La noche se veía preciosa desde su balcón. Las estrellas decoraban el cielo como pequeños destellos de purpurina azul y la luna apenas delineaba una silueta plateada de lúnula menguante, era serena, calmada; le podría haber dibujado una sonrisa de no ser porque entre toda esa belleza había algo mal. Algo molestaba en el aire, se sentía extraño, como pequeños cristales de arena chocando contra sus mejillas, no olía a nada en particular, no podía verlo, pero era pesado, parecía encapsularla y ahogarla con cada bocanada que inhalaba. Miró la copa frente a ella resplandecer con un destello blanquecino, el vino apenas si alcanzaba a llenar el fondo, apenas un dedo, pero a pesar de ser tan poco, llevaba horas ahí servido, no había siquiera mojado sus labios en él y la botella asentada bajo la mesita seguía igual de llena que cuando la había descorchado.
Ella era lo único que estaba mal esa noche.
Yoohyeon subió sus piernas al sillón y dejó ir un suspiro largo, las horas no parecían querer pasar, lo sabía porque aún escuchaba el tránsito de los coches a la distancia, todavía podía ver una que otra persona paseando entre los escaparates de las tiendas, aún era temprano. Su mirada se perdió en la tela suave de su pijama, no era tristeza lo que sentía, eran muchas cosas, pero ninguna de ellas era tristeza. La costumbre le llevó a creer que debería alistarse para ir al Orange e inevitablemente pensó en Minji —como todo el maldito tiempo— ¿cómo se sentiría ella?, ¿estaría triste?, ¿se habría abrigado suficiente esa mañana antes de ir al consultorio de Handong?, ¿estaría pensando en ella también?, ¿la extrañaba? Porque ella de verdad la extrañaba, cada minuto desde ese último "no" había pensado en ella, claro que la extrañaba si hasta en ese mismo momento no había nada que deseara más que estar pegada a la barra viéndola servir bebidas mientras disfrutaba de cada canción.
—Parece vacío —murmuró acariciando el fino cristal de la copa, sus dedos pasaron despacio por todo el borde y el roce le resultó de alguna manera agradable, sintió un cosquilleo suave en la parte baja del abdomen y se acurrucó en el sillón haciéndose tan pequeña como podía.
—Basta... —le rogó al aire— por favor basta.
Yoohyeon había pasado casi todo el tiempo echada en el sofá desde que llegó a casa alrededor de las 3AM la noche anterior. No había permitido que las lágrimas bajaran por sus mejillas, se habían atorado en sus ojos incluso durante las largas horas que pasó pensando y pensando en que se había equivocado, en que había mejores maneras de afrontarlo, pero luego lo analizaba una vez más y volvía a creer que era lo correcto. Y es que entre el remolino de emociones que tenía en el pecho creía que la segunda más fuerte era la culpa. Culpa porque en todas esas horas no hizo más que recordar todos y cada uno de los minutos que compartió con Minji y se sintió demasiado tonta al no notar lo drástico que había sido su cambio. Pensándolo ahora, sabiendo todo lo que sabía, todo se veía tan claro como el cristal de la copa que tenía en frente, porque Minji había empezado siendo segura y confiada, siempre había ido de frente con ella desde el primer momento: cuando no le temblaron los labios al confirmarle que también le gustaba, las veces que la regañó por sus descuidos con la bebida, cuando tomó las riendas y sin titubear la encaró para saber cuáles eran sus intenciones, cuando la besó por primera vez...
Sus labios se sintieron cálidos de repente con esa imagen. Ella jamás se habría atrevido a besarla si Minji no lo hacía primero y ella la leyó como si de un libro abierto se tratara, había entendido que ese era el empujón que necesitaba para por fin darse cuenta de que quería cambiar, de que ya no quería ser la chica de las fiestas, esa a la que no le importaba nada más allá de buen sexo en algún baño.
—La arruiné —se lamentó abrazando sus rodillas con fuerza.
Y no se refería a su relación, se refería directamente a ella, a Minji.
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NO! (JiYoo)
FanfictionYoohyeon vivía su sexualidad al máximo. Noche tras noche, su cuerpo ardía bajo las caricias de una nueva compañía. "NO" era una palabra que no conocía, pero, esa madrugada en el bar, todo cambió para ella.