𝗽𝗲𝗿𝗰𝗼𝗿𝘀𝗶 𝗱𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶| ᵉˣᵉᵠᵘⁱᵉˡ ᶻᵉᵇᵃˡˡᵒˢ

𝟥𝟦

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𝐸𝑥𝑒𝑞𝑢𝑖𝑒𝑙
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— dale chango. —habla Langoni de brazos cruzados.

— ¿Qué pasa? —lo mire mientras dejaba mi celular.

— quiero que hagamos un asado. —me sacude el brazo.—, Dale porfis.

— ¿Por qué no lo pones en el grupo?

— porque sé las respuestas. —rueda sus ojos.—, Iara va a decir que no puede, Alan va a preguntar si puede venir con Victoria, Luis va a decir que no porque ellos no van, Lola y vos tampoco van a querer.

— amigo. —me río.—, Llamo a Lola y si te pinta nos juntamos a comer unas pizzas a la parrilla ahora al medio día, decile a Juana.

— ¿Y el asado a la noche? —sonríe cómo un nene.

Le pegué en la cabeza riéndome, a veces entendía a mis amigos, el grupo se había desarmado de cierta manera, ya no éramos los mismos amigos que se juntaban a comer cada tanto o armaban jodas.

Me meto a bañar mientras escuchaba un poco de música, salgo rápido de bañarme y me puse un jogging negro, me quedé frente al espejo así arreglándome un poco el pelo, poniéndome desodorante y demás.

Mi mirada va directamente a mi costilla, dónde tenía ese tatuaje, me lo hice con 16 años, claramente no pensaba en nada, pero tampoco quiero hablar del tema.

— ey chango. —entra a la habitación Langoni.

— ¿Todavía no te fuiste? —le pregunté suspirando, él me miró mal.

— Juana me dijo que si, así que Lola va a tener que decir que si. —sonríe.—, Que tatuaje más choto chango.

— bueno, bueno. —rode los ojos y agarré una remera.

— ¿Qué significa? —se tira a mi cama y me queda mirando.—, El nombre de Lola, boe.

— no... —lo mire suspirando.—, ¿Vamos a comprar? De pasó llamó a Lola.

— ¿Cómo qué todavía no la llamaste? —me mira estresado.

— la llamo en el camino compa, tranquilo. —me río agarrando las llaves del auto.

Salimos de mi departamento, bajamos hasta el estacionamiento, Langoni al final se fue con Juana, fue a buscarla y de ahí iban a la casa de Lola, yo organice todo sin preguntar antes, pero eso es lo de menos.

— estaba hablando de algo importante con mi hermana. —me atiende Lola.

— ¿Para qué me atendiste entonces? —le pregunto riéndome.

— ¿Qué pasa chango? —pregunta ella sin paciencia.

— ¿Hacemos unas pizzas a la parrilla querés? Con Lango y Juana.

— ¿A dónde? Ya me hiciste dar hambre. —se queja y yo me reí.

— en tu casa Lo, ¿Te parece? Tengo que ir a comprar las cosas.