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Al girarse se encontró con la insistente chica de la noche anterior y una parte de ella quiso reír. La miró tan discreta como pudo, esa noche su estilo era más bien casual; parecía una estudiante cualquiera y no una adicta a la vida nocturna, llevaba una camiseta y jeans gastados, mientras que su cabello plateado estaba atado en una desprolija coleta. Minji, incluso a contra luz, pudo distinguir esa coqueta media sonrisa que adornaba sus labios.

—Ya te dije que no puedo beber en horario de trabajo, linda —le contestó apoyándose con ambas manos en la barra.

—¿Quién dijo que el otro era para ti? —rio Yoohyeon.

A Minji el calor empezó a alojársele en las mejillas, bajó la mirada, rogando que así ella no se diera cuenta de lo desprevenida que la había tomado y le dedicó una mirada severa cuando su risa bailó entre ambas.

—No...

—Claro que el otro es para ti —la interrumpió al tiempo que, guiada por lo bonita que se veía Bunny sonrojada, extendió la mano y acarició su mejilla.

Pero, como si su tacto la hubiese quemado, la barista dio un paso atrás, clavó la mirada en la cristalería y fingió buscar ahí los ingredientes.

—Yo no puedo... —rio incómoda.

—Entonces... ¿una limonada con hielo? —preguntó dudosa— ¿o tampoco puedes aceptar bebidas de una bonita clienta?

¡Touché! La había atrapado y ahora tenía los ojos de esa chica fijos en los suyos y una ola de calor subió por su cuello, Minji se volteó lo más rápido que puedo antes de que notara el rojo —otra vez— en su rostro, puso manos a la obra de inmediato.

Mientras colocaba los hielos en la coctelera, aprovechaba para desviar su mirada hacia la tal Yoohyeon, recibía la misma media sonrisa cada vez y con eso la obligaba a devolver su atención al coctel. Minji no se creía lo bien que se veía luego de haber estado al borde de la inconsciencia la noche anterior, ya quisiera ella poder tener esa salud. Comenzó a agitar la coctelera de espaldas a la barra cuando la escuchó hablar otra vez.

—No recibí tu llamada así que pensé en venir a saludarte —comentó—. Alguien me dijo que puedo llegar a ser muy insistente, ¿sabes?

Minji negó con una sonrisa, la veía a través del reflejo de la repisa. Era una jornada tranquila en el bar, la música sonaba suave con algunas baladas de rock y unas cuantas personas charlaban en compañía de alguna bebida fresca, lo normal para un lunes por la noche. Tal vez eso explicaba el aspecto más relajado de la chica del otro lado de la barra, pensó.

—Bueno, si te sirve de algo, linda —comenzó mientras colocaba unos cuantos hielos en un vaso largo—, me alegra que estés bien ahora —se volteó dejando el coctel elegantemente servido frente a ella—. Beber tanto puede llegar a ser peligroso.

Yoohyeon se mordió la lengua, llevó la cereza a sus labios y comenzó a juguetear con ella, irritada. No estaba ahí rompiendo su regla de oro solo para que la regañaran ¿Quién se creía que era? Si, la barista podía tener toda la razón del mundo y lo sabía, sin embargo, ¿Por qué no mejor se reservaba sus comentarios? Mordió la fruta e intentó concentrarse en esa dulce textura dentro de su boca para no explotar, respiró hondo y, un segundo después, levantó la copa al aire bajo la mirada atenta de la barista.

—Salud —dijo, ignorando su comentario. En su rostro, esa sonrisa falsa empezaba a dibujarse, no podía evitarlo, detestaba ese tipo de comentarios, era algo que jamás se acostumbraría a oír.

Minji dejó el vaso frio entre sus manos, se tomó un momento para intentar descifrar esa expresión, inspeccionó cada uno de sus gestos sin disimular su confusión hasta que por fin levantó su limonada.

NO! (JiYoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora