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— yo creo que mejor me voy yendo. —me levanté, me sentía de todos los modos posibles.
Siento que tengo la presión baja, el calcio, las piernas, no se.
— ¿Me vas a dejar que lo enfrente sola? Vos me dijiste que serías capaz de hablar con él. —me mira Lola, totalmente indignada.
— si, pero cuando estemos seguros de todo, vos me seguís histeriqueando, ni sé si mañana me vas a querer. —rode los ojos, Lola era media rara a veces.
— bue boludo ¿Es joda lo que me estás diciendo? Y yo que enserio pensé que querías estar conmigo.
— ¡Si quiero estar con vos! Pero vos nunca me aclaraste las cosas.
— ¿Cómo que no? ¿Te pensás que cogería con alguien cualquiera? No, son momentos que tenemos vos y yo, momentos que dicen más que mil palabras¿No?. —me habla, estresada.
La situación se me estaba yendo de las manos, quiero estar con Lola, obviamente que quiero tener toda una vida al lado de ella, pero hablar con Marcos... Y encima hablarlo tan rápido, no tengo ni la menor idea de dónde estoy parado en estos momentos.
Pero era demasiado tarde, porque sentimos como Marcos estacionó la camioneta, nos miramos rápidamente, ambos con la misma cara de pánico, ¡Más yo!.
NADIE QUIERE QUE MARCOS ROJO SE ENOJÉ CON UNO
— creo que ya es tarde para que vayas, a menos que te tires por la ventana. —hace hombritos, Lola.
— pero Lola ¿Qué le vamos a decir?. —la mire.
— la verdad, no se, que nos estamos conociendo, probando que onda. —suspira.
Lía abre la puerta, cagandose de risa, nosotros la quedamos mirando, Lola con su peor cara de orto, yo pidiéndole ayuda, que me ayude a salir, no se.
— voy arriba, ahora viene Marcos. —se ríe, sacándose las zapatillas.
— pendeja de mierda, ahora a vamos a hablar vos y yo. —le dice Lola, Lía le saca la lengua.
Se va corriendo arriba, apenas me di vuelta me choque con el cuerpo de mi futuro cuñadito, dios que cara de orto que está teniendo.
Capaz si niego todo, y digo que Lola me obligó a mi no me haga nada.
