Capítulo 19

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Llueve, estoy empapada, es de noche y la única ropa que llevo de abrigo es el uniforme del trabajo. El viento frío sopla poniendo los pelos de todo mi cuerpo de punta al ponerse en contacto con mi piel, mis lágrimas se confunden con las gotas de agua que caen sobre mi cara, mis piernas dejan de aguantarme y caigo de rodillas frente a la roca tallada en forma de cruz, donde se puede ver grabado el nombre de Alex Byrd Duarte 1993-2023.

24 horas antes...

¿Qué coño está pasando?, ¿Por qué ese chico me está mirando todo el rato?. No lo conozco de nada, ni siquiera me suena haberme cruzado con él alguna vez.

Si no conociese a Nathan pensaría que está negociando conmigo para venderme o algo así. Dios esto parece un encuentro clandestino entre dos traficantes y yo, la chica pringada que la palma al final, y la tranquilidad de Bayron lo único que hace es ponerme más nerviosa. Al final, después de mantener, por lo que parece, una conversación acalorada, Nathan se da la vuelta y con cara de pocos amigos vuelve al coche.

-¿Qué ha pasado?. -Pregunto enseguida.

Nathan se sienta, cierra la puerta y sin ni siquiera ponerse el cinturón, acelera y nos vamos de ese lugar.

-¿No me vas a contestar?. -Vuelvo a preguntar pero solo recibo una mirada asesina por el retrovisor de su parte y decido callarme antes de liarla más.

Durante el trayecto el coche va en un silencio sepulcral que ninguno se atreve a romper, con solo mirar a Nathan sé que está muy cabreado, y de la misma manera, también sé que no me va a contestar nada de lo que quiero saber. Resoplo cabreada ahora yo también, ¿Cómo puede llegar a ser tan hermético cuando quiere?. El coche se para y veo que estamos enfrente de mi casa, pensaba que volveríamos a la base de nuevo.

-Mañana te traigo la moto.

¿Qué?, ¿Y ya está? ¿Ni un beso?, ¿Ni un adiós?, ¿Ni un hasta mañana cariño?. Nada. Me quito el cinturón, salgo del coche y al cerrar la puerta meto un buen portazo. Para chulo él, chula yo. Gracias al cabreo que llevo encima en estos momentos, camino a paso rápido hacia el portal pero antes de llegar oigo como se abre una de las puertas del coche.

-¡Lex!. -Me llama.

-¡Que te den!. -Grito mientras sigo caminando.

-¡Lexa!.

Vaya ahora soy Lexa, miedo me da cuando dice mi nombre entero, aún y así, sigo sin hacerle ni caso. Llego al portal, cojo las llaves y abro la puerta.

-¡Quieres hacer el favor de escucharme!. -Dice cuando llega hasta mí cogiéndome del brazo.

-¡No!. -Digo girándome para mirarle a la cara. -¿Me has escuchado tú cuando te he preguntado?. -Le echo en cara.

-Te recuerdo que no soy el único que esconde cosas. -Dice entre dientes.

-No es lo mismo. Lo que yo no te quiera contar de mi vida es cosa mía, pero se veía a leguas que estabais hablando de mí y creo que tengo el derecho de saberlo.

Nathan me mira pero sigue sin salir una sola palabra por su boca.

-¿No vas a decir nada no?. -Le carbonizo con la mirada.

No obtengo respuesta, al final cansada asiento, doy media vuelta y me voy a casa, mañana será otro día.

* *

Cuando me suena la alarma del móvil, lo cojo, la apago y nada más mirar el día en el que estamos tiro el móvil a la otra punta de la cama con intenciones de volverme a dormir. Hoy no es un día bueno. Sé que pronto mi hermana y Zaida van a empezar a llamarme y a perseguirme por todos lados, así que decido coger unas cuantas cosas e irme a mi lugar secreto.

Inconsciente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora