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               Yoohyeon volvió a despertar, a juzgar por el color del cielo que alcanzaba a verse a través del ventanal, debían ser alrededor de las 5AM, el sol apenas comenzaba a salir a lo lejos y los sonidos de la ciudad despertando se escuchaban cada vez más fuertes.

Aún estaba mareada, hacía muchísimo tiempo no tomaba tal cantidad de pastillas, por lo general, con una o dos eras suficientes para hacerla dormir toda la mañana. Sin embargo, su confusión y malestar no eran tan fuertes como para hacerla olvidar que Minji estuvo con ella esa noche. La barista había faltado a su trabajo y se había quedado con ella todo el tiempo, su cuerpo estaba demasiado adormecido como para recordar en qué momento había llegado y estaba segura de que en algún punto de la noche la oyó llorar en la oscuridad.

Alzó la vista en silencio solo para encontrarse con su rostro, tenía la vista fija en algún sitio más allá de las ventanas, no veía nada realmente, solo se perdía en la lejanía, pensando en cosas que jamás diría, cosas que se guardaría solo para ella.

—¿Tienes frío?

La barista se vio confundida por un momento antes de bajar la mirada hacia ella. Negó con su cabeza, una sonrisa débil se asomaba en sus labios. Yoohyeon apretó los suyos, podía decirle que no, pero su cuerpo tiritando no le permitía mentirle.

—Mientes... —murmuró conteniendo su impulso por levantar la mano y acariciar su mejilla helada, no se sentía con el derecho de hacerlo— No me mientas, por favor.

Minji guardó silencio, no sabía cómo abordar todo lo que tenía para decirle, no sabía cómo hacer para mostrarle una sonrisa cuando lo único que quería era dejar de sentir por un momento y relajarse a su lado como lo habían hecho tantas veces antes de que "aquello" pasara. Ella entendía perfectamente que tiempo era todo lo que Yoohyeon necesitaba: tiempo para sanar, tiempo para perdonarse, tiempo para entender que ya la había perdonado, tiempo para darse cuenta de que la comprendía y no la juzgaba. También sabía que tendría que esforzarse para ocultar lo que realmente le estaba pasando, no quería mentirle, pero tampoco quería hacerla sentir peor.

—Lo siento —fue lo único que alcanzó a decir.

La oyó suspirar y, tambaleando, se levantó del sofá. Minji la siguió con la mirada hasta que se perdió en el pasillo oscuro, volvió a verla apenas unos cuantos segundos después. Regresó con una suave manta felpuda en sus brazos y la cubrió con ella, luego se sentó a su lado, aún sin atreverse a mirarla.

—Lo arruiné, Minji —dijo luego de un largo silencio. Llevó sus rodillas al pecho y perdió sus ojos en el suelo encerado— No entiendo qué haces aquí, no deberías...

—Te estoy cuidando —contestó rápidamente mientras estiraba la manta sobre ella también, se pegó a su cuerpo y apoyó la cabeza en su hombro.

El cuerpo de Yoohyeon se tensó con el contacto, pero ese bonito calor que solía llenarle el pecho ya no estaba ahí, en su lugar sintió dolor, una punzada de culpa. No dijo nada, simplemente no podía hacerlo.

La barista tenía muy en claro lo que ese silencio significaba y no quería permitirlo, no habiendo probado lo dulce que se sentía ese amor sobre sus labios, no sin haber podido disfrutarlo siquiera.

—Linda, no dejes que esto nos separe. —le rogó.

La chica se acurrucó un poco más bajo la manta, el nudo en su garganta comenzaba a hacerse mucho más pesado y doloroso mientras la oía.

—Pero te lastimé —habló despacio, casi en un susurro.

Minji tomó aire y se forzó a sonreír, llevó sus manos al rostro de la chica y la obligó a mirarla —Dijiste que ibas a esforzarte por nosotras ¿recuerdas?

NO! (JiYoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora