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Aang

Terrence, que me observa por la video llamada después de nuestra reunión, me pregunta:

—Ey..., ¿y esa sonrisita de idiota enamorado?

Al oírlo, vuelvo a sonreír y, mirándolo, respondo:

—Es el efecto Thais. No sé cómo puede cambiar tanto mi vida solo con su presencia.

Él asiente.

—Sorprendido me tienes —dice sonriendo también.

—¿Por qué?

—Aang..., que nos conocemos —se mofa.

Bueno. Entiendo a qué se refiere, pero, como necesito que me crea, insisto: —Lo pasado está en el pasado. Su regreso es lo mejor que me ha pasado.

Veo un gesto de incredulidad en mi amigo. Nos conocemos desde hace muchos años y nunca, pero nunca, me había pasado nada así con una mujer.

Thais es la única mujer de mi pasado que se va y vuelve a mi vida; porque es la única persona que siento que no puedo vivir sin ella.

—Sé que no me crees —insisto.

—Así que, es cierto. ¿La perdonaste?

Asiento.

Es cierto, soy un hombre felizmente enamorado. He hecho algo que juré mil veces que nunca haría, e indico: —Y lo volvería a hacer solo con ella. Ninguna como Thais.

Mi respuesta le hace levantar las cejas y, curioso. —Hey, amigo..., me estás asustando.

Asiento. Me asusto hasta yo, pero indico con sinceridad: —Yo igual estoy asustado por todo lo que ella me hace sentir. Pero la amo, cuando veo a Thais, no pienso que es la mujer con quien pasaría el resto de mi vida. Si no que veo a la mujer con quien se que mataría por tener en mi vida, la única persona que hace que mi vida tenga sentido. He estado vacío estos últimos seis años sin ella y hoy puedo decir que me siento vivo de nuevo. Con ella tengo todo lo que nunca soñé tener, pero deseo conservar por el resto de mi vida que ahora que lo tengo.

Mi amigo, con el que he compartido muchas juergas y mujeres, tras escucharme asiente y murmura: —No sé si darte el pésame o la enhorabuena. Pero me alegro no ver tu cara larga amargando mi existencia, solo asegúrate de ponerle ese anillo antes de que se te escape de nuevo.

—Aunque ella no lo sabe ya está unida a mí de por vida.

Terrence se despide, recordándome lo de la propuesta de matrimonio.

Dejo mi laptop a un lado.

—Thais —susurro.

Murmura en sueños y se da la vuelta lo suficiente como para que las sábanas bajen y me muestren sus pechos. Los he marcado probablemente por quinta vez esté día no dudo en pasar un dedo sobre una marca de mordisco.

Nos la hemos pasado más en la cama que otra cosa, si no fuera porque tiene que cenar la dejaría dormir para que recupere sus fuerzas, pero comer le ayudaría. Después que estuvimos en el jacuzzi del barco teniendo sexos como dos personas que han durado una vida sin hacerlo, saltamos al mar totalmente desnudos, cantamos, bailamos y luego volvimos a hacer el amor, a nuestro estilo, obviamente —el romance es una cuestión de interpretación—. Hasta que mi pequeña quedó agotada. Ahora debo despertarla para que se alimente.

Ella es dulce y hermosa cuando duerme, de hecho es hermosa en todos los sentidos conocidos por el hombre. Su cabello está esparcido por toda la cama, la beso en la mejilla y decido dejarla dormir un poco más, cuando tenga hambre se va a despertar. Voy a tomar mi laptop para adelantar algo de trabajo cuando veo el de mi pequeña que está al lado se enciende. Sube un mensaje de un número desconocido.

Abyss [Libro #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora