon sonrió, eso significaba que Minji no había comentado nada de su pequeño incidente esa mañana. Sus ojos se iluminaron y el pecho se le llenó de burbujas, acarició el plástico del conejito llavero y se levantó, lista para irse, pero igual de rápido se detuvo y volteó de nuevo hacia el hombre.
—¿No cree que sea demasiado?
Dil rio aún más fuerte que la última vez.
—Señorita, lleva semanas acosándola —vio a Yoohyeon sonrojarse— ¡Vaya! Y envíele mis saludos.
Ella lo pensó por un segundo, luego le dejó unos cuantos billetes agradeciéndole y salió del solitario bar como cenicienta a media noche.
Y se apenas unos pasos afuera. Las nubes tapaban cualquier estrella, unos cuantos relámpagos iluminaban sus siluetas y se apagaban para dar paso al estruendo de los truenos. El viento de lluvia chocaba fresco contra sus mejillas relajándola en sus absurdos pensamientos: ¿debía llevar algo? Era de mala educación llegar con las manos vacías a casa de alguien, más aún si era de imprevisto y ella podía ser muchas cosas, pero jamás una maleducada, su madre no se había tomado el trabajo de enseñarle buenos modales como para perderlos al hacerse mayor ¿cierto? Si, debía ser eso lo que le preocupaba. Eso o que de verdad estaba nerviosa.
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NO! (JiYoo)
FanfictionYoohyeon vivía su sexualidad al máximo. Noche tras noche, su cuerpo ardía bajo las caricias de una nueva compañía. "NO" era una palabra que no conocía, pero, esa madrugada en el bar, todo cambió para ella.