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La noche del sábado había llegado otra vez, Yoohyeon salió de la ducha y en seguida estuvo lista para salir. Su cabello aún estaba un poco húmedo y el frío la hacía tiritar. Miró su reflejo y sonrió, lo normal para ella era verse hermosa para todo el mundo, le gustaba tener decenas de miradas babeando por ella, pero esta vez quería una mirada en particular. Eligió algo simple: un vestido ligero y un abrigo de hilo sobre sus hombros, estaba lista. Miró la pantalla iluminada de su celular tirado en el sofá y suspiró, harta, las notificaciones no paraban ¿No iba a cansarse?

Cuando llegó a Orange había dos hombres que no había visto antes, custodiaban la entrada como perros guardianes y no le abrieron la puerta como solía hacer el caballeroso barbudo de siempre. Adentro estaba repleto. Había pasado ya algún tiempo frecuentando el bar y era la primera vez que lo veía así. Una parte de ella se alegraba, tendría más de dónde elegir, pero también lloraba a sabiendas de que no tendría toda la atención de su barista favorita.

Se apresuró en buscar un lugar junto a la barra, la música estaba más alta de lo habitual y las voces de la gente la aturdían, sonrió en automático al ver a Minji sirviendo unos tragos a un grupo de chicas que charlaban entre ellas con tal emoción que ni siquiera le prestaban atención a la barista.

—¿Qué le doy, señorita?

La chica reconoció esa voz tan grave, se encontró con el tipo de la barba del otro lado de la barra, esa noche se veía un poco más formal de lo normal y se notaba incómodo con ese chaleco y una camisa demasiado almidonada.

—Esperare por Bunn... —el hombre levantó las cejas al oírla, Yoohyeon carraspeó antes de corregirse— esperaré por la barista, gracias —dijo con tono educado y el hombre se alejó sonriendo.

Minji estaba muy concentrada agitando la coctelera, los hielos y el alcohol mezclándose no le permitían oír la música, la noche recién comenzaba y estaba segura de que sería la jornada más larga del mes. Se acomodó un mechón que había escapado de su coleta antes de colar en unas cuantas copas los martinis que acababa de preparar. Colocó con cuidado una aceituna dentro de cada uno y se los alcanzó a las chicas frente a ella que agradecieron sonrientes. Puso los brazos en jarras y se tomó un pequeño respiro cuando la mano de Dil en su hombro la asustó.

—Tu chica te está esperando —dijo él señalando a Yoohyeon con la mirada.

—No sé a qué te refieres —contestó entre risas antes ir a atender a esa particular clienta.

Yoohyeon estaba de espaldas, muy atenta en quién sabe qué, su mirada se perdía en paseos por todo el bar. Minji aprovechó para verla con un poco más de detalle; era por naturaleza una mujer observadora y su trabajo le daba la oportunidad de ver todo tipo de personas, pero mirar a Yoohyeon solía ser complicado, la chica siempre parecía estar atenta a todos sus movimientos. Ahora podía observar a detalle la línea de su cuello y su delicado perfil que tenía, la vio voltear hacia el punto de la barra donde había estado atendiendo hasta hacía apenas unos momentos. Minji sonrió, era tan obvia, no se había dado cuenta de que lo que buscaba estaba justo detrás de ella.

—¿Buscas a alguien?

Yoohyeon giró para encontrarse con la barista apoyada sobre sus codos como tantas veces. La veía con ese gesto que ya comenzaba a hacerse familiar, aunque no lo descifraba del todo, ella lo interpretaba como un "inténtalo" y claro que lo haría.

—¡Bunny! —saludó tan coqueta como siempre, sus labios ya se habían curvado en una— ¿esta noche si me darás mi orgasmo?

Minji rio.

—¿Esta vez no vas a invitarme?

—Claro, quieres beber algo primero o vamos directo a...

La barista se irguió y se apoyó en sus manos.

NO! (JiYoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora