Epílogo

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El clima era agradable, el sol irradiaba en su máximo esplendor, se sentía justo como lo recordaba antes de partir hace cuatro años. Un perfecto día para dar un paseo con su familia.

– ¡Papi,papi! ¡Esto es muy lindo! – dijo la pequeña niña– ¿En verdad jugabas aquí de pequeño?

– Así es mi pequeña Chaewon– respondió su papi – Aquí jugaba con tu abuelo, corría por todo el jardín y tu abuelo me perseguía.

Las heridas que se llevó en su corazón habían cerrado, aunque aún estuvieran en su mente, su corazón decía que ya no dolía. El que esa pequeña niña llegara a sus vidas después de tanto dolor, les regaló un nuevo comienzo.

La niña corría por todo el jardín en compañía de aquel pequeño niño que los acompañaba,  justo como su papi lo hacía de pequeño.

– ¡Cuidado cariño! – gritó su papi – Pueden tropezar y lastimarse.

El ver la sonrisa de esos pequeños les daba la felicidad que jamás pensaron llegaría a sus vidas. 

Sin percatarse de momento, los dos niños  se apartaron  de su vista, llenándolos de preocupación.

– ¿Dónde están? – preguntó– ¿Puedes verlos?

– ¡No cariño! – respondió– Los encontraremos.

Recorrieron cada parte del parque.
Desesperados detuvieron sus pasos y repasaron cada parte a su vista hasta que por fin los encontraron.

– ¡Ahí están!

– ¡Vamos por ellos!

– Pero… ¿Con quién están? 

Era extraño, de tantas personas que esperaban ver a su regreso, esa mujer era a quien menos pensaban  encontrar y menos con su pequeña.

– ¿Chaewon? ¿Gyeong? – llamó su papi mientras corrían hacia ellos– ¿Están bien?

– ¡Si papi! – respondió Chaewon

Era claro quién era esa mujer, mientras más se acercaban lo comprobaban.

– Esta pequeña es… ¿Tu hija? – preguntó la mujer encantada con la sonrisa de la niña.

– Así es, es nuestra hija… 

– Y el pequeño es…

– Así es… Madre.

La  pequeña era hermosa, su piel blanca, su cabello oscuro, largo y brillante y los ojos y Orejitas eran iguales a los de su padre. A diferencia del pequeño que en absoluto tenía algún parecido con ellos. 

– Qué les puedo decir… Hijo.

– No tienes que decir nada y no espero que lo digas.

El haber alejado a su hijo de ese chico que en principio creyó que solo era un capricho, no la llenó en absoluto de la satisfacción que esperaba, ver a su hijo destrozado por la partida del pequeño joven, le dejó un vacío en su corazón, alejándose de todo y de todos para evitar seguir haciendo daño.

– Veo que aún no me han perdonado.

–Claro que la hemos perdonado, pero no es fácil olvidar todo lo que pasó gracias a usted, eso bien lo sabe.

Ese vacío en su corazón fue menos profundo gracias a las palabras de su hija menor Jun, quien la hizo entender que no podía seguir inmiscuyéndose en la vida de su hijo y que ese chico que ella tanto despreciaba, no era más que la felicidad de ChanYeol. 

– Aunque podríamos… Comenzar de cero.

Todos merecemos una segunda oportunidad y más si se está arrepentido desde el corazón  tal cual era el caso de la señora Park, quien años atrás entre llanto y aflicción, buscó el perdón de quien un día se empeñó en lastimar a morir. 



MI ÚLTIMO AMANTE (chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora