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               La noche se había vuelto demasiado fría y, si bien no era mucho el recorrido que debían hacer, caminar hasta el hotel no parecía ser la mejor idea. En su lugar, solo una llamada hizo falta para que un taxi llegara por ellas y, luego de un corto viaje, estuvieron de nuevo en la habitación que compartían.

Un profundo suspiro salió de los labios de Yoohyeon cuando por fin pudo apoyar sus pies descalzos sobre el piso de cerámica helada. Minji rio al oírla, batallaba por bajar la cremallera de su vestido, tenía un montón de emociones juntas en ese momento, coordinar sus manos parecía imposible, jamás había pensado que se sentiría tan bien dejar ir. Su risa se apagó de golpe cuando sintió el calor de Yoohyeon a sus espaldas, no dijo nada, solo se quedó ahí un rato hasta que, sin molestarse en preguntar, la ayudó con su vestido. La barista tragó grueso, los dedos de la chica rosaron su piel sin intención de hacerlo, aquello era solo consecuencia de ese cierre atorado, pero no hizo falta más para ponerla completamente nerviosa.

—Listo... —susurró Yoohyeon para luego dejar un pequeño beso en uno de sus hombros y, sin más, se metió a la ducha sin que ella pudiera decirle nada.

Minji se quedó helada viendo su reflejo, oía la voz alegre de la chica tarareando alguna canción mientras el agua de la ducha comenzaba a correr. La tela del vestido le hizo cosquillas al caer por su cuerpo y se deslizó despacio hasta quedarse abultado en el suelo, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al volver a ver el clavel en su cabello y una idea un tanto atrevida cruzó por su cabeza.

—Linda...

Yoohyeon la oyó difusa desde el otro lado de la puerta, el agua tibia caía en su espalda y la espuma del champú bajaba por su frente y se acumulaba sobre sus parpados fuertemente apretados.

—¿Sí?

—¿Está bien si entro contigo?

Guardó silencio por un momento, incapaz de abrir los ojos sin que el jabón la hiciera llorar. Tragó grueso antes de contestar.

—E... Entra —Tartamudeó, nerviosa. Ya de por sí era difícil estar cerca de Minji sin que su mente perdiera el control y terminara por imaginarla en cientos de situaciones donde ambas terminaban en la cama, no sabía cómo iba a reaccionar teniéndola desnuda a su lado y sin poder hacer nada, la sola idea la excitaba y la ponía nerviosa por partes iguales.

Minji dejó la toalla prolijamente colgada antes de por fin hacer a un lado la cortina, tomó aire igual de nerviosa que Yoohyeon cuando dio el primer paso y en seguida estuvo de frente a ella.

Sus ojos recorrieron rápidamente su figura y sintió todo su ser temblar con solo verla así por primera vez. Quizás era la forma en que el agua jabonosa bajaba por abdomen o el pequeño tatuaje que se dejaba ver en uno de sus lados, pero repentinamente se sintió ahogada, sin aliento.

—Haces que esto sea muy difícil —rio Yoohyeon aún sin animarse a abrir los ojos.

La barista sonrió.

—¿Tomar una ducha? —preguntó haciéndose la desentendida.

La chica guardó silencio mientras llevaba las manos a su cabello, intentando ignorar el repentino calor que comenzaba a sentir entre sus piernas.

—¿Tomar una ducha... —insistió— conmigo?

Yoohyeon asintió con un movimiento torpe, casi mecanizado. Sus manos frotaban su nuca en un intento desesperado de calmar sus nervios, aunque aquello solo parecía empeorarlo. No quería abrir los ojos y encontrarse con el cuerpo de Minji desnudo frente a ella, era lo que había querido desde un principio, pero ahora temía cruzar la línea y lastimarla —aún más—. Debía respetar sus tiempos, sus espacios, incluso si la misma Minji se lo dificultaba, incluso si sus juegos eran una tortura.

NO! (JiYoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora