Una melodía ligera llenaba el aire viciado del Orange. Adentro, todo olía fuerte a cigarro y encierro, pero, pegada a la barra, el aroma de los limones que la barista exprimía casi en frente de su nariz la envolvía; esa era la ingeniosa estrategia que Minji usaba para pasar el mayor tiempo posible junto a ella: sabía que el exprimir limones o decorar tragos era lo que más minutos le llevaba, entonces aprovechaba ese momento para hacerlo junto a la bonita chica rubia que la esperaba del otro lado de la barra. De vez en cuando, alguna charla corta surgía en ese breve rato y la continuaban cada vez que tenía un minuto libre entre trago y trago, otras veces solamente se sonreían, compartían miradas —a veces dulces, a veces coquetas— o Yoohyeon la llenaba de cumplidos que hacían que volvían sus mejillas rosadas y se sentía como una niña enamorada de nuevo. Así habían sido las noches en el bar en los últimos meses, aunque, por desgracia, ya no eran tan frecuentes como antes, aun así, Yoohyeon se esforzaba por pasar a verla una o dos veces por semana así fuera solo por quince minutos antes de volver a casa y descansar.
Para ese punto de la noche —alrededor de las 1:20—, poca gente quedaba en el bar y su pierna comenzó a moverse como si tuviera voluntad propia por debajo de la barra. Su mano derecha apretaba con fuerza el cristal tibio del vaso vacío y se esforzaba por fingir calma, aunque, sabía, que no era buena disimulando. Estaba nerviosa, su cabeza rosaba la histeria en ese momento y las sonrisas que Minji le dedicaba de tanto en tanto no colaboraban para calmarla, sus manos sudaban. Y es que esa sería su —nueva— primera noche juntas y, si bien no esperaba que terminaran en la cama, la sola idea de que fuera a pasar la asustaba.
Ni siquiera ella misma podía creerse que en esos meses luego de reconciliarse nada hubiese pasado y es que, en lo que a ella respectaba, no estaba lista. Yoohyeon se había mantenido lejos del sexo desde su última recaída alrededor de mes y medio antes de volver a ver a la barista, conocía su cuerpo y era consciente de que no estaba "curada", no del todo. Por su parte, Minji jamás había tocado el tema, de alguna forma le gustaba pensar que lo hacía por ella. Claro que habían pasado tiempo juntas, pero, las pocas veces que pasó la noche en el apartamento de la barista, se había quedado dormida incluso antes de que Minji terminara de ponerse el pijama. Su relación se basaba en charlas, uno que otro almuerzo y caminatas. A Yoohyeon le recordaba mucho a sus primeros días conociéndose, sonreía al recordar esas noches, esas primeras visitas en el bar, pero, era consciente de que estaban teniendo una relación a medias y, aunque Minji no dijera nada, había notado que eso empezaba a molestarla, la notaba ansiosa. Y no es que Yoohyeon evitara estar con ella o entregar algo más, sino que realmente el tiempo era tirano con ambas. Incluso en sus semanas de descanso no lograban cuadrar sus horarios para tener algo más que unas pocas horas de la otra, las despedidas no solían doler tanto como el tiempo separadas, aún estaban aprendiendo a sobrellevarlo.
—¿Cansada?
La voz de Minji la devolvió a la tierra, levantó la mirada para encontrársela en frente suyo, le sonreía apenas y con un paño estaba limpiando su coctelera brillante. Yoohyeon apretó sus labios, era un panorama que le resultaba familiar.
«No lo suficiente» pensó, pero sus labios se mantuvieron cerrados, Minji levantó las cejas y ahogó un resoplido, extrañada por no recibir una respuesta.
—Lo siento —dijo—, es que te ves tan sexy cuando haces eso —bromeó, aunque también lo decía muy en serio.
La barista rio y el pecho se le llenó de aquello que solo Yoohyeon la hacía sentir, amaba cuando le hacía esa clase de comentarios, lo amaba porque le recordaban a la Yoohyeon de antes, a esa chica confiada e insistente que la había enamorado.
—Ya quiero que mi turno termine —dijo, al tiempo que se inclinaba sobre la barra, se acercó a ella esperando que cerrara la distancia, sin embargo, la chica solo se quedó mirando sus labios.
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NO! (JiYoo)
FanfictionYoohyeon vivía su sexualidad al máximo. Noche tras noche, su cuerpo ardía bajo las caricias de una nueva compañía. "NO" era una palabra que no conocía, pero, esa madrugada en el bar, todo cambió para ella.